lunes, 14 de septiembre de 2009

DISCURSO DE INCORPORACION DEL ACADEMICO DANILO SANCHEZ LIHON


SIGNO DE REBELIÓN ES LA LITERATURA INFANTIL EN EL PERÚ

1. Vigencia
de la literatura infantil

Para reflexionar en serio acerca de la literatura infantil propongo partir de una pregunta básica y es esta: ¿es válida en el mundo moderno para encarar los graves problemas del presente y darles solución?
Interrogante moral porque debiéramos militar en donde estemos absolutamente convencidos que radica la enmienda total de los conflictos capitales de nuestra realidad.
Porque si ella no es la solución entonces salgamos de este salón y vayamos hacia aquel lugar y posición donde consideremos que está la solución a todos los problemas. Si es necesariamente la montaña cogiendo las armas vayamos allí.
En donde estemos seguros que reside el punto de apoyo de la palanca que ha de ser capaz de cambiar el mundo allí debemos estar. Por eso yo estoy aquí, porque yo hace tiempo identifiqué este claro de bosque para luchar por el cambio definitivo. Y por eso yo lucho desde esta trinchera, desde esta atalaya que es la literatura infantil.
Si así pensamos entonces permanecer vigilantes en esa colina y punto de vigía. ¡Hagámonos presentes aquí! ¡O, aquí! Y militemos fervientemente por lo más caro y trascendente que haya en la vida.

2. ¿Resuelve
cuestiones raigales?

Porque, tal y cómo están las cosas no podemos perder ni un minuto de tiempo porque tal y como están las cosas hay que actuar de inmediato, porque de ese lapso pende la victoria.
Pero en nuestras realidades, tan atravesadas de crisis, deformaciones, desquiciamientos, corrupción y hasta infamia, en un mundo tan desalmado y hasta espeluznante, ¿la literatura infantil sirve?
¿Tiene vigencia? ¿Funciona?
¿Nos es útil para superar situaciones adversas, complejas y hasta aberrantes?
¿Acaso ella, la literatura infantil tan tierna, aparentemente ingenua, menuda y lábil, que tiene el sello de lo íntimo, de lo entrañable y hasta de lo candoroso, puede ayudarnos a vivir?
¿Resuelve cuestiones raigales del mundo real y objetivo? ¿O estará bien considerarla un mero deliquio, confinado a la órbita del ensueño, de la fantasía y de la ilusión?

3. Exorcizándolos
para siempre

Grandes males, hechos perversos asolan la vida actual: campea en la tierra el abuso, la iniquidad y la vileza.
Y, como secuela, en la gran mayoría ¡la hosca y helada indiferencia!
¿Puede enfrentarse la literatura infantil a estos engendros, monstruos y esperpentos?
¡Sí! ¡Puede! En esto creemos fervientemente, al punto que pensamos –sin perder objetividad y sin incurrir en idealismo– que es solo ella la que puede cambiar el mundo.
Primero, porque nos enseña a asumirlo y a comprometernos con él, luego a encarar las anomalías y deformaciones, a liberar potencialidades y finalmente a resolver los problemas con honestidad, ingenio y valor.
Y termina graciosa pero sinceramente imbuyéndonos de heroísmo y ¡exorcizándolos para siempre!

4. Joyas
de la sabiduría humana

No se trata pues con la literatura infantil de perpetrar una evasión, tampoco solazarnos con el adorno ni extraviarnos en el deleite, vía por la cual queramos escaparnos a soñar mundos irreales, y consecuentemente vacíos y artificiales, sino dar solución a los problemas acuciantes de nuestro entorno.
Pero, ¿de qué modo?
Lo primero que nos enseña la literatura fantástica tradicional –en los relatos ancestrales como son los mitos, leyendas y cuentos de hadas; fábulas, apólogos y relatos folclóricos– es que los males, los espantos y los estados horripilantes se salvan, se revocan y redimen con estos tres componentes implícitos e inmersos en la literatura infantil: honestidad, ingenio y valor.
Pero nos enseñan estas joyas de la sabiduría humana, y desde el inicio, algo fundamental, cual es que detrás del dragón, del ser contrahecho y monstruoso, detrás del endriago y esperpento, habita un ser extraordinario y querido.

