lunes, 14 de diciembre de 2009

Discurso de incorporación del Dr. Jesús Cabel




Sr. Presidente de la Academia Peruana de Literatura Infantil y Juvenil
Srs. Académicos
Señores y señoras

No puedo dejar de confesarles la emoción que me invade, así como el agradecimiento hondo, personal y sin fronteras por esta hospitalidad que me brinda la Academia Peruana de Literatura Infantil y Juvenil, en donde encuentro desde su esforzado y reconocido Presidente, la presencia de muchos colegas que desde hace más de tres décadas nos iniciamos en los caminos de la creación, investigación y promoción de la literatura infanto-juvenil del país. Por cierto que dedicarse a este rubro ha sido y es para mí, reconocer la situación de indiferencia con que se mira a los niños y jóvenes del Perú, cuando se habla no solo de su literatura sino de su condición social, económica y cultural, entendida como una necesidad impostergable de reconocimiento y valoración de los mismos niños y jóvenes en una realidad crucial y desafiante.

A la Academia, a mis colegas, a los niños y jóvenes del país, quiero tributarles mi homenaje de hombre comprometido con la literatura y la cultura de Ica y del Perú.




CIRO ALEGRIA Y SU NARRATIVA INFANTIL Y JUVENIL



En ese breve y medular ensayo La literatura infantil en el Perú, el maestro Francisco Izquierdo Ríos nos advertía refiriéndose a qué literatura infantil era la más adecuada, que existía aquella, entre otras, que resultaba ser “compilaciones de páginas espigadas en las obras de los grandes autores de un país y del mundo” (1). Ese es el caso de Ciro Alegría, quien como sabemos desapareció físicamente en 1967 y recién al año siguiente, la escritora Dora Varona de Alegría recopiló y seleccionó un conjunto de relatos reunidos bajo el título de Panki y el guerrero (1968) (2). Lo cierto es que nuestro gran narrador sin proponérselo escribió páginas recónditas y vibrantes, que los niños y jóvenes del país e Hispanoamérica han retomado como suyas y hoy es uno de los autores clásicos también en este género.

Veamos algunas facetas de Alegría, precisamente de su infancia, que aparecen en esa magnífica biografía titulada Ciro Alegría y su sombra (3): “…Cirito se quedaba rondando al padre. José leía mucho y poco hablaba. El pequeño le pidió que le enseñara a leer. Así encontró el padre una forma útil de entretenerse y de hacer que el hijo descubriera el maravilloso mundo de las letras. A los tres meses el niño leía de corrido, para orgullo de José. El padre comentó la hazaña y la madre se emocionó hasta las lágrimas cuando le escuchó leer de corrido una crónica del periódico. A partir de ese día la biblioteca de Marcabal comenzó a recibir, enviados de Trujillo por la abuela Elena y la tía Rosa, libros juveniles como Las mil y una noches, los cuentos de Andersen y otros bellos tomos más en volúmenes de tapas duras, letra clara y hermosas ilustraciones que el pequeño lector devoró ávidamente, imaginando otros mundos maravillosos con los ojos abiertos” (4)

A los siete años de edad en compañía de su tío, Luís Alegría Linch, viajó a la ciudad de Trujillo para iniciar sus primeros estudios en el Colegio Nacional de San Juan. Fue su profesor el poeta César Vallejo. Años después escribirá: “César Vallejo –siempre me ha parecido que ésa fue la primera vez que lo ví- estaba con las manos sobre la mesa y la cara vuelta hacia la puerta. Bajo la abundosa melena negra, su faz mostraba líneas duras y definidas. La nariz era enérgica y el mentón más enérgico todavía, sobresalía en la parte inferior como una quilla. Sus ojos oscuros –no recuerdo si eran grises o negros- brillaban como si hubiera lágrimas en ellos. Su traje era viejo y luido y, cerrando la abertura del cuello blando, una pequeña corbata de lazo estaba anudada con descuido. Se puso a fumar y siguió mirando hacia la puerta, por la cual entraba la clara luz de abril. Pensaba o soñaba quién sabe qué cosas. De todo su ser fluía una gran tristeza. Nunca he visto un hombre que pareciera más triste. Su dolor era a la vez una secreta y ostensible condición, que terminó por contagiárseme. Cierta extraña e inexplicable pena me sobrecogió. Aunque a primera vista pudiera parecer tranquilo, había algo profundamente desgarrado en aquel hombre que yo no entendí sino sentí con todo mi despierta y alerta sensibilidad de niño” (5).

Más adelante afirmará: “Algo que le complacía mucho era hacernos contar historias, hablar de las cosas triviales que veíamos cada día. He pensado después en que sin duda encontraba deleite en ver la vida a través de la mirada limpia de los niños y sorprendía secretas fuentes de poesía en su lenguaje lleno de impensadas metáforas. Tal vez trataba también de despertar nuestras aptitudes de observación y creación. Lo cierto es que frecuentemente nos decía: “Vamos a conversar…”. Cierta vez se interesó grandemente en el relato que yo hice acerca de las aves de corral de mi casa. Me tuvo toda la hora contando cómo peleaban el pavo y el gallo, la forma en que la pata nadaba con sus crías en el pozo y cosas así. Cuando me callaba, ahí estaba él con una pregunta acuciante. Sonreía mirándome con sus ojos brillantes y daba golpecitos con la yema de los dedos, sobre la mesa. Cuando la campana sonó anunciando el recreo, me dijo “Has contado bien”. Sospecho que ese fue mi primer éxito literario” (6).

