martes, 25 de diciembre de 2012

LIBROS DISTINGUIDOS POR EL PREMIO LATINOAMERICANO


Por: Luis Cabrera Delgado
El Premio Latinoamericano 2012 convocado por la Academia Peruana de Literatura Infantil y Juvenil contó con la participación de un alto número de autores, fue entonces lógico que los jurados, tanto de uno como del otro nivel convocado, encontraran obras de calidad, merecedoras muchas ellas de haber obtenido el máximo galardón. Fue lo ocurrido en el nivel juvenil, donde intentando un nivel de justicia, y ante la imposibilidad de dar más de un premio, se decidió otorgar Menciones Honrosas a cuatro de los textos concursantes. Al abrir las plicas de estos libros aparecieron nombres de reconocidos escritores, con importantes trayectorias dentro de la literatura del continente.

Uno de estos libros fue Fábula verde, de la boliviana Isabel Mesa, quien con este texto una vez más nos lleva y recrea por sus tópicos preferidos: la cultura aborigen, la historia y la modernidad, moviéndose hábilmente entre los planos realista y fantástico, lo que obliga al lector a participar en un juego de la imaginación que demanda una actitud avizora e inteligente. A ello nos tiene acostumbrado por algunos de sus libros, como pueden ser La portada mágica, Trapizonda o La esfera de cristal.

Fabula verde es una novela futurista con un mensaje ecológico, pero es también un texto con todos los ingredientes propios de una aventura de acción, con persecuciones, secuestros, mensajes codificados y escapadas peligrosas y emocionantes, en el que la autora, y como si todo esto no fuera suficiente para lograr un libro de interés para el público adolescente al que está dirigido, es capaz de combinar hábilmente, en voz de sus propios protagonistas, una serie de leyendas de los pueblos aborígenes con la trama que va desarrollando la novela, lo cual hace que estas no molesten y que el lector las conozcas de manera divertida.

Otros muchos elementos que son afines a los jóvenes de hoy en día acercan el texto a su lector implícito, desde los códigos de la escritura del chateo hasta un sinnúmero de equipos electrónicos (tabletas, laptops, irisphones, pantallas virtuales…) usados en oficinas y cibercafés para la comunicación en servicios como el Twitter y el Facebook; y otros muchos propios de la ciencia ficción que la autora crea para alertarnos que el mal uso de todos estos recursos pueden convertir al hombre en una máquina deshumanizada.

Este realismo, dentro de los parámetros de la literatura de anticipación científica es combinado con un recurso propio de la más común de las fantasías de los niños y de los pueblos primitivos: el antropomorfismo.

Al final, triunfa el bien sobre el mal, y las deidades protectoras marchan satisfechas pues los lectores se habrán enriquecido con el mejor de los goces estéticos y también aspirarán a un mundo mejor.

Otro de los textos mencionados fue La sombría casa de Dione, del cubano Aramís Quintero, poeta y ensayista de una amplia bibliografía publicada en Cuba y otros varios países, fundamentalmente en Chile donde radica desde hace años. Es graduado en la Licenciatura en Lengua y Literatura Hispánica, de la Universidad de La Habana, y entre sus libros se deben mencionar Maíz regado, Letras mágica y Rimas de sol y sal.

Aunque ha incursionado también en la narrativa, este nuevo libro no deja de sorprender, pues el autor entra en la novelística para jóvenes conservando su sello estilístico, “de una acendrada pureza lírica”, lo que se hace visible en la limpieza y belleza de su prosa.

La sombría casa de Dione, narrada desde una primera voz, la de su protagonista, con un preciso dibujo de la psicología propia de la adolescencia, es una novela de amor, o más bien de varios y grandes amores, pero con una envoltura de aventura y misterio, intriga y suspenso, donde está presente el asunto del vampirismo, tan de moda y preferencia en el interés de los jóvenes actuales; pero no usado por puro aderezo externo, pues ello le concedería un mero valor temporal, sino porque lo aborda para fijar una postura crítica ante la intolerancia y las conductas agresivas a las que conducen la intransigencia y el irrespeto a las diferencias. Toda la trama transcurre en un dosificado creyendo argumental, manejado por el autor con maestría dramatúrgica para mantener el interés lector, para al final sorprendernos con una solución totalmente realista del conflicto y destacar valores como la persistencia, la fuerza del amor y la valentía.