5. En el fondo somos
nosotros mismos

Que detrás del contrahecho y del deforme está quizá nuestro hermano, nuestro hijo, o nuestros padres desaparecidos. Y que solo con un acto profundo de devoción, de sacrificio y hasta de consagración hará posible liberarlos y con ellos salvarnos nosotros mismos.
Descubrimos en la mágica textura de los cuentos que aquellas temibles y escalofriantes quimeras, arpías y parcas son en verdad seres amados que hemos perdido, que yacen confundidos en el camino o en algún recodo y esperan ser redimidos.
Es más, ellos nos develan que en el fondo somos nosotros mismos hemos quedado cautivos en esas realidades de pavor y de miedo.
Resultando como conclusión de todo ello que los cuentos de la tradición popular que los niños han elegido como suyos, nos presentan diversas y variadas perspectivas.

6. Las manos
en el fuego


Ellas son:
1. Nos hablan de un mundo deformado, de abusos, injusticias y atrocidades.
2. Nos ayudan a encontrar salidas, a tomar alternativas de solución frente a lo confuso, lo violento y lo turbado.
3. Nos alcanzan siempre principios valederos de comportamiento para encarar los problemas y resolverlos.
4. Nos sintetizan experiencias de vida y nos alcanzan sabiduría frente a los retos del mundo y la existencia.
La literatura infantil nos plantea el beso a lo monstruoso que ha de conjurar un encantamiento, como puede ser cualquier realidad difícil; nos anima a abrazar, imbuidos de verdad, belleza y temple, a aquello aparentemente malo, feo y temible, nos coteja desde el ángel a enfrentar lo falso y horripilante.
Y a poner las manos en el fuego por la salvación de lo aparentemente malo y contrahecho.


7. Compartir los dones primeros
que nos lega la vida y el destino

Ahora bien, si partiéramos de la orilla opuesta, es decir no desde los males que nos acosan sino desde el ámbito de la felicidad y se nos preguntara:
¿Cómo quisiéramos que fuera el mundo y la vida? Y se nos dijera: dinos con toda tu capacidad de ilusión, de idealismo y de anhelo, ¿cómo quisieras que el mundo fuera?
Nosotros, arrobados, diríamos seguramente, Y ojalá que alguna vez ello no solamente fuera una pregunta y una respuesta sino que se volviera palpitante realidad:
– Quisiera que el mundo fuera hermoso...
– ¿Qué más? –insistirían.
– Que sea una aventura suprema –sería la respuesta.
– ¿Qué más? –se seguiría preguntando.
– Que esté lleno de sentido; que sea rico en significados y trascendente.
– ¿Y, qué más?
– Que valores como la solidaridad, la identidad, el bien común sean elementos de intercambio cotidiano.

8. Y con ello
tocamos la eternidad

– ¿Algo que agregar?
– Que se imponga la verdad y que se entone siempre el canto prodigioso y a la vez piadoso, de la vida.
– ¿Queda algo?
– Que haya creación, que haya júbilo y entusiasmo por vivir...
Y podría seguir la enumeración.
Pues bien, todo eso es u ofrece o compone el universo propio y genuino de la literatura infantil. Es esa capacidad de vivir con encanto, con riesgo, con trascendencia y bien común.
Pero falta quizá algo qué decir: ¿Qué es lo que anhelaríamos, ya como ensoñación máxima?
Eliminar la muerte, respondería alguien. Pues bien, también eso se logra a través de la literatura infantil, pues ella es la capacidad de compartir los dones primeros que nos lega la vida y el destino y que hacen la esencia de existir. Y con ello tocamos la eternidad.

9. La matriz desde la cual
otras literaturas parten

La literatura infantil, la lectura, la creatividad son los cauces, las grandes avenidas, las grandes sendas por donde tiene que enrumbarse la educación y la formación del hombre.
Ella no es un derivado o un subproducto de la literatura adulta o de la literatura convencional.
Es, al contrario, la matriz, el tronco desde el cual las otras literaturas parten. Y son ramas, porque primero fue la literatura infantil, representada en mitos, leyendas, relatos orales, rimas, adivinanzas.
Y creo que los grandes autores de literatura lo han sido o lo son porque tuvieron en su infancia un gran sustrato de literatura oral o infantil en su formación como creadores.

10. Valiéndonos de las palabras
prolongar la vida

Hagamos por eso una literatura infantil pródiga como es nuestro continente, una literatura de la libertad y del amor.
Y hagámosla y difundámosla por el ángel que hay en todos los hombres.
Hacer una literatura infantil de los valores eternos, del asombro del niño ante el universo como una actitud perenne en nuestras vidas.
Del arte como una poderosa fuerza unificadora.
Del afecto y la solidaridad como potencias decisivas en la batalla por alcanzar la dignidad definitiva del hombre sobre la faz de la tierra.
Y, como en Scherezada, valiéndonos de las palabras prolongar la vida, exorcizar la muerte creando mundos nuevos.