¿Cuáles fueron las lecturas que Ciro Alegría frecuentaba en ese tránsito de la infancia a la juventud? Él mismo se encargará de aclarar: “Entre mis más viejos recuerdos de lector desfilan innumerables nombres. Los principales: Cervantes, Calderón de la Barca, Víctor Hugo, Campoamor, Alejandro Dumas, Pérez Galdós, César Cantú, Julio Verne, Jorge Isaacs, Ernesto Renán, Shakespeare, Chateaubriand, Walter Scout, Bufón, Goethe, Sarmiento, Rubén Darío, Amado Nervo, Chocano, González Prada, Ricardo Palma, El Tunante. Había cien más. Como se ve, unos eran autores de aquellos tiempos y otros, de todos los tiempos.” (7)

Fue una experiencia inolvidable para Ciro Alegría contar con una biblioteca en casa, que se constituyó en su primer y maravilloso descubrimiento de infante; tener un padre lector por excelencia y con quien aprendió a leer, y definitivamente estar dentro de un ámbito que lo incitaba a ser un lector entusiasta, imaginativo y vivaz. Desde los primeros años Alegría fue captando el mensaje de los cuentos que leía y aprendió sin proponérselo a interpretar la realidad de su entorno que más tarde estampará en sus tres novelas clásicas: La serpiente de oro(8) (1935), Los perros hambrientos(9) (1939) y El mundo es ancho y ajeno (1941).

Hay que señalar, brevemente, que en las novelas anteriormente citadas existen excelentes pasajes con claro sustento en la literatura oral de La Libertad, constituyéndose así en verdaderas joyas de la literatura infantil y juvenil, probablemente a despecho del propio autor. En las tres novelas clásicas existe un promedio de quince cuentos: cinco son leyendas, tres fábulas y siete sucesos históricos o aventuras vivénciales. Entre las leyendas y las fábulas, algunas pertenecen al reino animal, como: “La muerte de los pajaritos”, “La sombra del puma”, “El zorro blanco”, “Los rivales y el juez”, “El zorro y el conejo”, “El ayaymama”, “Gueso y pellejo” y “La culebra con soroche”; otras tienen una fuerte dosis de moralidad y cristiandad: “Cómo el diablo vendió los males por el mundo”, “La sombra del puma”, “El consejo del rey Salomón”, y entre sucesos históricos o aventuras vivenciales están: “La quemada”, “El manchaipuito” y “Basta de amor comadre”. Más adelante veremos cómo estas narraciones han ido formando parte de las nuevas publicaciones dedicadas a la literatura infantil y juvenil.

Pero el itinerario oficial de Ciro Alegría, repito, en el rubro infantil y juvenil, se inicia con ese extraordinario libro titulado: Panki y el guerrero (1968), recopilado y seleccionado por Dora Varona de Alegría. El título procede de una versión libre de una leyenda aguaruna, narrada por el silvícola Moisés Manco Dujinkus Yumis, en Yarinacocha y que nuestro célebre narrador publicó por primera vez en el diario “La Nación” de Buenos Aires, el 15 de julio de 1960 (10) y posteriormente lo incluyó en su obra Duelo de caballeros(11).

Se trata sin duda, del libro base o matriz, del cual luego se sucederán una serie de publicaciones. Está compuesto de tres secciones: “Cuentos y leyendas de origen amazónico”, “Cuentos y leyendas de los andes peruanos” y “Cuentos y leyendas americanos”. Hacen un total de dieciséis narraciones.

En “Cuentos y leyendas de origen amazónico” se incluye, entre otros, la “Leyenda del ayaymama” que es parte de la novela El mundo es ancho y ajeno (12). Al respecto, el crítico Tomás G. Escajadillo afirma: “A pesar de la frescura y aciertos del relato, nos encontramos frente a un fragmento narrativo que nada tiene que ver con el cuerpo del capítulo, que no cumple ninguna función. La incorporación de esta leyenda implica, a mi juicio, la caída en la fácil tentación de la narrativa acerca de la selva de incorporar materiales ‘exóticos’ por la seducción y atractivo de los materiales en sí, sin que el narrador se pregunte por la funcionalidad de tales materiales en el contexto de la novela como organización unitaria. Pienso que este sería uno de aquellos ejemplos de fragmentos que hubiera sido necesario podar…” (13). La opinión del ensayista es por su inclusión en la novela; sin embargo como leyenda autónoma resulta un relato vibrante que trata la historia del Cacique Coranke y de su mujer Nara, castigados por el genio malo de la selva, Chullachaqui, al convertir a su hija en un ave hechizada cuyo grito quejumbroso “ay…ay…mamá” le dio por nombre ayaymama, que es el nombre con que la gente del lugar conoce a esta ave.