Matilde Rentería es una escritora poco proclive a la promoción de su obra; sus libros, en ediciones de autor, han circulado de manera limitada por su país: Chile. Entre estos podemos mencionar: Los cuentos de la Nati, Yoseg, Los caprichos de Natalia, y Cuba íntima. Crónica de un viaje.

Esta ha sido su primera incursión en un certamen literario y se alzó con una de las menciones otorgadas por su libro En silencio.

Se trata de una novela psicológica, narrada desde la perspectiva de un joven introvertido y sin el comportamiento optimista y alegre del resto de sus coetáneos, que lo lleva a una posición de aislamiento social y de incomprensión familiar. El texto aborda también el tema de la discapacidad, ésta en la coprotagonista de la historia y en una manifestación no abordada con mucho frecuencia: la condición de sordo muda. Esta joven motiva y mueve el sentimiento amoroso del protagonista y lo hace buscar y encontrar su lugar en la sociedad. Es, por lo tanto, una novela de crecimiento, muy adecuada para la edad juvenil, pues los acontecimientos que vive su actor principal y narrador, de quien, con toda intención de la autora, no le conocemos el nombre, lo llevan a un enriquecimiento de perspectiva de vida, con positivos cambios sociales, familiares y personales.

Es un texto con una redacción precisa y un lenguaje acorde a los parámetros apropiados para un libro puramente realista. Los acontecimientos están expuestos de tal manera que despiertan la curiosidad por la solución de los conflictos principal y parciales. Tiene presente el ingrediente romántico como motor primordial para las motivaciones de la acción dramática.

A orillas del Guadalquivir, de la argentina Carla Dulfano, aborda un muy interesante asunto, que aunque enmarcado en un momento histórico determinado de la península Ibérica en el bien remoto 1148, tiene plena vigencia en la actualidad, pues denuncia la xenofobia y la intolerancia ante posturas diferentes en la vida, en este caso la religión, pues nos traslada a los momentos previos de romperse la aparente armonía con la que allí convivían cristianos, musulmanes y judíos.

Carla trabaja como docente, y en la literatura ha obtenido galardones en concursos de España y diferentes países de América Latina. Es narradora, poeta, compositora y dramaturga y sus libros han aparecido por diferentes puntos del mundo de habla hispana.

Aunque los hechos y personajes de esta novela son ficticios, están inspirados en un personaje real, un médico medieval andaluz, Moisés Maimónides, cuya infancia feliz concluyó con la invasión almóhade marroquí a Córdoba, que obligó a su familia a exiliarse en Toledo.

Después de breves oraciones, de un narrador, que funcionan a manera de título de cada segmentos, estos son narrados en primera persona, pero alternando las voces entre los tres protagonistas. La relación amorosa entre los personajes jóvenes, sus conflictos por los exigentes compromisos religiosos que deben asumir, unidos a las actitudes rígidas de los padres, son elementos que coadyuvan a la comunicación lectora con el público a que está dirigida.

La autora maneja con habilidad la presentación de los diferentes pasajes de la trama para, por una parte darnos una serie de informaciones necesarias para entender las condiciones en que se desarrolla la historia, a la par que logra una dosificación dramatúrgica eficaz. Posee un muy adecuado nivel de lenguaje. Tiene sobre añadido el valor de remitirnos a un espacio geográfico, una época y a una situación que no nos atañe de manera directa, pero que de alguna forma, como latinoamericanos, tiene que ver con la historia nuestra y que constituye en elemento de enriquecimiento para la cultura general de los presuntos lectores de nuestra región.

Luis Cabrera Delgado

La Academia Peruana de Literatura Infantil publica con satisfacción esta segunda apreciación sobre las novelas que obtuvieron menciones honrosas en el reciente Premio Latinoamericano de Novela para Niños y Novela para Jóvenes. El autor del artículo es el distinguido escritor cubano Luis Cabrera Delgado, miembro fundador de la Academia Latinoamericana de Literatura Infantil y Juvenil, quien participó como miembro del Jurado Calificador del Premio. Le agradecemos por su esclarecedor aporte. Como él manifiesta, los trabajos mencionados, dada su alta calidad literaria deben ser publicados, recomendación que hacemos llegar a las editoriales.





sábado, 1 de diciembre de 2012

PREMIO LATINOAMERICANO DE NOVELA PARA NIÑOS Y NOVELA PARA JOVENES


Miembros de la Academia Peruana de Literatura Infantil y representante de la Editorial San Marcos en la ceremonia de entrega de premios a los escritores ganadores del Premio Latinoamericano de Novela para Niños y Novela para Jóvenes.

