miércoles, 31 de julio de 2013

PRESENTACION DE LA NOVELA GANADORA DEL PREMIO LATINOAMERICANO DE NOVELA PARA NIÑOS

La Academia Peruana de Literatura Infantil y Juvenil tiene el agrado de invitar a la presentación de la novela ganadora del Premio Latinoamericano de Novela para Niños UN REMEDIO PARA BENVOLIO de la escritora argentina Judith Mendoza-White.


Lugar: Feria del libro:

Fecha: Jueves 1 de agosto. 4.00 pm.

Presentan: Escritores Carlota Flores de Naveda y Roberto Rosario Vidal.

sábado, 8 de junio de 2013

PRESENTACIÓN DE “SEÑAL DE LA CRUZ” POR NELLY VILLANUEVA

                                                                                                              Nelly Villanueva Figueroa
                                                                                                     Presidenta de la Sociedad Patriótica


Distinguidas personalidades que presiden esta reunión, amigos y amigas que han respondido a nuestra convocatoria, estimado Roberto:

En el marco de este fructífero conversatorio sobre “Huaraz y sus Escritores”, me complace hablar de un coetáneo, ligado a nuestro pensamiento y sentimiento andinos, Roberto Rosario Vidal, como él mismo dice: “Un ancashino nacido en Lima” en 1948.

Su infancia y adolescencia transcurrieron en Caraz y en Huari. Por eso, aunque ahora vive en “la monstruosa Lima”, siempre vuelve a la tierra, de la que, realmente, nunca se fue.

Roberto Rosario es educador y abogado. Sus dos profesiones las ha puesto al servicio del niño y de sus derechos:

- Derecho a vivir en buenas condiciones, con alimentación y salud aseguradas. Para atender este derecho, fue representante del Perú, ante el Instituto Interamericano del Niño, organismo de la OEA.

- Derecho a desarrollarse y realizarse con educación y recreación, donde la literatura cumple un rol fundamental. Por ello, en 1982, creó la Asociación Peruana de Literatura Infantil y Juvenil – APLIJ, que ha rediseñado y actualizado. Actualmente, conduce la Academia Peruana de Literatura Infantil, integrante de la Academia Latinoamericana de Literatura Infantil.

- Derecho a ser protegido, cuando son vulnerados sus derechos. Para hacer respetar este derecho, fue Director General de Defensa del Menor del INABIF y miembro de la Comisión Revisora del Código de Menores.

- Derecho a participar, como persona que tiene su propia visión y opinión: Para dar cumplimiento a este derecho, en 1986 y 1987, organizó el primer y segundo Parlamento Nacional de Niños, luego de haber participado en la Asamblea Mundial “Bandera de la Paz”, realizada en Bulgaria, los años 1982, 1985. Posteriormente volvió a participar en esta Asamblea, en 1988.

Como escritor para niños, achica su voz, pero no la profundidad de sus ideas y nos entrega obras que nos producen goce y encanto. En 1984, recibió el Premio Nacional de Literatura Infantil.

Ha sido parte del quehacer generacional de AEPA, participando en los Encuentros Regionales. En el 2005, por ejemplo, se leyó su ponencia sobre “Literatura Infantil en Ancash”, ya que personalmente no pudo acudir, debido a un accidente de tránsito, cuando se dirigía de Lima a Huari, sede del Encuentro. Lo conocí en otro Encuentro, donde pude disfrutar de su “Shica Shica de Limón” que ha incursionado, con éxito, en la televisión.

Roberto no sólo escribe para niños, sino también para lectores de toda edad. Es autor polifacético de poesías, cuentos, novelas, antologías y ensayos que han merecido ser publicados por la UNICEF y por CONCYTEC.

La temática de su narrativa es variada, incluyendo la problemática de la minería, ya que desde 1988 labora en empresas mineras del Norte y Centro del país. ¿Cómo hace Roberto para producir tanto y bien, compartiendo sus obligaciones laborales con la Literatura?

A ustedes, amables asistentes, les corresponde descubrir y deslumbrarse con la profusa producción de Roberto que, ha traspasado los linderos de nuestra Patria. A mí, me corresponde, presentar una de sus últimas novelas, por el momento: “Señal de la Cruz”.