En “Cuentos y leyendas de los andes peruanos” aparecen dos textos de El mundo es ancho y ajeno: “El zorro y el conejo” y “Los rivales y el juez”. El primero es una divertida escaramuza que el conejo le juega al zorro para lograr finalmente confundirlo y salvarse de las garras del carnívoro. (14). Edmundo Bendezú Aibar encuentra que si el zorro “representara al terrateniente o mandón no podría ser la víctima al mismo tiempo. En la realidad, si el blanco es el mandón no puede ser víctima al mismo tiempo… El zorro, atoq en quechua, era también un animal andino, mientras el conejo fue importado y como tal representa mejor al hombre europeo o español; el ingenio mostrado por el conejo, es una cualidad muy celebrada en la cultura invasora. El zorro ha perdido la astucia, parece tonto y hasta estúpido, siempre padece hambre, sabe que va a ser engañado pero continúa con el juego del engaño; sabe, por alguna razón misteriosa que no le conviene terminar el juego; es perseverante en perseguir al conejo, sabe que algún día lo atrapará y se lo comerá, cuando la razón misteriosa desaparezca; algún día el zorro conocerá todas las tretas del conejo y acabará con su arrogancia. El conejo no podrá jamás comerse al zorro, lo único que puede hacer es engañarlo, diferir el plazo de su caída, hasta que el zorro recobre su astucia y de vencido se transforme en vencedor, su condición de víctima es transitoria aunque patética” (15). El segundo trata de las diferencias establecidas entre un sapo y una cigarra que se disputan el mejor canto. Concluye en que el juez elegido, o sea la garza, termina por devorarse a los dos contrincantes. Bien puede aplicarse aquí ese refrán que dice que en pleito de dos gana el tercero. “Gueso y pellejo” pertenece a la novela Los perros hambrientos (16), y es la puntual historia de dos canes cuya acción está ligada más al discurrir del cuento que de la misma realidad.

En “Cuentos y leyendas americanos”, Alegría presenta un conocimiento extraordinario de nuestra América, ganado en más de veinticinco años de exilio. Reúne material popular de Chile, Brasil, México y Colombia.

¿Qué elementos de la literatura infantil presenta en este primer y celebrado libro para niños y jóvenes?
En primer lugar hay que señalar que las descripciones en general son claras, ágiles y con diálogos frecuentes y cortos. Hay una acción ininterrumpida que invita a la curiosidad mediante un suspenso bien logrado. El autor desborda en imaginación y conmueve con sus personajes que pasan de forma inmediata a formar parte del imaginario del niño o del joven. Hay cierto humor, disimulado, implícito en los diálogos que logran atrapar la atención del niño y del joven, y como telón de fondo, las imágenes que emergen sugerentes de poesía del paisaje. Alegría es un poeta de la geografía agreste que lo rodea, pero también a través del lenguaje desarrolla estéticamente los sonidos, el ritmo y los colores de la naturaleza.

Luego vendrá El sol de los jaguares/ cuentos amazónicos (1979), compuesto por tres secciones: “Leyendas amazónicas”, en donde se incluye cinco leyendas correspondientes a Panki y el guerrero y se agrega la “Leyenda de Tungurbao”. En “Cuentos amazónicos” se incluye dos cuentos que aparecen editados por primera vez: “El grito” y “La llamada”, y “La madre” que pertenece a Duelo de caballeros. En este trío narrativo se percibe cierto aire fantasmal, de intriga, soledad y melancolía por los sucesos que ocurren en un ambiente tan difícil y controvertido como es la selva del país y donde el hombre llega a vincularse tanto con la naturaleza que se confunde en cuerpo y alma. Alegría nos descubre no sólo otro paisaje tan diferente al de la costa y de la sierra, sino que presenta con rasgos extraordinarios al poblador más de las veces tan humilde y necesitado que cada día, sobrevivir, es, en verdad, un desafío crucial y mortal, donde la realidad es más poderosa que la imaginación.

En “Narración amazónica”, la tercera parte de estos cuentos amazónicos, encontramos a “Sacha y sus padres” (17) y “Sangre de caucherías”. El personaje central en el primero es Sacha, un pequeño de apenas cuatro años, hijo de los colonos Garmendia Anselmo y Emilia, naturales de Iquitos. Los hechos ocurren a orillas del río Shipibo afluente del Ucayali; lo que nos transporta a un ámbito selvático con riesgos y paisajes asombrosos. En realidad, Sacha goza con la exhuberancia de la naturaleza, que es su único universo, y con el cuidado que le prodigan sus padres. Como todo niño de la selva es preparado para enfrentarse a los peligros que en ésta existen; ayuda a sus progenitores en la recolección de leña; lleva y trae agua; siembra, cosecha; debe aprender a guiar la canoa entre las turbulencias del río, y extraer peces cuando sea necesario. Sus actividades, como se ve, distan mucho de las que realiza un niño de la costa, y están más emparentadas con las de un niño campesino.