Dra. Sara Montalván, Dra. Carlota Flores de Naveda. Sra. Graciela de Paredes, Gerente de la Editorial San Marcos. Dr. Roberto Rosario Vidal. Dr. Saniel Lozano Alvarado.


Discurso de Bienvenida. Académico Danilo Sànchez Lihón.

Palabras de la Dra, Carlota Flores de Naveda, Miembro de Número de la Academia Peruana de LIieratura Infantil y Juvenil.  La Dra. Carlota Flores y la Dra. Sara Montalván Arteta, han cumplido un rol protagónico en el desarrollo del Concurso.

Lectura de la Valoración crìtica de la novela de Sócrates Zuzunaga,  enviada por el escritor cubano Luis Cabrera, a cargo del escritor Saniel Lozano Alvarado



El Dr. Roberto Rosario Vidal, Presidente de la Academia Peruana de Literatura Infantil y Juvenil, hace entrega de una Placa Recordatoria al escritor Sócrates Zuzunaga, Ganador del Premio Novela para Jóvenes.

En primera fila: Escritora chilena Matilde Rentería Velasco, Mención honrosa en Novela para jóvenes con la obra En Silencio, recomendada para su publicación,, al lado de la escritora Magdalena Espinoza García y los Académicos Milciades Hidalgo Cabrera y Felipe Rivas Mendo. En la segunda fila, el escritor Félix Huamán Cabrera y numeroso público asistente.


DE CARLOTA CARVALLO A SOCRATES ZUZUNAGA, MEDIO SIGLO NOVELANDO PARA NIÑOS
Por: Roberto Rosario Vidal
Presidente de la Academia Peruana de Literatura Infantil y Juvenil
Uno
Cuando Lima era una ciudad no tan grande y despersonalizada como en nuestros tiempos, las provincias con mayor razón, eran lugares donde casi todos se relacionaban por algún lazo de parentesco, tratándose de tíos y primos, comportamiento que hacía más llevadera la vida, desarrollándose hábitos, costumbres y valores.

Cuando la radio era el único medio de comunicación masivo, tímido y respetuoso, a través del cual no sólo se recibían noticias y música, sino hasta descripciones de encuentros futbolísticos y confrontaciones de box, tan bien narradas que prácticamente, aguzando los sentidos, parecíamos mirar a los jugadores y contrincantes, los padres de familia y principalmente los abuelos eran los principales narradores de historias que la tradición oral renovaba argumentos y enriquecía secuencias que deleitaban a los adultos y atemorizaban a los niños, quienes temblando de miedo se resistían a irse a dormir, por seguir escuchando las historias, al calor de las cocinas de leña y las abrigadoras mantas de las abuelas.

Dos
Estando próximos a celebrar el medio siglo XX, los niños del Perú tuvieron la oportunidad de disfrutar de las aventuras un simpático duende, personaje de la novela Rutsí el pequeño alucinado, de la escritora Carlota Carvallo de Núñez, publicado el 28 de febrero de 1947, por el Ministerio de Educación, que tuvo el acierto de distribuir esta mágica novela en todas las escuelas del país.

La feliz publicación de Rutsí, es un hito en la novelística dedicada a niños y adolescentes de nuestra patria. Hasta entonces los más afortunados podían deleitarse con las revistas procedentes de Argentina y Chile Billiken, Peneka y publicaciones nacionales limitadas que ya habían comenzado a circular desde la publicación del libro de cuentos Juguetes de Alida Elguera Mac Parlin, cuya primera edición data de 1929. Es oportuno resaltar esta iniciativa, que permitió que los jóvenes lectores accedan a historias propias de su entorno socio cultural, a sus experiencias, a los paisajes conocidos, a los personajes familiares, a los valores que les inculcaron sus mayores.

