jueves, 18 de diciembre de 2014

A PROPÓSITO DE "SHICA SHICA DE LIMÓN" DE ROBERTO ROSARIO
Por: Alejandro Mautino Guillen

Conquistar la literatura infantil o a los lectores de esta, es un camino complejo y a veces largo, pues las preocupaciones, los motivos, los gustos, las fantasías y las inquietudes de estos lectores cambian de generación en generación. Consciente de esta problemática y de la voluntad de incluir a la literatura como el arte de la lectura y la imaginación en los niveles de inicial y primaria, Roberto Rosario Vidal (Lima, 1948) ha emprendido un sendero difícil en este país, el cual consiste en sembrar lectores. La publicación de este texto, demarca dos linderos desde mi perspectiva. Por un lado, se concentra el autor en un homenaje a Caraz a través del develamiento de las experiencias y peripecias del narrador autobiográfico y; por otro lado, evidencia a través de los temas y el estilo su predilección por la literatura infantil.

Roberto Rosario Vidal, como indica uno de sus libros es un trotamundos, es Licenciado en derecho y ciencias políticas por profesión. Poeta y narrador por vocación y devoción. Es, asimismo, gestor del movimiento peruano y latinoamericano más importante referido a la promoción de la literatura para niños y jóvenes. Fue presidente fundador de la Asociación Peruana de Literatura Infantil y Juvenil (APLIJ-1982), es también miembro del Encuentro Nacional de Escritores que promocionan la publicación de libros y la lectura entre niños y jóvenes. Junto con la escritora uruguaya Sylvia Puentes de Oyenard y el escritor cubano Luis Cabrera Delgado, fundó el año 2002 la Academia Latinoamericana de Literatura Infantil y Juvenil, entidad cultural sin fines de lucro que en la actualidad cuenta con filiales en Bolivia, Chile, Cuba, Ecuador, Panamá, Uruguay y Perú. Es autor de un conjunto de obras de literatura infantil, en la que destaca El trotamundos, Shica shica de limón, El oso maloso, etc. En ensayo destaca La poesía infantil y La literatura infantil en la educación inicial y básica. En Novela, resalta Shica shica de limón, Señal de la Cruz y Volcán de viento.

Recientemente, acaba de aparecer la tercera edición de su novela Shica shica de limón (Lima, Editorial San Marcos, 2014), pues la primera edición fue realizada en Lima por la Editorial Sagsa en 1987. A continuación, exploramos los principales aspectos técnicos y temáticos que esgrime la escritura de Roberto Rosario.

Shica shica de limón es como señala el narrador ancashino Óscar Colchado Lucio en la contratapa del libro una nouvelle; es decir, una novela corta. Pero habría que agregar que esta nouvelle desarrolla una de las características de la «novela de aprendizaje o Buildungsroman», la transición y el aprendizaje desde la niñez. La obra consta de 31 secciones que se encadenan como fotografías de los momentos felices, las experiencias, los sueños, las aventuras, las ilusiones, las travesuras, los recuerdos, etc. En cada sección titulada, el narrador de tipo autobiográfico pareciera describir cada escena, cada fotografía del pasado ahora que se enrumba o retorna a la ciudad de Lima a continuar sus estudios secundarios. El libro de Roberto Rosario trata del viaje que realiza un niño (Gabriel) desde la capital (la ciudad de Lima) al lado de su madre (Florencia), hacia un lugar nostálgico de la sierra de Áncash, Caraz, para volverse a encontrar con su padre (Macshi, el dueño del negocio fotográfico “Foto Flash”), donde poco a poco conocerá la naturaleza, las costumbres, los rituales, los caracteres psicológicos de la gente y del entorno ecológico caracino.