Las aventuras de Sacha siempre están cercanas al buen humor. Por otro lado, lejos de presentar a un padre autoritario, éste es, por antonomasia, comprensible, tierno, trabajador y generoso. El encontrarse aislados de las civilización, si bien es cierto les trae inconvenientes, les permite sentirse más unidos y más libres, ellos son poseedores de un destino que forjan día a día. La madre colabora estrechamente. La comprensión y el amor es el pan de cada día, hasta que llega la temporada de invierno y aparecen las lluvias y la crecida del río. Ahí empieza la lucha titánica por sobrevivir.

Lo cierto es que la casita, levantada por los padres de Sacha, es violentamente borrada de la geografía selvática. Las peripecias por salvar lo necesario y salvarse ellos mismos, en una frágil canoa, es materia de este relato maravilloso en seis capítulos. Pasado el peligro puede percibirse el notable cambio que se produce en Sacha. Ahora los inconvenientes serán mayores y múltiples; elementales como hacer fuego, y vitales como tener un techo donde cobijarse.

Es importante resaltar el grado de unidad de esta familia ejemplar, que con serenidad y soportando el hambre logra levantar otra vivienda, porque “la casa no existe por sus materiales sino por el espíritu de quienes la habitan. No hay casa que dure entre el recelo y la discordia”, le dice el padre Anselmo. El desarrollo del relato deja, también, la sensación de que la selva por su misma abundancia vegetal es una zona propicia para la mortalidad infantil provocada por las enfermedades infecciosas y parasitarias. El saneamiento del lugar es escaso y en esta situación es fácil comprender que el niño de la selva, como Sacha, que generalmente no usa ropa, está condenado a morir, a veces antes de que nazca.

La otra narración es “Sangre de caucherías” que en realidad es el capítulo XV de El mundo es ancho y ajeno y tiene como personaje central a Augusto Maqui, nieto del mítico Rosendo Maqui(18), alcalde de Rumi, quien un buen día decide convertirse en “comunero emigrado”, escogiendo la selva y el caucho como destino. Otros, jóvenes como él, anteriormente han preferido el cocal y la mina. Los incidentes a que a de enfrentarse Augusto, en un mundo donde impera la ley del más fuerte o “la ley de la selva”, es en verdad una aventura donde la propia vida se juega en cada momento de la existencia. Alegría nuevamente le inyecta a la narración todo el color y la violencia posible que ocurre en ese mundo llamado “infierno verde”. Paisaje indescifrable y hombres que son ganados por el trato cruel, forman un binomio casi absurdo pero cierto. No olvidemos que de este capítulo forman parte, también, los relatos: “El ave invisible que canta en la noche” y la “Leyenda del ayaymama”, que en alguna medida no encajan dentro de la trama central del capítulo, pero que sin duda prolongan cierta visión de lo que en el fondo es la mítica naturaleza selvática.

El asunto es, como escribe Alegría, que “…Augusto se sintió definitivamente solo y perdido. Pensando en sí mismo, comprendió que el error más grande que cometió en su vida fue el de abandonar su comunidad. Por lo demás, si se endeudó y perdió su libertad, por lo menos nunca fue flagelado como los otros peones ni se enfermó jamás y hasta parecía que iba a fugar con Carmona y el Chino. Pero nadie vive en la selva sin recibir su marca de látigo, bala, zarpa, víbora, flecha, caucho. A él le había tocado ahora la del caucho y del modo más duro e irremediable. No fue una sorpresa cuando la mujer le quitó la venda y se quedó, netamente, de cara a la sombra” (19), es decir, ciego.

Y, pese a todas las desgracias, el final de esta narración no deja de mostrar la intención de creer que la felicidad es posible, pese a esa situación de deterioro físico y demás calamidades: “Maibí y Augusto –concluye el narrador- fuéronse a vivir en una cabaña levantada a la orilla del bosque. Ella cultivaba una chacra de yuca y plátanos. El ciego tejía hamacas y petates de palmera que vendía o canjeaba por objetos útiles a los hombres de la lancha. En las noches calmas, mientras la inmensa luna del trópico pasa lentamente por los cielos, los bosques y los ríos, Maibí cuenta a su marido ingenuas historias o le entona dulces canciones. Oyéndola, Augusto recuerda al pájaro hechizado que canta en la noche. Maibí es también como un ave invisible que canta en la noche. En su noche” (20). Se trata pues de una narración auténtica de aventura, tal como lo señala Rocío Vélez de Piedrahita en su Guía de Literatura Infantil. (21)