11. Esa palabra hecha arrullo,
de fervor y alegría

La tierra prometida la representaron los profetas bíblicos como el país de “la leche y de la miel”. Esa tierra prometida es la infancia que para el recién nacido será además de leche, de miel que es la palabra hecha profecía, y si es que la palabra se nutre de ternura, de encanto y de sortilegio; si es que a través de las voces de nuestros mayores hay la dulzura de un panal o de un limonero en flor.
Por eso, en la pedagogía del lenguaje con niños pequeños es importante vivenciar la floración de la palabra en sus múltiples formas, es decir: hay que vivir la palabra. Y no hay manera más intensa, luminosa y reveladora de hacerlo que a través de la literatura.
Porque allí estará la palabra que lo acoge, lo llama y lo arropa: la voz de la madre o de la persona que lo alienta, lo anima y acaricia. Y estará esa voz hecha arrullo, canción, nana o villancico de fervor y alegría, y habitará Dios en esa ara o recinto de la palabra genuina.
¿Y qué significará ello en nuestro orden cultural, en nuestro gran edificio de hechos significativos y trascendentales? Algo que llamamos todavía, sin la grandeza con la que debiéramos pronunciar estas palabras: literatura infantil.

12. El poder y el hechizo
de la literatura

El embeleso del niño ante la palabra con chispa, candela u hoguera, cuando se enciende su mirada y su corazón se hechiza ante algo nuevo y significativo: ¿Qué milagro, hecho o acto sublime ha ocurrido para que se nazca hacia otro mundo, para que dejemos una condición limitada y seamos otra trascendente, para que nos elevemos por el aire y viajemos a velocidades de vértigo hacia otras realidades?
Es tan común dejarse apabullar, sentir que nada cambia, comprobar la prisión del tiempo y el espacio en torno a nuestras vidas, pero he aquí que de repente una imagen, un verso, una presencia sublime golpea nuestras vidas.
Y es a través de una palabra dicha o escrita, es a través de un pasaje leído en un libro que nuestra vida se vuelve maravilla y paraíso. He allí el poder y el hechizo de la literatura.
La palabra como imagen es una característica de cómo el niño se posesiona del lenguaje para conocer mejor y expresarse.
Y al decir imagen es como decir espejo, contorno, perfil. U objeto imaginario, pero nítido y lleno de poder ante la sensibilidad del niño.

13. Se escribe
"para los niños"

Por eso, la literatura infantil es una tarea mucho más compleja que el resto de literatura.
Cuando se escribe literatura para niños la actitud es diferente que cuando se escribe narración o poesía a secas, o aquella que no es literatura infantil, en donde el autor se exalta o se queja, confiesa o explota.
Se escribe literatura infantil cuando se tiene algo valioso que ofrecer.
En muchos casos, el quehacer de la obra de arte abarca únicamente el nivel de la expresión. Esto es –haciendo referencia a la teoría de la comunicación–, el proceso que va del emisor al mensaje.
Cuando el poeta escribe lo que siente o padece no hace otra cosa que unir la fuente con el lenguaje.
Pero cuando vamos más allá y pensamos en el receptor, es decir, en un público determinado, el asunto se complica. O se enriquece si es que tenemos la sensibilidad para reconocer en el niño a un artista consumado
Se supone entonces que hay una intencionalidad. Se escribe "para los niños".
Ese "para" implica propósitos.

14. Caracterización
de la literatura infantil

Pero, entonces, ¿qué es lo que hace que cierta literatura sea adoptada, escogida, querida y hecha suya por los niños?
Un hecho sencillo: ellos mismos la eligen cuando refleja sus problemas, responde a sus preguntas, expectativas, preferencias y vivencias.
La incorporan a su mundo si es que, a través de ella, pueden ver representados sus sentimientos, emociones y experiencias, igual a lo que ocurre con los adultos: cuando seleccionan o eligen una literatura lo hacen en función de sus especiales afinidades.
Siendo la literatura infantil parte indesligable de la literatura general, tiene, sin embargo, particularidades que la definen en relación al resto, peculiaridades que presentan cada una de las ramas de esta manifestación trascendente del ser.


15. Una literatura infantil
de la esencia del ser

Para mí la literatura infantil es algo muy serio, ético y moral.
Hay por ahí la actitud de quienes existen en la medida en que son novelería, niños corriendo tras un libro, porque se recreó la historia en dibujos animados y salió en la televisión.
O los libros de Harry Potter, porque es una novelería y porque se les ha armado toda una mitología en la industria editorial y en los medios de comunicación.
Requerimos y convocamos a una literatura infantil de la esencia del ser, de la compasión y de la esperanza. No la del marketing, del extravío y de la novedad o novelería. La literatura es dolorosa.