En la novela, materia de este comentario, toca un tema polémico: El amor prohibido entre Vincent, un sacerdote carismático y Marcela, hija de un poderoso hacendado. Las acciones principales se desarrollan en Sybis, un pueblo lejano de Huari. ¡Huari, siempre presente en su vida y en su obra!

Antonio Machado dice que todo asunto es adecuado para la novela. Todo fragmento de vida puede engendrar una novela. Y Roberto toca algo real que está latente, escondido, listo para ser expuesto; pero no copia sino que crea otra realidad. Toma una parte de la vida como material bruto y la modela de nuevo, en forma inédita.

Indirectamente, nos plantea el problema del celibato, aconsejado por filósofos e impuesto por religiones, desde tiempos milenarios. Roberto no dogmatiza, no moraliza. Se limita a presentar el problema humano del eterno enamoramiento entre un varón y una mujer que obnubila la razón y desborda el instinto.

La ilustración de la carátula ya nos presenta el tema. El simbolismo del título “Señal de la Cruz” nos remite a la actitud de sorpresa ante un hecho no esperado: ¡Un cura amando y procreando hijos!

En la novela o relato de ficción, Vincent y Marcela tienen cuatro hijos: Gudelia la profesora, la bella enfermera Rosa Amelia, Magda la mudita y Luis que muere acribillado, en venganza por haber enseñado al pueblo a enfrentar y vencer al terrorismo. Cada uno protagoniza historias individuales que se entrecruzan.

El personaje principal se debate en una lucha interior entre la fe y la razón, el pecado o el amor puro, la promesa de castidad o la pasión, la disyuntiva de ser sacerdote o esposo. Al principio huye; pero termina rindiéndose, demostrando flaqueza y falta de voluntad, que tanto había criticado en sus prédicas.

La trama de la obra revela la tragedia de Vincent, degradado como hombre, obligado a ocultar su paternidad; el drama de Marcela, enclaustrada de por vida, para evitar el qué dirán; las consecuencias en la descendencia: Una familia proscrita, disgregada, con enredos sorprendentes, como dos hermanas que comparten al mismo hombre sin saberlo; como el amor que nace entre sus hijos, sin saber que son hermanos.

Igual que en los libros clásicos del romanticismo, está Camila, un personaje intermediario entre los amantes, forzados a largas ausencias. También está presente la esperanza, como cuando Marcela, en medio de malezas, descubre “¡el camino!, el sendero secreto del amor y la felicidad.”

La novela como género abierto, contiene diversos elementos: En esta obra de nueve capítulos, se introducen historias paralelas o subordinadas unas a otras, integrando o alejando a los personajes. Está, por ejemplo, la historia de Gabriel que incursiona al terrorismo, un enemigo que no es invencible, cuando se organiza el pueblo. Está la nueva relación del cura con María Cristina, luego de la muerte de Marcela, a causa del terremoto. Están las supersticiones y creencias, como la Nina Mula que aparece como tropel de fuego, cada vez que Marcela alumbra a un hijo del cura; el Ucumari u oso, capaz de fecundar a una mujer, en el imaginario popular.

Están descritos los hechos de la problemática nacional: Las invasiones, las insólitas negociaciones políticas entre el APRA y su perseguidor Odría, la migración, el alcoholismo para ahogar las penas, la maternidad precoz, luego de un breve ritual entre adolescentes y el machismo, como cuando el hacendado que había proscrito a su hija, se alegra de tener un nieto varón que dará continuidad a su apellido o, como cuando Magdita, dejaba al pie de la cama de su hermano Luis, los zapatos bien lustrados.

Sobre todo, está el desastre natural que entierra a Sybis, como una evocación del sismo del 31 de mayo que, en la vida real, borró a Huaraz, dejando dolor y desolación que hoy recordamos, todavía sobrecogidos. Por eso, la presentación de esta obra, el día de hoy, cobra significado y crea un lazo de afecto con Roberto que está compartiendo con nosotros, el triste recuerdo del fenómeno que enlutó a nuestro corazón. Para corroborar estas afirmaciones, leemos un fragmento de “Señal de la Cruz” (Págs. 141-142). De esta lectura, deducimos la idea filosófica de la “horizontalidad de la muerte”, que nos hace evocar los versos de Jorge Manrique:

“Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar
que es el morir:
Allí van los señoríos
derechos a ese acabar
y consumir;
allí los ríos caudales,
allí los otros medianos
y más chicos
allegados son iguales
los que viven por sus manos
y los ricos”.