Otro de los libros que ha alcanzado una formidable difusión entre los jóvenes, es Sueño y verdad de América (22). La primera edición data de 1969 y contiene trece cuentos, incluyendo una versión fragmentada de “Fistzcarrald, un pionero en la selva”; pero en la más reciente edición que consta de quince cuentos, agrega: “Descubrimiento del río Amazonas”, “Eldorado” y “La revolución de Atusparia”. Desde el título de esta obra, Alegría nos conduce magistralmente por lo que fue el itinerario equivocado o no de Cristóbal Colón, quien al mando de las carabelas Pinta, Niña y Santa María alcanzó la proeza de llegar a un territorio exuberante, las “tierras del oro y las piedras preciosas, del clavo, la canela y las especias…Sucesivamente, según consta en su diario, oiría cantar a un pájaro vulgar y le sonaría a ruiseñor, vería manatíes y les creería sirenas, encontraría un río y entendía que era el Edén del Paraíso Terrenal… tal mezcla de sueño y verdad se llamaba ya América”. Este primer cuento, sin duda, resulta un ingreso feliz al libro y apertura no solo el interés sino el conocimiento y disfrute de hechos que realmente ocurrieron pero que en la pluma del narrador adquieren una magia insólita, singular y plena de sabiduría. Nos narra también cómo fue descubierto el río Amazonas, ese río que más parece el propio océano por su gran tamaño y profundidad, y comprobamos que no solo fue una aventura para sus protagonistas sino un desastre en el que se perdió todo, incluyendo la vida de centenares de indios. En esa búsqueda estaba también encontrar al fabuloso “Eldorado” que tuvo diversos lugares de origen, pero cuya grandeza de oro fue el objeto de muchas aventuras y desgracias. Las historias y creencias se multiplican pero lo cierto es que nadie alcanzó a encontrar esa ciudadela de oro, donde todo lo que brillaba, inclusive las arenas, según se dice, eran de oro.

Los cuentos que componen Sueño y verdad de América, según su recopiladora, la escritora Dora Varona, provienen de las publicaciones aparecidas en la década del cincuenta, en la revista “Carteles”, el diario “El Mundo” y la revista “Industria Peruana”, de Cuba, Puerto Rico y Lima, respectivamente. Solo “La revolución de Atusparia” ha sido extraído de El mundo es ancho y ajeno. En todos ellos, finalmente, anima al autor a reconocer en la geografía, personajes, hechos y escenas que han ido modelando nuestra esencia y razón de pertenecer a este continente donde cada día se descubre algo nuevo y novedoso. De cómo la quinina, la corteza milagrosa adquiere el nombre de chinchona; o la flor de tara hasta nos hace olvidar las penas; o el caso increíble de Pedro Serrano, cuya paciente espera para ser rescatado es tal vez la espera del latinoamericano que sueña con cambiar alguna vez las reglas de juego que rigen su vida, o de Pedro Pablo Atusparia que optó por la rebelión a continuar en una actitud miserable y de abandono. En el libro, repito, desfilan épocas y personajes como Bolívar el Libertador o León Escobar, el famoso bandido peruano, pero fundamentalmente encontramos historias plenas de conquistas, exploraciones, colonizaciones y libertadores, con visos de leyenda.

Fitzcarraldo, el dios del oro negro (1986) es en realidad la biografía vibrante y apasionada de Carlos Fermín Fitzcarraldo López, nacido en Huari como su madre Esmeralda López, e hijo del norteamericano William Fitzgerald, quien después adoptaría el nombre de Guillermo Fitzcarraldo. En esta gran historia plena de aventuras puede decirse que existen dos grandes momentos decisivos. El primero, que cubre los años de estudio en Huaraz y Lima, y el frustrado viaje a los Estados Unidos para seguir estudios náuticos según la tradición de la familia. Luego, huérfano de padre, decidirá ir a la selva a extraer caucho o el “oro negro”, cuando apenas contaba con diecisiete años de edad. Sin embargo, Fitzcarraldo López se adentró diez largos y a veces penosos años en el bosque amazónico. ¿Qué fue lo que hizo y logró en ese lapso? Alegría traza pinceladas precisas para describir al pionero y afirma que su figura “parece un héroe de novela de aventuras”, que asume “contornos de leyenda” y que era “adorado por los indios campas, ante quienes se hacía pasar por Hijo del sol” y es entonces reconocido como amachengua, es decir un hombre superior, maestro y conductor. Y siendo en realidad un foráneo “encarnaba las virtudes que más podía celebrar un selvático y era, además, portador de un gran mensaje”. Este mensaje se resumía, por cierto, en que las tribus entraran al bosque para extraer el caucho, lo cual sin duda era una simple treta de Fitzcarraldo que finalmente alcanzó un tremendo éxito. Sucede que diez años internados en ese mundo inacabado de la selva le sirvieron de aprendizaje y es así como sabía “todos los secretos de la jungla”, “nada en materia de caucho le era desconocido”.

El segundo momento se produce cuando Fitzcarraldo llega a Iquitos, una ciudad con casitas de madera y zinc de apenas 30 000 mil habitantes, con cuatro balsas cargadas de caucho, tenía entonces veintiocho años; forma la empresa Cardozo, Fitzcarraldo y Cía para exportar el caucho a Estados Unidos y Europa, contrae nupcias con Aurora Velasco y expande su negocio aceleradamente, pero a la vez descubre el llamado Istmo Fitzcarraldo y es llamado “el señor del Ucayali”. Sus continuos viajes de negocios y su proceder de hombre práctico y de acción, concluyen en un naufragio donde por salvar a un amigo y compañero, ambos terminan “tragados por las aguas…”. Historia en verdad edificante, de un pionero que no solo descubre los secretos de la selva y la de sus habitantes, sino que, asimismo, demuestra las grandes posibilidades que ésta encierra para el futuro desarrollo industrial del país.

