jueves, 18 de diciembre de 2014

A PROPÓSITO DE "SHICA SHICA DE LIMÓN" DE ROBERTO ROSARIO
Por: Alejandro Mautino Guillen

Conquistar la literatura infantil o a los lectores de esta, es un camino complejo y a veces largo, pues las preocupaciones, los motivos, los gustos, las fantasías y las inquietudes de estos lectores cambian de generación en generación. Consciente de esta problemática y de la voluntad de incluir a la literatura como el arte de la lectura y la imaginación en los niveles de inicial y primaria, Roberto Rosario Vidal (Lima, 1948) ha emprendido un sendero difícil en este país, el cual consiste en sembrar lectores. La publicación de este texto, demarca dos linderos desde mi perspectiva. Por un lado, se concentra el autor en un homenaje a Caraz a través del develamiento de las experiencias y peripecias del narrador autobiográfico y; por otro lado, evidencia a través de los temas y el estilo su predilección por la literatura infantil.

Roberto Rosario Vidal, como indica uno de sus libros es un trotamundos, es Licenciado en derecho y ciencias políticas por profesión. Poeta y narrador por vocación y devoción. Es, asimismo, gestor del movimiento peruano y latinoamericano más importante referido a la promoción de la literatura para niños y jóvenes. Fue presidente fundador de la Asociación Peruana de Literatura Infantil y Juvenil (APLIJ-1982), es también miembro del Encuentro Nacional de Escritores que promocionan la publicación de libros y la lectura entre niños y jóvenes. Junto con la escritora uruguaya Sylvia Puentes de Oyenard y el escritor cubano Luis Cabrera Delgado, fundó el año 2002 la Academia Latinoamericana de Literatura Infantil y Juvenil, entidad cultural sin fines de lucro que en la actualidad cuenta con filiales en Bolivia, Chile, Cuba, Ecuador, Panamá, Uruguay y Perú. Es autor de un conjunto de obras de literatura infantil, en la que destaca El trotamundos, Shica shica de limón, El oso maloso, etc. En ensayo destaca La poesía infantil y La literatura infantil en la educación inicial y básica. En Novela, resalta Shica shica de limón, Señal de la Cruz y Volcán de viento.

Recientemente, acaba de aparecer la tercera edición de su novela Shica shica de limón (Lima, Editorial San Marcos, 2014), pues la primera edición fue realizada en Lima por la Editorial Sagsa en 1987. A continuación, exploramos los principales aspectos técnicos y temáticos que esgrime la escritura de Roberto Rosario.

Shica shica de limón es como señala el narrador ancashino Óscar Colchado Lucio en la contratapa del libro una nouvelle; es decir, una novela corta. Pero habría que agregar que esta nouvelle desarrolla una de las características de la «novela de aprendizaje o Buildungsroman», la transición y el aprendizaje desde la niñez. La obra consta de 31 secciones que se encadenan como fotografías de los momentos felices, las experiencias, los sueños, las aventuras, las ilusiones, las travesuras, los recuerdos, etc. En cada sección titulada, el narrador de tipo autobiográfico pareciera describir cada escena, cada fotografía del pasado ahora que se enrumba o retorna a la ciudad de Lima a continuar sus estudios secundarios. El libro de Roberto Rosario trata del viaje que realiza un niño (Gabriel) desde la capital (la ciudad de Lima) al lado de su madre (Florencia), hacia un lugar nostálgico de la sierra de Áncash, Caraz, para volverse a encontrar con su padre (Macshi, el dueño del negocio fotográfico “Foto Flash”), donde poco a poco conocerá la naturaleza, las costumbres, los rituales, los caracteres psicológicos de la gente y del entorno ecológico caracino.