A pesar de todo, el humor está presente (Leer pág. 142): “Ricardina Hidalgo con sus siete hijos, que fue abandonada por su esposo al día siguiente del matrimonio por no hallarla virgen. Sin embargo, con el amor y consideración de Isidro Ferro, se pobló de hijos con el apellido de su legítimo esposo, jactándose de amarlo tanto que se embarazaba en su memoria” Otro ejemplo de humor, usando la comparación y la hipérbole: “Don Salomón Tarazona, despojado por primera vez de su enorme humanidad, todavía abierta la herida por donde había fugado la fantástica bolsa estomacal en la que depositaba sin pestañear un carnero entero, un perol de sopa y media arroba de papas. A su lado, ironías de la vida, doña Maricarmen Silva “Bolsas Tristes”, la más delgada del pueblo.”

Develado el tema central y los secundarios, podemos decir: ¿A qué especie pertenece la novela? ¿Romántica?, ¿Realista?, ¿Costumbrista? Les invito a leer para que ustedes mismos la ubiquen y además, digan con qué personaje se identifican.

En cuanto a la estructura, descubrimos que el inicio de la obra es el final de la misma (Leer último párrafo de la pág. 191 y primeros párrafos de la pág. 7): La misma exclamación “¡Cuánto camino recorrido!” al final de la vida de Vincent, que al mismo tiempo, es el comienzo evocador de la historia que se relata.

El autor intercala otras formas: Poemas, canciones, diálogos, monólogos, artículos periodísticos, como el referente a los años difíciles de la ocupación terrorista. (pág. 138); cartas como la que envía Gudelia a su hijo Luis Alberto, comunicándole su sospecha sobre Gabriela: “hay algo que no encaja” (págs. 184-185).

Hay dos tipos de narrador: Uno en tercera persona, el autor testigo, externo, fuera de la historia; otro, en primera persona, personajes que forman parte del relato.

A pesar de la estructura compleja, con intercalación de capítulos que explican otros, la obra no pierde unidad, como producto de una inteligencia ordenadora.

La forma de expresión es la prosa, pero no por ello, están ausentes las figuras literarias. Abundan las prosopopeyas o humanización de cosas inertes, como ichus que silban, rocas que transpiran frío, río que descansa, etc.

Toda novela tiene normas: Maestría en la acción, penetración sicológica, viveza en la trama, plasticidad en los tipos y escenarios, enérgico contraste de personajes y humanas pasiones. Todo ello, creo que está en “Señal de la Cruz”, cuya lectura cautiva nuestro interés, de principio a fin.

Esta novela tiene fuerza expresiva, por la reunión de estos caracteres:

- SINCERIDAD, sin amaneramiento.

- CLARIDAD, porque hay relación directa de los hechos, sin entretenerse en las palabras.

- PRECISIÓN, con un vocabulario adecuado y oraciones cortas.

- ORIGINALIDAD, como sello de distinción y de personalidad, haciendo uso de la libertad de contenidos y formas. Desconozco qué otras novelas tocan este tema, mejor o peor, pero Roberto nos lo presenta desde un ángulo distinto, desde un punto de vista diferente.

Hay un acercamiento al estudio sicológico y a la descripción de conflictos espirituales. La mayoría de hechos se dan cronológicamente, pero también hay el tiempo circular, propio de la novela francesa del 50.

Por otra parte, cada persona tiene una conciencia literaria. No valora de la misma forma que otra. El ambiente social nos envuelve y sustenta, la época y el estado de ánimo, también influyen; pero estoy segura que por encima de estos factores de apreciación, la obra se adaptará al gusto estético de la mayoría de los lectores.