En esta época aparece El retoño de Julián Huanay (1950), obra destacada del indigenismo hispanoamericano que protagoniza un niño serrano llamado Juanito Rumi, quien partiendo de Ayla, al pie de los cerros grises donde nace el Mantaro, se dirige a Lima, la ciudad que atrae a los jóvenes que no encuentran oportunidades de trabajo y desarrollo en sus propios pueblos. Historia de un niño trabajador que a su temprana edad transita como Dante por los infiernos de horrendas y peligrosas minas, donde los niños trabajan en igual condición que los adultos, como todavía en pleno siglo XXI se explota a niños en ladrilleras y en el comercio ambulatorio a altas horas de la noche, ante la indolencia e inoperancia de las autoridades.

Con conocimiento de causa porque Julián Huanay fue minero, relata de manera más cruda y directa que César Vallejo en El Tungsteno (Madrid, 1931), la problemática minera, donde los niños son protagonistas de experiencias que no deben repetirse.

Julián Huanay, junto con Carlota Carvallo y Francisco Izquierdo Ríos, autor de la novela Gregorillo (1957), son pioneros de la novelística dedicada a niños, ejemplo que sigue años después con gran acierto la escritora huaracina Rosa Cerna Guardia con Los días de carbón (1966) obra que el escritor Jesús Cabel categoriza como cuento.

En la década del setenta César Vega Herrera publica La noche de los Sprunkos (1974) con la que obtiene el Premio Nacional de Fomento a la Cultura y Pasakón (1976), novelas fantásticas en las que sus personajes son seres extraordinariamente libres, soñadores y felices.

Una década después el escritor que emerge de las espumas del agitado océano del norte tras el apogeo de la pesca, Oscar Colchado Lucio ingresa a la palestra narrativa con Cholito en los Andes Mágicos (1986), Cholito en la ciudad del Río Hablador (1996), Cholito en la maravillosa Amazonía (1999), novelas para niños de profunda raigambre popular, que se nutren de la tradición oral, de la fabulosa imaginería andina, hasta entonces poco explotada, que este autor desarrolla y difunde con pasión. De esta época data también Las cometas del paraíso de los suicidas de José Hidalgo (1990), ganadora del premio de Novela José Gálvez Barrenechea.

En nuestra patria cada década regala a la literatura nuevas figuras, como si los dioses del Olimpo literario tuvieran minuciosamente planificado despertar con estrellitas de inspiración a los escritores, para que deleiten a los niños y jóvenes con nuevas y variadas obras inspiradas en la diversidad geográfica y cultural de nuestro amado país. La década del noventa corresponde a Félix Huamán Cabrera, poeta y narrador de prestigiosa pluma con galardones en la narrativa social y andina con obras no precisamente dedicadas a los niños. Con esta experiencia, como todo escritor que se respete, Félix Huamán incursiona en la narrativa para niños y jóvenes sin proponerse expresamente, pero poniendo en práctica las más bellas flores de su Edén literario y entrega Agomayo río de arena (1971) obra de la que se desprende y luego de madurar posteriormente el autor publica El toro que se perdió en la lluvia (1995). Vendrán luego sus libros Agua encanta, En las espigas de junio, Haití en los girasoles, La becerra encantada, Gato tinyero, El corcel del Monte Carmelo, Entre las espinas que bonita flor, Los niños de barro y Ladraviento, novelas que son leídas con devoción por los niños de las instituciones educativas principalmente estatales de Lima y gran parte del Centro del país.

En esta corriente se encuentra Resplandor en el Huancamayo (1986) de Magdalena Espinoza García, médico pediatra y escritora de vocación, autora también del libro Niños del Tawantinsuyo (1995), obras en las que Magdalena desarrolla con maestría escenas de la historia prehispánica que narran sobre la forma de vida, del trabajo, luchas, conquistas, inteligencia, arte y valor de los antiguos peruanos.