En este sentido, convendría reflexionar sobre la naturaleza del narrador, pues se trata de un tipo de narrador autobiográfico. Las dos primeras secciones, “La carta de papá” y “el viaje”, tienen que ver con el tema de la búsqueda de la identidad. En la Odisea, Telémaco indagando en las noticias sobre su padre emprende un viaje en su búsqueda, que es al mismo tiempo la definición y el autoconocimiento de éste por intermedio del padre. La fórmula la usa Juan Rulfo, en Pedro Páramo, donde Juan Preciado buscando noticias de su padre viaja a Comala. En Roberto Rosario aparece también este tema como señalamos en las dos primeras secciones; la primera es la noticia de la existencia del padre y la segunda es el viaje que emprenderá Gabriel para experimentar aventuras una vez ubicado al padre y definir sus temores, fortalecer su identidad ligada a Caraz y conocer también al abuelo. Este tema no es gratuito, pues se trata de la representación del aprendizaje y el desciframiento de los caracteres psicológicos del niño Gabriel allá en Caraz. Esta representación mítica culmina con el retorno del joven héroe Gabriel, pues él en Caraz ha experimentado muchas aventuras con los caracinos, ha experimentado situaciones pasionales (amor, odio, rencor, envidia, placer) y se ha desarrollado psicológicamente fortaleciendo su carácter de “observador”. Esta característica del narrador es clave para entender el proceso de aprendizaje que tuvo como hijo de un fotógrafo, pues por el lenguaje y por el foco de narración que hace en cada sección de la nouvelle se puede advertir sus múltiples planos, sus enfoques, sus detalles, su mirada sobre las costumbres, los rituales, las comidas, incluso su capacidad para captar el sonido o el lenguaje de los animales.

Otro tópico que quisiéramos subrayar es el tema que engloba a la música, la poesía, la canción popular y los sonidos que emiten los animales. Probablemente aquí se deje constancia, a partir de los recursos propios del canto, la música y la poesía, de la influencia del autor real en su obra. Efectivamente, Roberto Rosario es también autor de poesía y probablemente amante de la música popular, que aparecen fragmentadas como recuerdos a lo largo de la nouvelle. El personaje Gabriel en este sentido resulta siendo un alter ego del autor real, pues es este niño es quien recuerda los poemas que aprendió en el colegio, recuerda los villancicos cantados en la casa de Shesha Villanueva, recuerda el canto y los sonidos que emiten los animales domésticos y silvestres, recuerda las canciones que escuchaban sus padres en los almuerzos en el campo, recuerda algunas canciones de la costa, etc.

Otro tema que importa enfatizar en este proceso de búsqueda de la identidad (búsqueda del padre) y de desarrollo de las habilidades sensoriales (la musicalidad y el lenguaje de los animales, la experimentación de las aventuras y travesuras individuales y grupales, el sabor de la comida andina y del shica shica, la mirada descriptiva del entorno, los olores del campo y la ciudad), es la representación de las racionalidades en la nouvelle. En la obra de Roberto Rosario Vidal se advierte que hay una convivencia entre dos tipos de racionalidades. Por un lado; la racionalidad andina representada por las costumbres de los indios de Parón, las tradiciones orales aún vivas en muchos personajes de la novela y por la representación de la lengua quechua en algunos personajes y; por otro lado, la racionalidad cristiana con la idea del pecado en la escena de la primera comunión de Gabriel, en las misas de domingo, en los santos que son aludidos constantemente y en las celebraciones de navidad. Tal mezcla y descripción en cada sección revelan la construcción de un cristianismo andino en la visión del personaje autobiográfico, pues no rechaza los valores culturales paternos, pero tampoco disiente de la religión cristiana. Al final de la nouvelle, el personaje logra identificarse con este sincretismo cultural; pues es el momento del retorno a Lima y con este, la manifestación de la nostalgia y la activación de la memoria cultural.

A nuestro entender, la obra Shica shica de limón de Roberto Rosario tiene que ver, aunque no estrictamente, con la «novela de aprendizaje o Bildungsroman» por la dimensión temática que apunta, ya que los tópicos del libro tienen que ver con la evolución y el desarrollo físico, moral, psicológico y social de un personaje niño en el proceso de socialización, decisión y actuación. Por otro lado, a nivel técnico, se trata de una nouvelle o novela corta, pues dicha obra tiene menor extensión que una novela y menos desarrollo de la trama narrativa y de los personajes. Asimismo, se puede advertir las huellas del sentido picaresco en las aventuras de Gabriel, el personaje niño y sus travesuras en Caraz. Esta brevedad no se debe confundir con el cuento, pues no tiene los recursos técnicos expresivos de este. Por lo que queda decir del libro, Shica shica de limón, este demarca dos linderos; uno que se concentra en un homenaje a Caraz a través del develamiento de las experiencias del narrador autobiográfico y; otro, evidencia que los temas y el estilo apuntan a la construcción de una literatura infantil a partir del descubrimiento del yo.