En este sentido, convendría reflexionar sobre la naturaleza del narrador, pues se trata de un tipo de narrador autobiográfico. Las dos primeras secciones, “La carta de papá” y “el viaje”, tienen que ver con el tema de la búsqueda de la identidad. En la Odisea, Telémaco indagando en las noticias sobre su padre emprende un viaje en su búsqueda, que es al mismo tiempo la definición y el autoconocimiento de éste por intermedio del padre. La fórmula la usa Juan Rulfo, en Pedro Páramo, donde Juan Preciado buscando noticias de su padre viaja a Comala. En Roberto Rosario aparece también este tema como señalamos en las dos primeras secciones; la primera es la noticia de la existencia del padre y la segunda es el viaje que emprenderá Gabriel para experimentar aventuras una vez ubicado al padre y definir sus temores, fortalecer su identidad ligada a Caraz y conocer también al abuelo. Este tema no es gratuito, pues se trata de la representación del aprendizaje y el desciframiento de los caracteres psicológicos del niño Gabriel allá en Caraz. Esta representación mítica culmina con el retorno del joven héroe Gabriel, pues él en Caraz ha experimentado muchas aventuras con los caracinos, ha experimentado situaciones pasionales (amor, odio, rencor, envidia, placer) y se ha desarrollado psicológicamente fortaleciendo su carácter de “observador”. Esta característica del narrador es clave para entender el proceso de aprendizaje que tuvo como hijo de un fotógrafo, pues por el lenguaje y por el foco de narración que hace en cada sección de la nouvelle se puede advertir sus múltiples planos, sus enfoques, sus detalles, su mirada sobre las costumbres, los rituales, las comidas, incluso su capacidad para captar el sonido o el lenguaje de los animales.

Otro tópico que quisiéramos subrayar es el tema que engloba a la música, la poesía, la canción popular y los sonidos que emiten los animales. Probablemente aquí se deje constancia, a partir de los recursos propios del canto, la música y la poesía, de la influencia del autor real en su obra. Efectivamente, Roberto Rosario es también autor de poesía y probablemente amante de la música popular, que aparecen fragmentadas como recuerdos a lo largo de la nouvelle. El personaje Gabriel en este sentido resulta siendo un alter ego del autor real, pues es este niño es quien recuerda los poemas que aprendió en el colegio, recuerda los villancicos cantados en la casa de Shesha Villanueva, recuerda el canto y los sonidos que emiten los animales domésticos y silvestres, recuerda las canciones que escuchaban sus padres en los almuerzos en el campo, recuerda algunas canciones de la costa, etc.

Otro tema que importa enfatizar en este proceso de búsqueda de la identidad (búsqueda del padre) y de desarrollo de las habilidades sensoriales (la musicalidad y el lenguaje de los animales, la experimentación de las aventuras y travesuras individuales y grupales, el sabor de la comida andina y del shica shica, la mirada descriptiva del entorno, los olores del campo y la ciudad), es la representación de las racionalidades en la nouvelle. En la obra de Roberto Rosario Vidal se advierte que hay una convivencia entre dos tipos de racionalidades. Por un lado; la racionalidad andina representada por las costumbres de los indios de Parón, las tradiciones orales aún vivas en muchos personajes de la novela y por la representación de la lengua quechua en algunos personajes y; por otro lado, la racionalidad cristiana con la idea del pecado en la escena de la primera comunión de Gabriel, en las misas de domingo, en los santos que son aludidos constantemente y en las celebraciones de navidad. Tal mezcla y descripción en cada sección revelan la construcción de un cristianismo andino en la visión del personaje autobiográfico, pues no rechaza los valores culturales paternos, pero tampoco disiente de la religión cristiana. Al final de la nouvelle, el personaje logra identificarse con este sincretismo cultural; pues es el momento del retorno a Lima y con este, la manifestación de la nostalgia y la activación de la memoria cultural.

A nuestro entender, la obra Shica shica de limón de Roberto Rosario tiene que ver, aunque no estrictamente, con la «novela de aprendizaje o Bildungsroman» por la dimensión temática que apunta, ya que los tópicos del libro tienen que ver con la evolución y el desarrollo físico, moral, psicológico y social de un personaje niño en el proceso de socialización, decisión y actuación. Por otro lado, a nivel técnico, se trata de una nouvelle o novela corta, pues dicha obra tiene menor extensión que una novela y menos desarrollo de la trama narrativa y de los personajes. Asimismo, se puede advertir las huellas del sentido picaresco en las aventuras de Gabriel, el personaje niño y sus travesuras en Caraz. Esta brevedad no se debe confundir con el cuento, pues no tiene los recursos técnicos expresivos de este. Por lo que queda decir del libro, Shica shica de limón, este demarca dos linderos; uno que se concentra en un homenaje a Caraz a través del develamiento de las experiencias del narrador autobiográfico y; otro, evidencia que los temas y el estilo apuntan a la construcción de una literatura infantil a partir del descubrimiento del yo.





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