Libro singular en la bibliografía del ilustre narrador, de técnica lineal en todos los sucesos que presenta, destacándose como denominador común el componente histórico y un realismo sorprendente, profundo y evocativo de un lugar o lugares del país. Dice Petrini con justeza que este elemento debe mostrarse comprensivo de motivos sociales, científicos, naturales, religiosos, dirigidos a hacer sentir “nuestra solidaridad y la de los adolescentes no solo en el espacio, sino en el tiempo, teniendo presente cómo el sentido de la historia en aquella edad es la conciencia visiva de que se vive como hombre en un mundo único y natural junto con los animales y las plantas, en una patria que es semejante a una patria más grande, hacia la que dirige sus esfuerzos la civilización contemporánea” (23). Y en cuanto al personaje, Alegría presenta la vida en el mundo de la selva como una gran sorpresa. Anota Rodríguez Castelo, “a menudo compleja, dura, casi agónica, pero con posibilidades de conquista. Ese es el último sentido, en cuanto visión poética del mundo, de la aventura” (24), que bien puede interpretarse también como un viaje interminable hacia la conquista de nuestros ideales.

La más reciente recopilación preparada por Dora Varona y titulada El burro Perico y otros animales anecdóticos (2008) consta de cuatro partes, todas complementarias: “El burro y su circunstancia” (escrito en Cuba), “Otros animales anecdóticos” (escrito en Estados Unidos), “El caballo y el jinete en América” y “Animales de los Andes” (escritos en Lima). Tienen además, la particularidad de haber aparecido publicados en periódicos de los lugares donde fueron escritos. Pero en todos ellos palpita la voz estremecedora y apasionada de Alegría por su inconfundible y acentuado amor a los animales. En “El caballo y el jinete en América” confiesa: “Como andino que soy y crecido en una hacienda, me gustan los animales. Creo que vivir entre caballos, perros, vacas y demás semovientes habría sido mi destino, de no mediar el hecho de que a mi padre le placía leer. Siempre llevo latente la afición al campo y cada vez que puedo, estoy unos días a cielo abierto” (25); y luego aparece algo insólito, cuando el famoso caballo peruano de carrera Parking, le escribe una misiva y él, emocionado, le contesta: “Es natural que te entienda. Hay caballos en mis viejos recuerdos. Veo llegar, como envuelto en la radiosa nube de un remoto cielo de infancia, a un gallardo caballo blanco jineteado por mi abuelo. Yo tendría entonces tres o cuatro años. El apero relucía de piezas plateadas y el lucio caballo braceaba acompasadamente, enarcado el cuello, brillantes los ojos retintos, los crines desflecados por el viento. Montar a caballo fue mi primera aspiración. La realizaría a los cinco años” (26).

Sin embargo, el disimulado humor y cierta melancolía que recrean a las anécdotas, sobre todo, las dedicadas al burro Perico que da título al libro, adquiere un tono de reflexión y de defensa cuando se refiere, por ejemplo a la llama: “…es una estilización animal de los Andes, con un vital toque de gracia. Al caminar lo hace con un paso breve y blando, llevando el cuello gallardamente erguido y alerta las orejas agudas. Sus colores son tan variados como los del caballo y en sus hondos ojos negros hay vivacidad y ternura”; o a la vicuña: “…tan inmaculada a toda la historia patria y consagrada desde hace más de un siglo como emblema en nuestro escudo, es un animal que a la República debía inspirar respeto y cariño. A juzgar por las condiciones en que se encuentra, desgraciadamente no es así. Se le está dando inclusive ponzoña”; o al cóndor: “…es un blasón de los picachos. Al volar produce un rumor fuerte que puede ser escuchado a mucha distancia. Su sombra se proyecta sobre el suelo, muy ancha, de modo que es como si otro cóndor volara a ras de tierra. Los indios dicen que ser cubierto por la sombra del cóndor da buena suerte. Muy pocos son los que pueden quedar bajo tal sombra alguna vez, pero alegrémonos de que los cóndores sigan embelleciendo nuestra tierra y su sombra pase siempre, como un toque de suerte sobre el Perú” (27).

Es así, como a lo largo de sus novelas y cuentos, los animales, los niños (28) y los jóvenes (29) adquieren representatividad, tal vez como una prolongación de las experiencias personales oídas o vividas desde la infancia y la adolescencia del autor, pero que, finalmente, serán traspuestas de forma magistral al plano literario. Alegría sobrevivió, entre otros aspectos, a un exilio de varios lustros y a enfermedades mortales, que no le impidieron descubrir un país palpitante, complejo y contradictorio, ni tampoco ser considerado por la crítica especializada como uno de los fundadores de la narrativa peruana y por cierto, un fundador y clásico de la literatura infantil y juvenil del Perú.