miércoles, 22 de octubre de 2014

LA PALABRA DE LOS NIÑOS

LENGUAJE Y EXPRESION:
LA PALABRA DE LOS NIÑOS DEL DR. MILCIADES HIDALGO
 
                           
Antecedentes
En el invierno de 1937, a un joven que acababa de recibir su diploma de maestro, le encargan enseñar italiano a los niños de una familia judía alemana refugiada en una finca cercana del lago Maggiore, Italia. Luego de la labor encomendada, el maestro, “contaba a los niños, por simpatía o ganas de jugar, historias que no tenían ni la más mínima referencia con la realidad ni con el sentido común, que iba inventando con las “técnicas” creadas y al mismo tiempo despreciadas por Bretón”.
La carpeta de sus apuntes que inicialmente denomina “Cuaderno de Fantástica”, luego de muchos años de trabajo posterior, el autor publica una compilación de sus experiencias con el título de Gramática de la fantasía, técnicas de creatividad que el  autor, Gianni Rodari, a quien conocimos en la década del ochenta en Bulgaria, denomina “introducción al arte de inventar cuentos”.
En América una de las experiencias más destacadas data del año 1938. Se trata de la experiencia que realizó el educador uruguayo Jesualdo, en la modesta escuela de la cantera de Riachuelo. Los resultados de este trabajo publica la Editorial Claridad de Buenos Aires con el título: 180 poemas de los niños de la escuela de Jesualdo. El autor, muy conocido en nuestro medio por su célebre libro La literatura infantil (Losada, 1955), fundamenta la motivación lúdica de su experiencia manifestando que a través del juego “el niño logra la educación de sus sentidos, al mismo tiempo que ejercita su iniciativa y su facultad de invención adquiriendo el instinto de la armonía, del orden y de la regularidad”.
EN EL PERU
Una de las experiencias pioneras sobre creatividad infantil data de la década del cincuenta. Se realizó en Puno motivada por el maestro José Portugal Catacora, autor del libro Niños del altiplano.
En 1947 José María Arguedas y Francisco Izquierdo Rios publican Mitos, leyendas y cuentos peruanos, relatos orales escritos por niños de diversos lugares del país, recogidos por “los maestros y profesores de la República” como manifiesta el propio JMA, mediante “un minucioso cuestionario”.
En 1970 con el título Voces y senderos, el educador Manuel Pantigoso publica los trabajos de los alumnos (entre 12 a 15 años de edad) del Colegio de Aplicación San Marcos, cincuenta y ocho poemas agrupados en torno a los temas motivadores: Yo, Presencias, Colores, Naturaleza y Números. Es importante mencionar también el libro La Pala Abra (1991) de Daniel Mathews, antología de “juego con palabras”.
 