16. Se ha tomado plena conciencia
de su complejidad

En la selección de temas viene el gran equívoco y precisamente por poner mucho cuidado en ello.
Este cuidado es, lamentable, el que nos lleva a los más serios errores.
Porque como en ella se trata de elegir lo mejor es que la literatura infantil está tan poblada de idealismo, dando como resultado con frecuencia una pésima literatura.
Bien conducida, la literatura infantil es importantísima en la formación intelectual de un niño, estando ya demostrado que ella es el sustrato que posibilita los inventos, los avances y descubrimientos científicos, así como una personalidad firme y expresiva en el hombre.
Por eso, en algunos países, se está empezando a replantear el problema del progreso humano a partir de esta manifestación cultural.
Lo que sí es un logro es que se ha tomado plena conciencia de su complejidad, por ser mas difícil y arduo satisfacer al publico infantil, que es mucho mas sensible en apreciar los contenidos.
Como es mucho más sutil en percibir las resonancias del lenguaje e, incluso, mucho más lógico en el análisis de los procesos.

17. Temas y enfoques
en la literatura infantil

En el campo de la literatura infantil casi siempre surge la pregunta acerca de cuál debería ser la temática y enfoques característicos de este campo.
Hay diversas conceptualizaciones y actitudes, pero si quisiéramos sintetizar en unas cuantas palabras nuestra apreciación acerca de este tópico diríamos que la verdad debería ser el tema insoslayado, encarado bajo todas las formas, buscado en todos los descansos y trajines.
Y esto es algo más que hacer literatura, porque la verdad entraña además de un sentido de belleza, propio de la literatura, un sentido ético que siempre debe alumbrar el trabajo del creador de la literatura infantil.
Pero la verdad del autor del libro para niños debe ser integral, porque hay verdades a medias, buenas intenciones, mentiras piadosas, cuentos con falsedades, flores, mariposas, puerilidad que no son la verdad completa que el niño necesita. La verdad del creador de literatura infantil tiene que ser resultado de una rica experiencia vital, producto de haber observado e investigado rigurosamente la realidad social, cultural, económica; consecuencia de haber reflexionado sobre el pasado, presente y futuro del pueblo; resultado de una correcta ubicación política.

18. Lo propio y cercano
a nuestro mundo

No debemos aceptar una literatura infantil que escoja únicamente el lado bueno de las cosas cuando impera lo perverso, como viene ocurriendo. Porque nada lograremos preservando al niño de su confrontación con la realidad.
Si la literatura infantil les encara un problema, hay mayor posibilitas para que el niño sea, ahora y después, un factor coadyuvante para solucionarlo.
Si no quisiéramos parecer pretenciosos, podríamos reemplazar el término verdad por realidad.
Imaginémonos cuánto avanzaría la literatura infantil si, en vez de los estereotipos, los personajes de plantilla y el taralaralá de los falsos poemas fueran en busca e incorporan a su temática la realidad.
Decimos esto porque en el relato infantil campea y reina lo extraño y enajenante. Eso no es malo si se da asociado a lo propio y cercano a nuestro mundo.

19. Calculada
distorsión

Por eso, hay que reaccionar cuando se hacen únicamente presentes en el mundo del niño hechos y personajes que no forman parte de su realidad, pero que vienen a ser figuras constantes en las versiones literarias que él recibe.
Por ejemplo, reparamos en la figura del lobo que inunda mucha literatura infantil que consumimos. En nuestro caso es necesario viajar a un país extranjero e ir al zoológico para ver por primera vez su figura y su talante hosco, taimado y agresor. Sin embargo, aterra a nuestros niños desde que nacen y crecen, sintiéndose amenazados y devorados por él.
El lobo representa el poder malévolo, la intención agazapada y oculta, el ataque traicionero. ¿Qué se nos está dando a través de este personaje que asoma su fiera mirada en nuestros relatos orales y en los libros para niños?
O bien una calculada distorsión de la realidad, que a nosotros nos compete corregir, o bien una inteligente forma de asimilar desde niños la presencia en el mundo de lobos en el orden social, acostumbrándonos a aceptarlos como algo natural su rol arranchador en nuestras vidas y ya no reaccionando frente a él en nuestras sociedades.