JESUS CABEL



NOTAS
(1) Francisco Izquierdo Ríos. La literatura infantil en el Perú. Lima: Casa de la Cultura del Perú, 1969. p.7.
(2) Ciro Alegría. Panki y el guerrero. Lima: Colección Infantil “Ciro Alegría”, 1968. 96 pp. El libro obtuvo el Premio Nacional de Literatura Infantil “José María Eguren”, 1968. Se entregó hasta 1971. Escritores que merecieron el mismo premio son: Arturo Corcuera, César Vega Herrera, Carlota Carvallo, Jorge Díaz Herrera y Mercedes Ibáñez Rosazza.
(3) Dora Varona. Ciro Alegría y su sombra. Lima: Editorial Planeta Perú S.A., 2008.
(4) Ob. Cit., p.34
(5) Ciro Alegría. Mucha suerte con harto palo/ Memorias. Buenos Aires: Editorial Losada S.A., 1976. p.35.
- El primer capítulo de estas Memorias con ordenamiento, prólogo y notas de Dora Varona, se titula “Nace un niño en los Andes”. En 1986, aparecerá como texto autónomo.

(6) Ob. Cit., p. 37
(7) Ibid, p. 70
(8) Alberto Escobar señala que la historia literaria “habrá de reconocer que en esta novela la naturaleza sirve a la definición del personaje y exalta el señorío del hombre, afirmando la condición humana en el trabajo y en la libertad. La dinámica heroica de los actores subraya la atracción del paisaje en su calidad de natura contemplada, pero no hay disyunción; pues todos los elementos, inclusive los nimios y fugaces, concurren hacia una imagen totalizadora que aglutina los rostros culturales, los hábitos psicológicos, los patrones éticos, la doble norma lingüística, el carácter individual y colectivo, y los proyecta en un complejo estético, con la autenticidad de una experiencia que dice llanamente de la grandeza del mundo regional, pequeño pero propio, y humanizado por una actitud que rechaza el envilecimiento del hombre y reclama no lástima, sino admiración”. En: Revista Literaria Algo te Identifica, Nº 2. Trujillo, febrero del 2001. p. 110
(9) Según Estuardo Núñez, “Alegría presenta con un mensaje de protesta social, de rebelión y de reforma, otro escenario regional, la alta meseta andina, inhóspita y miserable. El núcleo humano caracterizado es la comunidad indígena que, contra todos los factores, afirma su voluntad de vivir luchando contra el frío y la sequía. Es la novela de la miseria indígena, producida por obra de la naturaleza y también por la del hombre. Conjuga en ella una ecuación hombre-perro finamente explotado por el artista, en todas sus posibilidades. El título resulta válido, en un sarcasmo terrible, para los animales y también para los hombres”. Estuardo Núñez. La Literatura Peruana en el siglo XX. México: Editorial Pormaca S.A., 1965. p. 126.
(10) Dora Varona. Ciro Alegría, trayectoria y mensaje. Lima: Ediciones Varona, 1972, p. 45.
- Carlos Villanes Cairo señala que la primera narrativa adaptada para niños y jóvenes de Ciro Alegría fue “La leyenda del nopal” (Cuentos ilustrados para niños). Santiago de Chile: Ediciones Zig-Zag, 1940. En: Ciro Alegría. Los perros hambrientos. Madrid: Ediciones Cátedra, 2006. p. 93
- Considérese también que Panki y el guerrero a partir de la segunda edición cambió de título: Fábulas y leyendas americanas. Contiene dos agregados en la sección “Leyendas de los andes” que son: “La oveja falsa” y “El puma de sombra”, eliminando: “Navidad en los Andes” y “Misa de gallo”
(11) Augusto Tamayo Vargas, refiriéndose a este libro de cuentos, señala una vez más la “facilidad descriptiva de Alegría y su indudable capacidad para relatarnos historias… Su realismo está dotado –como en la novela- de un dejo de ternura y de un saber repetir lo que se presume le fuera relatado por alguien”. Literatura Peruana. III Del Posmodernismo/ Del Perú Contemporáneo. Lima: PEISA, 1993. p. 873
(12) Para Ricardo Silva-Santisteban: “Las virtudes descriptivas de Ciro Alegría, su poder evocativo, su aliento telúrico, su capacidad para crear personajes vividos, un argumento interesante, una sabia conducción de los eventos narrativos, su talento para llevar el drama individual a una dimensión universal, hacen de El mundo es ancho y ajeno una novela espléndida y única dentro de la literatura peruana”. Ciro Alegría. Novelas y cuentos. Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú, 2004. p. 11. (Selección, prólogo y cronología de Ricardo Silva-Santisteban)