Es digno de encomio el trabajo que realizó en este campo el educador Eduardo de la Cruz Yataco, desde su libro inicial La mente tiene un montón de cuentos hasta Cuentos, poemas y dramatizaciones de niños peruanos (Lima, 2002), libro que es la culminación de una gran experiencia de creatividad fantástica de niños, obra que desarrolla todas las propuestas de Gianni Rodari y crea nuevas técnicas que hicieron posible, que los niños realicen trabajos tan logrados, que Eduardo de la Cruz decía con orgullo, que tenían sorprendente calidad literaria.
Una de las principales aspiraciones del ser humano es desarrollar la capacidad de comunicarse de manera plena y eficaz, utilizando la comunicación total, el lenguaje corporal, gestual, sensorial, perceptual, icónico y no icónico en todos sus campos y formas. Esto sólo se puede lograr mediante una pedagogía de la libre expresión, basada en los principios de la creatividad. Creatividad como expresión máxima, sublime de la libertad, luego, por su puesto, del conocimiento y valoración del mundo real en el que se desenvuelve la vida del niño.
Para lo cual la pedagogía propone estrategias, métodos, formas que se traducen en experiencias válidas, en la medida que nazcan, surjan del conocimiento del niño, del universo en el que se desarrolla su vida, sus emociones y sentimientos, de manera que se logre el desarrollo pleno de su personalidad.
Las experiencias que acabamos de describir tienen que ver con los tres tipos de creatividad más importantes:
·         La creatividad realista
·         La creatividad fantástica, y
·         La creatividad lúdica.
La experiencia y el método de creatividad realista de Milciades Hidalgo
Cuatro décadas después de la publicación de La palabra de los niños (Lima, 1973), experiencia pionera sobre creatividad infantil realista en el Perú, obra del distinguido educador doctor Milciades Hidalgo Cabrera, celebramos con júbilo la consolidación del eficaz “Método de experiencias motivadoras para desarrollar la expresión escrita y la creatividad infantil”.
Aquel libro de angosto lomo y edición sencilla que la crítica recibió con algarabía en los albores de la década del setenta, marcó el inicio de una propuesta pedagógica gestada un par de años atrás en la Escuela Laboratorio de la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle “La Cantuta”. Libro cuya reedición renovada y colorida presentamos esta noche.
Esta novedosa experiencia, junto con la que desarrolló la educadora Lilia Mesa Vidal y los estudios de los educadores Celestin Freynet y Josefina Urdaneta, fueron publicados por el pedagogo Danilo Sánchez Lihòn en el libro Lenguaje y expresión de los niños (INIDE, 1974), constituyéndose en material de lectura obligado en los cursos de entrenamiento docente de la Reforma de la educativa de 1972, con seguridad, la más importante de cuantas reformas se han emprendido en el país.
Pero el afán experimental de este método no concluye con la publicación del libro. El Dr. Milciades Hidalgo, prestigioso educador, investigador acucioso, continúa ensayando infatigable su propuesta metodológica. Trabaja con resultado halagador con los niños del colegio particular Santa María Mazzarello de Pueblo Libre y en el colegio Peruano Británico de San Isidro. Se incorpora luego en el naciente movimiento literario denominado Asociación Peruana de Literatura Infantil y Juvenil APLIJ, como uno de sus dirigentes fundadores, y participa en los diversos Encuentros Nacionales que se realizan año tras año desde 1982, aplicando la metodología de lenguaje y expresión creadora, en talleres que realiza en las escuelas y colegios de la treintena de ciudades, donde la APLIJ convoca a la población para difundir la importancia de la lectura de los niños.
Luego de tan ambicioso y arduo trabajo, el autor del método de experiencias motivadoras, ha logrado sistematizar todas las formas de expresión escrita: cuentos, relatos, cartas, diálogos, autobiografías y poesía, que se compendia en dos rigurosos tomos que publica el año 2000 con el auspicio de Universidad Ricardo Palma.