Como dice Séneca, el estilo es el rostro del alma. Tal es el estilo en los hombres, como es su vida y a mí me parece, que Roberto Rosario trasluce su personalidad, integrando lo imaginativo, lo intelectual y lo afectivo. En hora buena que haya publicado este libro, a través de la Editorial San Marcos. Su lectura nos produce satisfacción y nos deja una sensación de complicidad.

Invito a todos ustedes a adquirir el libro y a descubrir, por sus propios medios, la fisonomía literaria del autor y los detalles del argumento, porque ese libro, por su dimensión alegórica, es propicio para la lectura íntima que invita a la reflexión y comentarios.

Horacio dice que el esfuerzo renueva y perfecciona el temperamento del artista. Conociendo a Roberto, sé que continuará produciendo, abriendo perspectivas nuevas, en trabajos posteriores.

Felicitaciones Roberto y gracias por haber escogido a Huaraz, como lugar de presentación de tu novela que, no dudo, atraerá la atención de todos y todas.

Huaraz, 31 de mayo de 2013.

Alejandro Mautino, Nelly Villanueva, Carlos Toledo, Roberto Rosario y José Antonio Salazar, luego de la presentación de la novela SEÑAL DE LA CRUZ de Roberto Rosario, en Huaraz,

lunes, 1 de abril de 2013

DIA INTERNACIONAL DEL LIBRO INFANTIL Y JUVENIL



Roberto Rosario, Matilde Pérez Palacio y Magda Portal, en la inauguración del Primer Encuentro Nacional de Literatura Infantil y Juvenil. Lima 1982.

Desde el año 1967, el 2 de abril se celebra el Día Internacional del libro Infantil y juvenil, conmemorando el nacimiento del escritor danés Hans Christian Andersen (Odense, 2 de abril de 1805), autor de El patito feo, La sirenita, El traje nuevo del emperador, Soldadito de plomo, La pequeña cerillera y un centenar de otros cuentos.

Esta celebración que desde 1967 promueve IBBY, busca estimular el amor por la lectura y promueve el interés por la publicación de libros para niños.

En el Perú, desde el año 1982, la Asociación Peruana de Literatura Infantil y Juvenil APLIJ, promueve la celebración de esta fecha y anualmente realiza Encuentros Nacionales de Escritores de Literatura Infantil y Juvenil en diversos lugares del país. Este año se celebrará en Chepén, La Libertad, el XXXII Encuentro, cita obligada de escritores y plataforma en la que se presentan sus nuevas obras.

En esta fecha, coincidente con la celebración del MES DE LAS LETRAS en nuestro país, es justo reconocer la meritoria labor de la APLIJ, organización sin fines de lucro, ni auspicio oficial que aún en los años más difíciles de la década del noventa, no desmayó en su noble misión de promover la publicación de nuevos libros para niños y jóvenes, estimular el hábito de la lectura, destacar el surgimiento de nuevos autores, cuyo mérito es el actual incremento de obras, acordes con las necesidades e intereses de los jóvenes lectores.

Es propicia la oportunidad para recordar el apoyo inicial de dos personalidades, una de las letras y otra de la política, quienes apoyaron nuestra iniciativa de integrar a los escritores del país en épocas en la que no se daba importancia a la literatura para niños, como en la actualidad. Me refiero a la poeta Magda Portal, Presidenta de la ANEA y a la Dra. Matilde Pérez Palacio, Presidenta del INABIF, sin cuyo apoyo, no hubiera sido posible realizar el Primer Encuentro Nacional de Literatura Infantil en octubre del año 1982, punto de partida del movimiento literario a favor de la niñez y la juventud más importante del Perú.