El tiempo limita referirnos a la obra de los autores contemporáneos que trabajan con ahínco novelas para niños y jóvenes. Sin embargo no podemos dejar de mencionar la obra de Ketty Alvarez Kook Reina de los mazapanes (2000); los libros de Jorge Eslava Calvo: Florentino el guardador de secretos (1990), Descuelga un pirata (1994), La niña de la sombra de colores (1997) y Templado (2004). La simpática novela de Heriberto Tejo Gómez Mi amigo el Glumpo (1998). De Carlos Villanes Cairo Retorno a la libertad (1990), Las ballenas cautivas (1991), Destino la Plaza Roja (1998), entre otras. De Isabel Córdova Rosas, El rescate (2006) y Mozart, el niño genio (2006). De Edgard Bendezú, Fabulinka (2012). Este año nosotros aportamos también a este género la novela El trotamundos en el Callejón de Huaylas, siguiendo la zaga de El trotamundos que nace inicialmente como un libro de cuentos que ha logrado varias reimpresiones en tres ediciones, dos de ellas en Argentina.

Tres
Fiesta de la palabra escrita hecha poesía, prosa que busca el placer estético, género que proclama la libertad y desarrolla la imaginación del autor y del lector rompiendo ataduras, es la novela. En ella pueden tratarse temas trágicos, cómicos, científicos, mágicos, terroríficos, románticos, místicos. Pueden figurar personajes reales imaginarios, fantásticos, presentes, ausentes, imaginados, soñados, admirados, temidos, ignorados, odiados. Animales, plantas, minerales, voces, gemidos, gruñidos, ladridos, maullidos, rugidos. Todo cuando pueda imaginarse, argumentando, creando innovando, amasando la palabra con amor, cultivando el lenguaje como un agricultor enamorado, un pastor de auquénidos en la puna solitaria escuchando el susurro del ichu agitado por el viento, el rugido de los cerros empinados cortando la nieve en delicados copos, trabajando las silabas, las frases artísticamente de modo que reúnan el único requisito de ser expresado con belleza, literariamente. Nada más que eso y si las novelas que crea el orfebre de la palabra tienen como destinatario a los niños, con más razón, deben ser trabajos con mayor rigor.


Cuatro
Queridos amigos, hemos querido celebrar el XII aniversario de la creación de un movimiento literario latinoamericano denominado Academia Peruana de Literatura Infantil y juvenil, que nació el 12 de julio del año 2002 en la ciudad de Ayacucho, en el marco del “I Curso Taller Internacional de Literatura Infantil y Juvenil, Por los niños del mundo, Cuba-Uruguay-Perú” cuyo manifiesto inaugural reza: “Por la Unidad Cultural de Latinoamérica a través de sus culturas y el impulso de la literatura destinada a los niños, niñas y jóvenes, como medio que contribuye a la información y formación de la identidad de los pueblos…”.

En este acto se acuerda crear la Academia Latinoamericana de Literatura Infantil y Juvenil, constituida sobre la base de la creación de Academias Nacionales de Literatura Infantil y Juvenil en cada país adherente. Oportunidad en la que se designa a la escritora Sylvia Puentes de Oyenard, Presidenta de la Comisión Organizadora de la Academia Latinoamericana de Literatura Infantil y Juvenil y se constituye las comisiones organizadoras de las Academias Nacionales de Cuba, Perú y Uruguay en la persona de los escritores Luís Cabrera Delgado, Roberto Rosario Vidal y Sylvia Puentes de Oyenard, respectivamente.

Desde entonces el movimiento ha crecido en el plano humano y territorial, integrando progresivamente a las figuras más prestigiosas de la literatura infantil de Latinoamérica que representan a los países que adhieren su compromiso con la educación, la cultura y el desarrollo integral de la infancia que proclama la Declaración de los Derechos del Niño, promulgado el 20 de noviembre de 1959, aniversario que escogimos para anunciar los resultados de los Premios de Novela para Niños y para Jóvenes, convocados por la Academia Peruana con el auspicio de la Academia Latinoamericana de Literatura Infantil y Juvenil que preside la Dra. Sylvia Puentes de Oyenard, con sede en Uruguay, la Casa de la Literatura Peruana que desde su fundación se ha convertido en la casa de los todos los escritores, cuya Directora la Dra. Karen Calderón nos honra con su presencia, la Editorial San Marcos, constituida por mérito propio en la editorial de los peruanos, representada por la señora Graciela de Paredes, su Gerente de Comercialización.