En esta obra titulada Pedagogía de la expresión escrita y la creatividad infantil el autor expone con rigor científico los fundamentos teóricos del estudio y la metodología de cada una de las experiencias de creatividad realizada con niños en base al conocimiento y valoración de su propio contexto socio cultural.
Síntesis metodológica
De manera didáctica el autor sintetiza la metodología estableciendo dos etapas, que a su vez se sub dividen en sub etapas.
La primera y fundamental es la que se refiere a la creación de experiencias motivadoras para que los niños puedan desarrollar capacidades que posteriormente les permita exteriorizar su libre expresión creativa. Pienso que esta es la palabra clave: Libre expresión creativa. El objetivo de la experiencia. La libertad y la creación. Estas experiencias motivadoras sensibilizan a los niños mediante actividades perceptivo quinestésicas, es decir: observar, escuchar, oler, palpar, gustar, poniendo en juego todos sus sentidos para involucrarse en el universo de su entorno. Pero no es suficiente poner en juego los cinco sentidos sino algo más:  Vivir, participar, interactuar, compenetrarse, integrarse, analizar, cuestionar.
Las experiencias plástico musicales mediante oportunidades de apreciar las diversas formas del arte, pintura, escultura, música, canto, folklore, permiten pasar de la observación directa al plano icónico porque el niño expresa el mundo no solo con palabras sino también con dibujos.
Las experiencias lúdico-productivas así como las experiencias imaginativas que menciona el autor, considero que son vitales en la etapa infantil, muchas veces frustradas por circunstancias ajenas, principalmente en los  niños y niñas que se ven precisados a muy temprana edad a asumir roles que nos les corresponde, ya sea por tener que trabajar en el campo o en la ciudad a muy temprana edad o en el caso de las niñas, reemplazando a la madre en el cuidado de hermanos menores y labores domésticas, privándoles del juego que es parte de la vida de los niños y niñas.
Luego de haber vivido de manera grata, lúdica, dinámica, las experiencias anteriores, las denominadas experiencias asociativo existenciales tratan de retrotraer al niño consigo mismos, para iniciar el proceso creativo, con un universo de experiencias, vivencias, sensaciones que afloran libremente. Hasta aquí la primera etapa.
La segunda etapa del “Método de experiencias motivadoras para desarrollar la expresión escrita y la creatividad infantil”, tiene que ver propiamente con el inicio del proceso creativo, que el doctor Milciades Hidalgo detalla didácticamente partiendo por la elección del tema, la invención de personajes, la ubicación espacial y temporal, las orientaciones sobre la redacción del cuento, la elección del título y la culminación. Es la parte más hermosa del libro, donde el autor nos lleva de la mano como un guía turístico en un tour pedagógico explicando cada metodología, mostrando el trabajo de los niños, las ilustraciones de los textos, hasta el trabajo terminado.
No es común celebrar el aniversario de un libro. Pero si se trata de una experiencia única en su género, como La palabra de los niños, que a través de los tiempos ha ido cobrando vida, creciendo, consolidándose, fortaleciéndose en experiencias hasta lograr un método que certifica su exitosa validez, vale la pena hacerle todos los honores. La palabra de los niños da origen a otra obra monumental que también saludamos con algarabía.
El documentado libro Pedagogía de la expresión escrita y la creatividad infantil es una obra colosal. Un trabajo que partiendo de los fundamentos sobre la teoría del lenguaje, la expresión oral, escrita y la creatividad, desarrolla punto por punto cada estrategia y culmina con la aplicación teórico- práctica de la metodología para crear relatos, diálogos,  cartas, testimonios, poesía, autobiografía, cuentos. 
A mi criterio es el estudio metodológico más completo que se haya publicado en nuestro medio en cuanto a creatividad infantil realista.
Felicitaciones, doctor Milciades Hidalgo Cabrera.
Roberto Rosario Vidal
Lima 15 de octubre del 2014 
Danilo Sánchez Lihón, Vice Rector de la UNE, Milciades Hidalgo Cabrera, Roberto Rosario Vidal, Manuel Velásquez Rojas. 
 