Con este motivo es justo tributar homenaje a los escritores fundadores del movimiento, en orden alfabético: Adriana Alarco de Zadra, Augusto Alba Herrera, Hernán Alejos Chuquiarqui, Carmen Luz Bejarano, Graciela Briceño, Jesús Cabel, Roberto Cortijo Chumpitazi, Gerardo de Gracia, Eduardo de la Cruz, Víctor Díaz Monge, Adriana Elejalde de Ayulo, Magdalena Espinoza García, Teresa Espinoza Martínez, Alida Elguera, Carlota Flores, Jacqueline Gehri, Lola Gálvez, Livio Gómez, Francisco González, Orfelinda Herrera de Ángeles, Milciades Hidalgo Cabrera, Manuel Ibáñez, Matilde Indacochea Pejovez, Fernando Lecaros, Elmo Ledesma, Saniel Lozano, Juan Manrique Castro, Olga Manyari, Virginia Mayorga Barba, Andrés Mendizábal, Marcial Molina Richter, Martha Muñoz de Coronado, Elmer Moreno, Román Obregón, José Oregón Morales, Jorge Ortíz Dueñas, Manuel Pantigoso, Jorge Pineda Palacios, José Portugal Catacora, Catalina Recabaren, Jesús Rojas Rivadeneira (ilustrador), Ernesto Ráez Mendiola, Manuel Robles Alarcón, Rosa María Rojas Guerrero, Roberto Rosario Vidal, Danilo Sánchez Lihón, Luzmán Salas, Enrique Solano, Esther Tanaka Accinelli, Iván Tello Carvajal, César Toro Montalvo, Fernando Valle Buendía, César Vega Herrera, Graciela Zárate y Andrés Zevallos.

Saludar y reconocer a distinguidos escritores y amigos que promueven la literatura Infantil y juvenil: Jorge Díaz Herrera, Arturo Corcuera, Jorge Eslava Calvo, Félix Huamán Cabrera, Isabel Córdova Rosas, Heriberto Tejo Gómez, Oscar Colchado Lucio, Carlos Villanes Cairo, César Ángeles Caballero, Manuel Pantigoso Pecero, Iván Rodríguez Chávez, Manuel Velásquez Rojas, Myriam Reátegui, Víctor Placencia, José Luis Ayala, Luis Alberto Calderón Albarracín, Ulises Gamonal, Carmela Abad, Gerardo García Rosales, Teodosio Olarte, Félix Atilio Rivera Alarcón, Juan Cárdenas Valverde, Román Obregón Figueroa, Mariana Llano, Dina Sánchez Baca, Elvira Castro de Muñoz, Antonio Escobar, Rully Falla, Maritza Valle, Bernardo Tineo.

De igual manera saludar y felicitar en la persona de la Dra. Sylvia Puentes de Oyenard, presidenta de la Academia Latinoamericana de Literatura Infantil y Juvenil, a los presidentes y presidentas de la Red de Academias que se están gestando nuestro continente.

Lima, 1 de abril del 2013.

Roberto Rosario Vidal
Presidente de la Academia Peruana de Literatura Infantil y Juvenil.

Escritores participantes del I Encuentro Nacional de Literatura Infantil y Juvenil realizado en Lima el año 1982.

jueves, 7 de febrero de 2013

ESCRITORA ARGENTINA JUDITH MENDOZA RECIBIO PREMIO NOVELA PARA NIÑOS EN LIMA


Ceremonia de entrega del Premio Latinoamericano de Novela para Niños a la escritora Argentina Judith Mendoza. En la fotografìa, de izquierda a derecha: Sara Montalván, Aníbal Paredes, Judith Mendoza, Roberto Rosario y Felipe Rivas Mendo. 

La escritora argentina Judith Mendoza, autora de la novela para niños “UN REMEDIO PARA BENVOLIO” de visita en Lima, se reunió el 7 de febrero con los miembros de la Academia Peruana de Literatura Infantil y Juvenil para recibir el Premio Latinoamericano de Novela para Niños, obtenido en el reciente concurso latinoamericano.
Judith Mendoza narró su experiencia como escritora en su país, como traductora en Australia y el maravilloso motivo de inspiración, su hijo Miles de dos años de edad.
La ceremonia de entrega del Premio se realizó en la Casa de la Literatura Peruana, con asistencia de los escritores Roberto Rosario Vidal, Presidente de la Academia Peruana de Literatura Infantil y Juvenil, los académicos Sara Montalván y Felipe Rivas Mendo y el señor Aníbal paredes Galván, gerente de la Editorial San Marcos.
La escritora ganadora del Premio Latinoamericano de Novela para Niños, firmó el contrato de edición del libro “UN REMEDIO PARA BENVOLIO” que publicará la editorial auspiciadora. La novela se presentará en la Feria del Libro de Lima el próximo mes de julio, junto con la novela ganadora del Premio Latinoamericano de Literatura Juvenil "PALOMITA DE SOL" del escritor peruano Sócrates Zuzunaga.