20. Belleza
y verdad


Por eso, al escribir una obra dirigida a los niños hay que hacerla instalados en realidades trascendentes que muchas veces no son precisas, palmarias ni evidentes. Donde mientras más incertidumbre y riesgo haya en la obra, puede ser su trama y su entraña mucho más valiosa frente a otras que intenta desde la superficie servir e implementar determinadas temáticas, expectativas o necesidades muy terrenales en los niños.
Escribir entonces muchas veces sin explicación alguna de por qué se lo hace.
El misterio al cual se enfrenta un escritor de libros para niños debe ser tan grande y vasto que él mismo debe quedar sorprendido y ser el lector extasiado de sus propias imágenes y configuraciones. Y de su propia obra más por la intensidad y magnificencia del arcano que se descorre y desenvuelve que por lo que él logra entender, quiere exponer o intenta dilucidar.
En tal sentido, son requisitos que debe tener una obra para que sea considerada literatura infantil es no escamotear los temas esenciales por otros circunstanciales o de superficie. Debe arrojarse a los brazos de la belleza y de la verdad, por duro que ello parezca, perdiendo en cada arrojo la vida si es necesario, y esto como la única salvación posible.

21. Avecilla
de alas doradas

Son lectores de literatura infantil los hombres y mujeres de toda edad, capaces de conmoverse ante las verdades totales de la vida y del ser del universo representadas en ella.
Porque el concepto de infancia no se reduce a una etapa en la vida del hombre sino a un estado de alma, como es el ser niño: plenos de maravilla, creencia y alborada.
Los lectores de literatura infantil son quienes buscan en los libros sendas y caminos hacia lo eterno.
Los que se arrojan ciegos y decididos a navegar, a vivir o a morir, en los infinitos existenciales.
De allí que los niños de toda edad hagan suya la literatura por ahora llamada infantil y cuyo nombre estricto es literatura universal.
De allí que los seres humanos de 40, 60 u 80 años la lean con fruición e inquietud y sientan que son niños en la plenitud y grandiosidad que tiene este concepto, esta actitud y esta moral frente a la vida.

22. Una sombra de luz
en la noche infinita

De allí que con ella sintamos que nos hemos elevado a la cima de una montaña para sentir que el dolor y el riesgo de vivir están justificados plenamente.
De allí que son lectores naturales de este arte los seres transidos y atravesados con la flecha de todos los enigmas.
Que hacen del alma humana una avecilla de alas doradas que surca con una sombra de luz la noche infinita.
Aquella tendencia sigue pautas y patrones de dominación cultural avasallando y haciendo un mundo injusto y como tal desequilibrado e inestable.
Y no de seres sino de entes y objetos mecanizados, y que está gobernada por una intencionalidad: vender y dominar a favor de un modelo cultural que favorezca los intereses de unos pocos.
A eso se opone la literatura infantil verdadera, de los pueblos primigenios.
Y ello es heroico.

23. Parte de nuestra cultura activa,
comprometida y militante

En este panorama, culturas testimonio resultan ser las del Perú con su arte insólito y excepcional, como es la literatura infantil de nuestros pueblos recónditos, compuesta de mitos, leyendas y todo el amplio repertorio de contenidos y valores supremos de que está ella poblada.
Donde ella forma parte de los recursos de la resistencia moral llamada a defender lo humano, porque son ámbitos en los cuales pervive una rica tradición cultural.
Es hacia aquellos ámbitos a los cuales debemos empezar a tender los puentes, implementado programas de incorporación de aquel acervo a fin de formar parte de nuestra cultura activa, comprometida y militante.
Por eso, elemento de enorme significación en este contexto es que mucho de esta literatura es el mundo alternativo de la resistencia activa, contumaz y heroica de nuestros pueblos al fenómeno de la globalización, que es lo mismo a decir a la homogenización mundial basada en la utilización omnímoda de los medios de comunicación.

24. Ser poeta de niños

Culmino, agradeciendo a la Asamblea Nacional de la Academia Peruana de Literatura Infantil y Juvenil por la invitación para incorporarme como uno de sus miembros, citando unos versos de mi poemario “Ronda es el mundo”, que dicen:
TODAS LAS VOCES JUNTAS:

Enlacémonos fuertemente todos
de manos, de brazos, de corazones;
en ronda de amigos, de generaciones
de gente conocida y otra por conocer.

De seres que se aman. Que se ayudan
y anhelan, aquí y más allá, estar bien.
Ronda de sabernos seres humanos
¡plenos de esperanza y fraternidad!

CORO:

A la ronda-ronda, juegan
los siglos, los años y meses.
Danza la tierra, la luna y el sol
girando de un eje a otro eje mayor.





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