miércoles, 27 de agosto de 2014

EL AUTO QUE NO LLEGO



EL AUTO QUE NO LLEGÓ
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El pasado 18 de agosto llegué a la Ciudad de Panamá, invitado por la Cámara del Libro de ese país, para participar en la X Feria Internacional del Libro que, bajo el lema de El gran imperio de la imaginación, se desarrollaría del 19 al 24 de agosto de 2014. A parte de los escritores mexicanos, país al que se le dedicaba la Feria, era uno de los siete autores extranjeros de otras nacionalidades invitado. Participaría además, en condición de conferencista, en I Congreso de Promoción de Lectura, evento concebido para desarrollarse conjuntamente con la Feria.
Mi avión llegó puntual. Los trámites de inmigración y aduana no fueron para nada demorados. En la puerta de salida, una hermosa panameña, vestida con uno de sus trajes típico, daba la bienvenida y repartía propaganda con programación turística; había también un nutrido grupo de familiares, taxistas, agentes de viajes y personas comunes que, con un letrero en las manos con el nombre del viajero que debían recoger, esperaban. Entre estos últimos debía estar el sujeto que me recibiría y llevaría al hotel. Pero nadie esperaba por mí.
Aguardé un tiempo prudencial por si alguien aparecía buscándome, pero finalmente decidí intentar llamar a las personas que tenían que ver con la organización de la Feria y con la invitación que me había llevado hasta allí, pero los teléfonos no contestaban, pues eran números en sus oficinas, y las anfitrionas estaban fuera. De haberme informado previamente el hotel donde sería mi hospedaje, hubiera podido tomar un taxi y trasladarme hasta él, pero no lo habían hecho, y yo lo desconocía.
Parodiando el título de una película italiana de la década del sesenta, me encontraba Seducido y abandonado, en un sitio fuera de mi país, por lo que no tuve más remedio que recurrir a los amigos. Llamé a Irene Delgado, Presidenta de la Academia Panameña del Libro, quien se ocupó de averiguar dónde llevarme, y fue por mí al aeropuerto. Después fueron las excusas y las disculpas que en una cadena descendente de jerarquía, me fueron ofreciendo, pero el daño ya estaba hecho: sencillamente se olvidaron de mí.
Si comento públicamente este suceso, no es para denunciar una afrenta personal, pues no considero que la causa que lo ocasionara tenga un matiz o trasfondo individual, sino que creo que el verdadero motivo de semejante descuido va más allá del simple sujeto que soy, y tiene que ver con la etiqueta que nos acompaña, a mí y otros tantos colegas, de escritor para niños y jóvenes.
El concepto que se tiene del escritor para niños y jóvenes es la de un creador de segunda categoría; y su producto artístico, de poca monta. Los grandes centros de poder literario consideran que las letras creadas para estos lectores de menor edad, no alcanzan los parámetros estéticos necesarios para pretender pertenecer al gran Parnaso de la literatura.
No olvidemos que durante todas las épocas y condiciones sociales por los que ha transitado la humanidad, mientras los adultos disfrutaban de las actividades de recreo, cualquiera que esta fuera, eran ellos los que permanecían en el mejor sitio de la cueva, compartían en los grandes y fastuosos salones, ocupaban las principales estancias de las casas,  estaban en los más cómodos sitios…; mientras que, en la cocina, el fondo de la edificación, la leñera, o el traspatio, era algún decrepito anciano, un nostálgico esclavo, un humilde siervo o una vieja criada de la familia la encargada de entretener a los niños con las historias y leyendas que conociera o inventara.
La discriminación artística y social de la que somos víctimas los mal llamados escritores para niños no son ideas absurdas o delirios paranoicos de personas sensitivas o con complejos de minusvalía. Como verdades reales y objetivas, los hechos afirman lo que digo.
Y ya que hablamos de ferias de libros, hablemos de ferias de libros.
La experiencia que tengo de las ferias internacionales a las que he asistido en West Palm Beach, en Guadalajara, en Quito, en La Paz, en Santiago de Chile, en Bello Horizonte, en Puerto Bara y en La Habana, es que, a pesar de que el gran público que generalmente asiste a ella son niños y jóvenes, estas no están concebidas para que la literatura infantil tenga el mismo rango de presencia que la literatura para adultos. Rara vez se programa una presentación de libros para niños, y cuando esta se hace, invariablemente se acompaña de payasos, hombres zancudos, tamborileros, actores, titiriteros, músicos o cualquier otro personal que con su quehacer festivo calce (y opaque, digo yo) la esencia y valor intrínseco que tiene un libro, e impida la relación interpersonal del autor con sus lectores. Los periodistas no se interesan por nosotros y los grandes escritores, ocupados en cuestiones más importante, no miran a los lados cuando pasan por los stand de libros infantiles.
De Cuba, rara vez, se envía de manera oficial a un escritor para niños a una feria en el extranjero. A Panamá, y para que no quede duda, repito que fui invitado de manera personal por la Cámara del Libro de ese país. No lo puedo asegurar, pero colegas de diferentes latitudes me han manifestado sus quejas de que a ellos tampoco se les toma en cuenta a la hora de conformar las delegaciones oficiales de sus respectivos países. Los libro de mi país que se muestran (y tratan de vender) en estos recintos feriales, como representantes de la literatura cubana, son, en su gran mayoría, libros de divulgación política e ideológica.
A pesar de que en los círculos especializados, se ubica a la literatura infanto juvenil cubana en la primera línea de vanguardia literaria del continente, los libros de los autores de la isla, con algunas contadas excepciones, rara vez salen de ella; y nuestros autores, a no ser que hayan logrado colocar un título en una editorial extranjera, son totalmente desconocidos del gran público no cubano.
En el stand de Cuba en la Feria Internacional del Libro de Panamá, y cito a esta como ejemplo demostrativo de lo que digo, pues fue el contratiempo de mi llegada a ese país, lo que ha motivado estas reflexiones,  había solamente cuatro títulos de literatura infantil:
-       La Edad de Oro, de José Martí.
-       El cochero azul, de Dora Alonso.
-       Akelé y la jutía, de Miguel Barnet.
-       Había una vez, de Ruth Robés Masses y Herminio Almendros.

En el caso de Miguel Barnet, escritor de reconocimiento internacional, no es, sin embargo representativo de la literatura infanto juvenil cubana. Su nombre no aparece en el Gran Diccionario de Autores Latinoamericanos de Literatura Infantil y Juvenil (SM, Madrid, 2010) donde se recogen noventas autores cubanos, y Akelé… es su único libro dirigido a los niños.
Había una vez, no es tampoco un libro representativo de la literatura cubana, pues contiene una selección de versos de reconocidos autores de diferentes épocas y países y adaptaciones de narraciones clásicas populares. Por demás, Hermino Almendros no es cubano, es un español refugiado en nuestro país por razones políticas después de la Guerra Civil Española; Ruth Robés Masses sí lo es, pero por haberse exiliado por razones política, pero de otra índole, en los años sesenta, su nombre no se incluye en las múltiples ediciones que en Cuba se han realizado de este título, y su labor resulta totalmente desconocida en los ámbitos literarios de la isla.
Fue la condición de escritor para niños la razón para que el auto que debía recogerme, nunca llegara al aeropuerto de Panamá para llevarme hasta el reciento de El gran imperio de la imaginación, a pesar de considerarme un digno y fructífero ciudadano del mundo de la fabulación.