martes, 1 de enero de 2013

EN MEMORIA DE ROSA CERNA GUARDIA


CANTORAS DE LAS FABLILLAS DEL PESEBRE

Por: Dr. Saniel E. Lozano Alvarado
Miembro de Número de la Academia Peruana de Literatura Infantil y Juvenil

El año pasado por esta misma época, nos referimos a la original, tierna y estupenda obra de Esther M. Allison (1918- 1992), de quien afirmamos que, ubicada en la alborada de la literatura infantil peruana, es probablemente la autora más fina, más sutil, más tierna y estremecida por el tema de la Navidad, porque seguramente pocos como ella sintió, amó, vibró y cantó poéticamente el acontecimiento más grandioso y sublime de la cristiandad. Es que sus creaciones están bordadas y tejidas de niñez, de naturaleza viva, de flora, fauna, fronda, de gente sencilla y de ilusiones y candores, brotadas al influjo del fraterno y espiritual universo del nacimiento de Jesús. Algunos títulos de tan vasta, fina y fecunda creación sobre el tema así lo revelan: “Villancicos para el cenáculo” (1902), “Mester de niñería” (1965) y “Pajaritos de Belén” (1982).

Pero la obra de Esther, de pronto adquiere una nueva dimensión por el fraterno encuentro con otra cumbre de nuestra literatura infantil: la huaracina Rosa Cerna Guardia, cuya desaparición me acaba de comunicar, en sentida y alada nota, el escritor Roberto Rosario Vidal: ella ya no está más entre nosotros, porque en estos días en que ya relumbran los signos y las luces de Navidad, la fina y sensible maestra y poetisa se ha ido a vivir al cielo peruano y a todos los confines, en busca de la Estrella de Belén.

Rosa Cerna Guardia.

El editor y escritor chimbotano Ricardo Ayllón nos ayuda en la reconstrucción de esta semblanza: Rosa Cerna Guardia nació en Huarás en 1926. Estudió en la Escuela Normal Urbana de su tierra natal y después Periodismo en la Pontificia Universidad Católica del Perú.

Inició su carrera magisterial en el Instituto Industrial N° 11 de Huarás; luego prosiguió en la Escuela N° 444, de Chorrillos (de 1953 a 1966); en la Escuela 4518 de Barranco (1960-1971); y en el Colegio Pedro Ruiz Gallo (1971-1987).

Su abundante y fecunda producción comprende poesía y cuento, géneros que siempre revelan el ejercicio magisterial y la amorosa presencia de la niñez. Sus primeros libros fueron: “Imágenes en el agua” (1957), “Figuras del tiempo” (1958), “El mar y las montañas” (1959), “Desde el alba” (1966), “La niña de las trenzas azules” (1968) y el sorprendente “Los días de carbón”, que en 1966 obtuvo el consagratorio Premio “Juan Volatín”, convocado por la Sección Peruana de la Organización Internacional del Libro Juvenil, adjunta a la UNESCO.

A partir de la década del 70 la carrera literaria de la escritora y maestra de niños empieza a ser reconocida en el ámbito internacional gracias a la calidad de su obra y de sus continuos triunfos en concursos y certámenes. En este época publicó el libro de cuentos “El hombre de paja” (1973) y la antología “Los niños del Perú y sus poetas” (1976). Posteriormente dio a luz el poemario “Escrito en Barranco” (1987) y los trabajos “Tataramundo” (1989), “Al alcance de los niños” (1990), “Fablillas en el pesebre” (1993), “Una flor de cuentos” (1994), “Poemas del recuerdo” (1996) y “La alforja del jorobado” (1999), entre otros importantes títulos.

Tan intensa como variada producción le permitieron obtener diversos, justos y consagratorios reconocimientos, como el citado Premio “Juan Volatín”, el I Premio en el Concurso internacional de Literatura Infantil (Chile, 1968), II Premio de Poesía Nisei del Perú (1968), II Premio Nacional Ricardo Palma de la Cámara Peruana del Libro (1972), Premio Nacional de Educación Horacio (1993) y Mención de Honor en el Premio Mundial de Literatura José Martí (San José, Costa Rica, 1995).