Siendo esta una fiesta literaria, qué mejor oportunidad que brindar por la literatura, celebrando el triunfo de dos novelas que constituyen hitos históricos a partir de los cuales debe iniciarse una nueva era en la literatura para niños y jóvenes: PALOMITA DE SOL del escritor Ayacuchano Juan Edilberto Sócrates Zuzunaga Huaita y UN REMEDIO PARA BENVOLIO de la escritora argentina residente en Australia Judith Mendoza.

Queremos destacar finalmente que la presente ceremonia de premiación sienta precedentes respecto al liderazgo que deben asumir los escritores, respecto a la publicación de sus obras. No más concursos para premiar a los autores de las casas editoriales. Tomando la iniciativa de la Academia Boliviana de Literatura Infantil y Juvenil que acaba de publicar el magnífico libro Los recomendados, nuestra Academia constituirá una comisión que se abocará a la revisión de la bibliografía adecuada para los niños y jóvenes, a fin de constituirse en valiosa guía para padres y maestros.

Feliz Aniversario de la Academia Peruana de Literatura Infantil y Juvenil. Felicitaciones escritores ganadores. Gracias por el apoyo en la calificación de los trabajos presentados, distinguidos miembros de la Academia Latinoamericana, Cubana y Peruana.

Gracias al selecto público asistente.

Valoración crìtica de la novela ganadora del Premio Latinoamericano de LIJ


VALORACIÓN DE PALOMITA DE SOL

(Novela ganadora del Premio Latinoamericano de Novela para Jóvenes)

El 20 de noviembre fueron dados a conocer los resultados del Premio Latinoamericano de Literatura Infantil y Juvenil 2012 convocado por la Academia Peruana de Literatura Infantil y Juvenil en que resultó ganadora en la categoría de novela para jóvenes Palomita de sol, de Sócrates Zuzunaga; galardón que viene a sumarse a otras distinciones literarias obtenidas por este autor peruano, quien se ha caracterizado por no escribir atendiendo a pautas, moda ni convenciones, sino como expresión de sus necesidades personales; y ello lo demuestran títulos como Y tenía dos luceros, Zorrito de puma y Takacho, takachito, takachín.

Con una formación académica en el ámbito de la enseñanza y, posiblemente, una actividad profesional relacionada directamente con los niños, junto con su particular idiosincrasia de hombre andino, le han servido a la hora de establecer una comunicación estética literaria con los más jóvenes lectores; logrando, según ha sido catalogado por la crítica, “un perfecto mimetismo con el sentimiento infantil”.

Palomita de sol, concebida en 10 capítulos, es una novela de amor, de un primer amor adolescente, que como se expresa en la frase colofón del relato: “…nunca se olvida”; mucho más este por tratarse de un amor trágico, alegórico al drama shaspereano de Montescos y Capuletos, con la peculiaridad de que las causas del cisma son aquí las diferencias sociales y económicas de los personajes.

Trabajada en una no acostumbrada segunda persona, la voz narrativa es un alter ego recordándole a Aluko, su protagonista, todos los detalles de la historia. Este tratamiento formal le otorga originalidad a la obra y hace que el lector tome una actitud más comprometida y participativa en los hechos; los que se van concatenando progresivamente en un adecuado desarrollo dramático capaz de mantener el interés por lo venidero en el próximo momento.

Entre los valores estéticos a destacar en la novela, se debe señalar su proyección desde una cultura latinoamericana autóctona y popular, término este último que asumo como significativo de identidad de uno de los pueblos de nuestro continente. Este elemento está desde el tratamiento mismo del idioma, pues por la proyección de voces vernáculas, la sintaxis de los diálogos, descripciones y narración -que reflejan una forma peculiar del habla latinoamericana-, y la belleza con visos poéticos con que se manifiesta todo el tiempo, enriquecen al castellano. Aquí me gustaría mencionar la tendencia del autor a usar vocablos reconocidos como americanismos (pircado, badulaquería, jebe), quechuas (chitis, tiktimaki, tunyu, kirkinchu) y otros de pura estirpe española, pero poco usados en la actualidad (fintas, dizque, encostalar…)

El sistema de imágenes y metáforas con que se adorna la prosa está en todo momento referido al ambiente donde viven los personajes: la peculiar geografía andina, sus fenómenos atmosféricos, su flora, su fauna... denotando la simbiosis con la Naturaleza del hombre no contaminado por el asfalto. Sirvan a manera de ejemplo estas citas:

“el viento soplaba, suave y cariñosamente, y eso era como las palabras de tu padre, gruñón pero afable” (…) “unos pequeños senos empezaban a crecer y a abultar, como cerritos incipientes” (…) “su pollera celeste, ribeteada con cintas de arco iris” (…) “brincando, como una chivatita que está yendo a abrevar en el caudal de la acequia” (…) “la pancita azul del cielo ayacuchano”

El autor ha sabido reflejar la filosofía, idiosincrasia, patrones de conductas y tradiciones de una determinada población andina, recurriendo de manera directa, cuando le es necesario, a la parábola ilustrativa y educativa de algunas de sus leyendas, como cuando, por ejemplo, para cuestionar la ambición, hace referencia al hermoso canto del chiwaku pidiéndole perdón a Taita Dios, por haber roto el Arí Mankacha en aras de obtener ganancias. La obra proyecta con fuerza la mitología andina, no sólo dentro del ámbito de la literatura, sino desde ella, al globalizado mundo que se construye hoy en día obviando las esencias particulares de los diferentes grupos humanos que habitamos el planeta.

En este sentido señalo la transcripción de formas poéticas que, insertadas de manera oportuna, matizan la trama y dan a conocer composiciones de puro arraigo de la cultura popular. Ello ocurre cuando ante el terrible desengaño amoroso que sufre, el protagonista canta:

“Al cielo pido la muerte,

pero no llega;

quiero ese sueño sin despertar

para olvidarteeeee…”

O en un momento de euforia en que Aluko comienza “a danzar como un danzante de tijeras, silbando la tonada del “wallpa waqay” (…) “y a cantar huainitos de amor:

Esas tus pestañas

alfileres son,

que me han traspasado

hasta el corazón.”

La novela, sin que ese sea su intención, nos va estar transmitiendo en todo momento información de la cultura de este pueblo, como son las prácticas de la medicina tradicional (“la curandera pedía que le traigan un huevo fresco, de gallina negra, puesto en un día martes o viernes. Y, con ese huevo, ella le pasaba por todo el cuerpo al enfermo, lentamente, deteniéndose en cada lugar, rezando unas oraciones extrañas y llamando al espíritu para que regrese al cuerpo del niño…”), sus alimentos (“tuna”, “un cántaro lleno de espumante chicha de jora”, “sopa de maíz molido”); los roles familiares (“te percataste de que su padre te estaba apreciando mucho. Y te dijiste, para tus adentros, que él podría llegar a ser tu suegro y te alegraste mucho con esa idea”); y otros muchos elementos de la vida andina.

Aunque su tema central es el amor, reflejado en la psicología propia de la adolescencia, se abordan otros asuntos de interés como es la actitud discriminatoria ante la diferencia que sufre el protagonistas (“marginado por tus propios amigos de esa época por tener esas verrugas” (…) “eras más despreciado que el chiwakitu o zorzalito negro”); las contradicciones éticas y sociales que enjuician determinados estratos de poder (“Ellos gozan haciendo sufrir a los pobres… Para eso, tienen su plata, pues… ¿Cuándo llegará la justicia para los pobres?...”); las actividades laborales en la que participan los jóvenes varones (“…encostalando papas, junto a tus padres. O, tal vez, estarías mejor cortando alfalfa y pasto para tus cuyes (…) apacentar tus ovejas) y las mujeres (“…hilando ese copo de lana” (…) “¿Vas a tejerte una chompita?”).

Hay en la novela un dibujo psicológico preciso de los personajes, tanto del actor principal como de los actuantes secundarios en el más cercano círculo de este. No sucede lo mismo con la coprotagonista y objeto de amor que mueve la trama, pues su descripción, hecha con ojos de enamorado, se basa más en la belleza física, se obvian las cualidades personales y se regodea en lo puramente externo:

“era una palomita de sol y lluvia y noches de luna, que revoloteaba su grácil adolescencia entre floridos retamales y maizales y alfalfares. Qué caray, era una palomita muy coqueta y de andinos sentimientos, a quien le gustaba recibir miradas anhelosas, porque sabía que sus ojos eran más hermosos cuando ella bajaba sus pestañas” (…) “su risa llegó hasta tus oídos, como la bulla musical de un riachuelo que se desliza por las quebradas con una música de campanitas de plata, o como el canto jubiloso de una lorita bullanguera que se va hacia las quebradas en busca de maizales en flor” (...) “su sonrisa de nievecita blanca”.