En todo este conjunto reluce nítidamente la poesía inspirada en el supremo acto del nacimiento del Niño, deslumbrante acontecimiento cantado en múltiples, aladas y brillantes creaciones por Esther, como bien explicó su amiga: “Fablillas es el término que utilizó mucho Esther M. Allison, para designar los monólogos, diálogos, suspiros, canciones, arrobos y todo comportamiento o expresión, aún la no verbal ni musical, de asombro o movimiento de los seres, junto al pesebre de Jesús. “O cantar para Dios o quedar mudo”.

Entonces, como homenaje y fraterno recuerdo, con el referido título se publicaron algunos de los cientos de villancicos que escribiera Esther “para acercar a los niños a la luz del pesebre y a nosotros a la luz de su poesía tan llena de belleza y colorido”. O sea que en un solo libro se reúnen al unísono dos armónicas y supremas voces, para ofrecernos un estupendo concierto de sinfonía, amor y retablo navideños, con creaciones artísticas de inspiración, genio y acento netamente peruanos.

Estas “fablillas” son creaciones brotadas en el centro mismo del amor, la fe, la tradición, la naturaleza y la cultura peruana. Temblor de ternura. Sencillez de lo bueno. Brote de la fe. Afirmación de la más alegre, noble y festiva tradición cristiana. Difícil encontrar en la literatura peruana un logro de similares características y méritos.

Entonces, “Fablillas en el pesebre” convoca en un solo concierto la poesía de Allison y las prosas narrativas de Rosa Cerna. El variado, cromático y paisajístico contenido se agrupa en tres secciones: Estampas (de relatos breves, reales o imaginarios), Villancicos y Cuentos. Cada uno, a su vez, se abre con la palabra poética de la huarasina. A la primera sección, por ejemplo, pertenecen estos versos: “Todas estas cosas, / sucedieron en un tiempo. Todas …/ El amor llega, / tiende sus alas / y nos lleva / al lugar donde brota el agua, / donde la luz, el prodigio / y el misterio / son una misma cosa.

“Villancicos”, la parte medular y central del libro, abre su galería con esta muestra poética: “Para esos ojitos de cielo / de tan dulce mirar, / Para esa boquita chiquita / de tan dulce reír, / yo tengo un canto nuevo / que lo aprendí al venir, / bebiendo como la venadita / del hontanar. // Para ese lindo Niño / Enmanuel. / mi corazón de juguetería / y cascabel”.

A continuación se suceden en impresionante desfile de poesía y narración, en supremo alarde y derroche de creación artística, bajo el iluminador tema navideño: los villancicos de la santarrosita, del pájaro carpintero, del gallito de las rocas, de la lechuza, del huerequeque, del espantapájaros, del Martín pescador, del zorzal, del corequenque, del zorzal y tantos otros. Nunca la fauna y la floresta peruana tan heterogénea y diversa estuvo mejor representada, por lo menos en la literatura navideña.

Y los “Cuentos” empiezan su magia narrativa con estas líneas: “No sólo de cuentos / se hace un cuento. No. / Se hace también de poesía, / tradición y ternura, / imaginación, juego de palabras / música, sueños, / leyenda y fantasía.

Tan finas e inspiradas creadoras ya no están. Nos quedan su espíritu, su genial creación y el eterno tema del pesebre, que casi nadie cantó como Esther M. Allison y Rosa Cerna Guardia. Pero en esta y en todas las navidades sus villancicos y relatos iluminarán el Pesebre.

Fotografía tomada en el homenaje tributado por la Academia Peruana de Literatura Infantil y Juvenil: Rosa Cerna, Jesús Cabel, Roberto Rosario, Manuel Pantigoso, Milciades Hidalgo.


Rosa Cerna con las escritoras Carlota Flores, Sara Montalván...


Graciela Briceño, Roberto Rosario, Rosa Cerna, Sara Montalván.


Visita a Rosa Cerna en su casa: Roberto Rosario, Rosa Cerna y Oscar Colchado.