Esta no presentación de la Jacintacha en toda su dimensión psicológica, considero está hecha con la intención de propiciar la versatilidad de interpretaciones que los lectores podamos hacer ante el comportamiento de la muchacha en el desenlace de la novela.

Las anécdotas en que transcurre la historia del libro nos llevan desde el surgimiento puro y esperanzador en su protagonista del sentimiento amoroso; pasando por la incipiente y natural sexualidad propia de la edad, la que en el niño en contacto directo con los animales (“…un carnero que tuviste hace un tiempo atrás. Qué caray, éste, pues, no dejaba nunca de perseguir a las ovejas y trataba siempre de querer subirse sobre ellas, con la finalidad de sacudir las ancas, haciendo lo que se tiene que hacer para que la oveja salga preñada y así tenga su cría.”) carece del matiz malsano y represivo que la religión se ocupara de atribuirle (“Lloraste pidiendo perdón a Taitacha Dios y a los santos de la iglesia”); hasta las nefastas consecuencias del sexo cuando está movido por intereses puramente carnales.

El valor de esta novela sobrepasa el estrecho margen del nivel etario del lector implícito con que arbitrariamente se acostumbra a encasillar los libros, pues este es un texto para todas las edades. Su galardón prestigiará al Premio Latinoamericano de la Academia Peruana de Literatura Infantil y Juvenil y en su debut marca el nivel de calidad exigido para próximas ediciones del concurso

A Palomita de sol, me atrevo a augurarle un puesto dentro de los textos clásicos de la literatura latinoamericana.

Luis Cabrera Delgado



Saludos de Uruguay y Bolivia

SALUDO DE LA PRESIDENTA DE LA ACADEMIA LATINOAMERICANA DE LITERATURAA INFANTIL Y JUVENIL DRA. SYLVIA PUENTES DE OYENARD.



Mis queridos amigos y hermanos de ideales, Concurso

Hoy es un día de fiesta para quienes amamos a los niños y a los libros. Después de un esfuerzo sostenido, la Academia Peruana de Literatura Infantil y Juvenil culmina una etapa muy importante de celebración de la hermandad latinoamericana. Gracias todos los integrantes por el trabajo laborioso, la dedicación y el talento para concretar esta magnífica idea del Concurso Internacional de Novela en el que han participado valiosas plumas de diferentes países. Gracias a la Editorial que tan generosamente ha auspiciado este concurso, al Dr. Roberto Rosario Vidal, a los colegas académicos y a los escritores laureados. Reciban la más cálida felicitación y el deseo de que continúen cerca de nuestra institución. Algunos ya están comprometidos con la causa y han prestigiado este certamen. Desde el río de los pájaros pintados la enhorabuena y la seguridad de que estos hechos nos permiten alentar una esperanza sobre el deteriorado panorama cultural de nuestra juventud.

Atte.

Dra. Sylvia Puentes de Oyenard

Presidenta Academia Latinoamericana de Literatura Infantil y Juvenil

Presidenta Academia Uruguaya de Literatura Infantil y Juvenil



SALUDO DE LA PRESIDENTA DE LA ACADEMIA BOLIVIANA DE LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL ESCRITORA LILIANA DE LA QUINTANA

Para Danilo, Carlota, Sara y Roberto:

Estimados amigos:

Nuevamente felicitarlos por el Concurso que tuvo tan importante respuesta latinoamericana.

Hoy llegue a Bolivia y desde aquí les envío mis mejores deseos de un gran evento.

Ha sido un verdadero gusto poder compartir con ustedes y les agradezco tan linda oportunidad para estrechar aun más los lazos de las Academias.

Estaré atenta a sus comunicados de los futuros planes.

les enviare las fotos que tomamos en el Hotel.

Un abrazo

Liliana de la Quintana

Presidenta de la Academia Boliviana de Literatura Infantil y Juvenil