(13) Tomás G. Escajadillo. Alegría y el mundo es ancho y ajeno. Lima: Instituto de Investigaciones Humanísticas de la U. N. M. de San Marcos, 1983. p. 43
(14) El zorro y el conejo. Lima: Editorial Norma, 2008. Aparece ahora publicado como texto independiente.
(15) Edmundo Bendezú Aibar. La novela peruana: De Olavide a Bryce. Lima: Editorial Lumen, 1992. pp. 230-231.
(16) Esta obra fue adaptada para los niños por Juan O’ Trebor y publicada en Buenos Aires por Editorial Laud en 1938. Parte de este libro integrará posteriormente el libro juvenil Once animales con alma y uno con garras (Madrid, 1987). Tres de los cuentos incluidos pertenecen a El mundo es ancho y ajeno y “La querencia” y “La llamada” son nuevos.
(17) Posteriormente aparecerá como: Sacha en el reino de los árboles. Madrid: Ediciones Alfaguara, 1986.
- Revísese: “El niño en la narrativa peruana”, en: Jesús Cabel. Literatura Infantil en el Perú, América y Europa. Lima: Editorial San Marcos, 2004. pp. 25 y 26.
(18) Antonio Cornejo Polar afirma: “Rosendo Maqui representa el orden comunitario tradicional y los valores que en él, con fresca espontaneidad, se plasman cotidianamente. Se trata de un orden poderoso, sólido, estable, casi perfecto, pero al mismo tiempo, absolutamente vulnerable en sus relaciones con el gamonalismo y la sociedad nacional en su conjunto”. Historia de la Literatura del Perú Republicano. Lima: Editorial Juan Mejía baca, 1984. p. 124. (Tomo VIII)
(19) Ciro Alegría. El mundo es ancho y ajeno. Buenos Aires: Editorial Losada S.A., 1968. p. 393.
(20) Ob. Cit., p.396.
- El capítulo XV de El mundo es ancho y ajeno ha sido publicado independientemente con el título de El ave invisible que canta en la noche. Madrid: Alfaguara, 1988.
(21) Rocío Vélez de Piedrahita en el capítulo de la Pre-adolescencia, establece que las obras de aventura son, entre otras, las preferidas por los jóvenes. Guía de Literatura Infantil. Medellín: Secretaría de Educación y Cultura, 1986. p.199.
(22) Para la celebración del Quinto Centenario del Descubrimiento de América, 1992, Editorial Salvat editó medio millón de ejemplares.
(23) Enzo Petrini. Estudio crítico de la literatura juvenil. Madrid: Ediciones Rialp, S.A., 1963. p.145.
(24) Hernán Rodríguez Castelo. Claves y secretos de la literatura infantil y juvenil. Otavalo (Ecuador): Instituto Otavaleño de Antropología, 1981. p. 197.
(25) Ciro Alegría. El burro Perico y otros animales anecdóticos. Lima: Ediciones SM, 2008. p.37.
(26) Ob. Cit., p.52
(27) Ibid, pp. 57, 61 y 68.
(28) Revísese: Saniel Lozano Alvarado. “Niñez y narración andina en Ciro Alegría”. En: Rayuelo/ Revista oficial de la APLIJ, Nº 15. Trujillo, octubre, 2007. pp. 6-10.
(29) Revísese: María Leticia Cáceres. “Análisis Psico-social de algunos personajes juveniles en la novela de Ciro Alegría”. En: La obra de Ciro Alegría. Arequipa: Universidad Nacional de San Agustín, 1974. pp. 59-82
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DISCURSO DEL DR. MANUEL PANTIGOSO


JESÚS CABEL O LA BÚSQUEDA DEL PARAÍSO (*)
por: Manuel Pantigoso

I

A los que ingresan en los textos de Jesús Cabel referidos a la literatura infantil, a la poesía, las antologías, los ensayos, la bibliografía, etc., debemos advertirles que él es profesional en ingeniería química, colegiado en la Orden correspondiente; además de Magíster en Administración y Planificación en Educación Superior. Es Doctor en Administración y, por último, Miembro Correspondiente de la Academia Peruana de la Lengua.

Felizmente el profesor que ha sido tres veces Decano de la Facultad de Ingeniería Química de la Universidad de Ica deja de lado, constantemente, formulas químicas, tubos de ensayo, pipetas y buretas, mecheros y soluciones ácidas o de hidróxido de sodio para dedicarse a la literatura, con pasión, pero sin olvidarse de la química. Lo que sucede, seguramente, es un transvase entre literatura y química por la vía del recuerdo de la alquimia, de ese conjunto de especulaciones y experiencias, generalmente de carácter esotérico, relativas a las transmutaciones de la materia que influyeron en el origen de la ciencia química. Este arte de la alquimia tuvo como fines principales la búsqueda de la piedra filosofal y de la panacea universal, que es como decir la búsqueda de la esencia o poesía de las cosas. En la leyenda de la piedra filosofal de los alquimistas del siglo XVII, la materia de esa piedra al contacto con “metales viles” -como el humilde plomo y el modesto cobre- convertía a éstos en oro.

De esta memoria antigua, de esta impronta raigal proviene, con seguridad, ese impulso de Cabel para “combinar”, en alquimia mágica, ese instinto de la muerte y ese instinto de la vida, es decir, a Thanatos y Eros que caracteriza toda su producción. Así, por un lado estarán sus tres estupendos poemarios, adultos y sombríos, titulados: Cruzando el infierno, Crónicas de condenado y Ácido (este último con el sugestivo subtítulo de “El paraíso artificial” y una velada significación que surge del fenómeno paranomásico: ácido = ha sido: lo que fue el paraíso y la necesidad de reconstruirlo); y al lado de estos textos, su extensa, luminosa y esperanzada obra dedicada a los niños y jóvenes: Literatura infantil en el Perú/ debate y alternativa, Arca de Papel, Nuestros cuentos infantiles, Literatura Infantil y Juvenil en Nuestra América, Cuentos Infantiles de Nuestra América, Literatura infantil y Juvenil en el Perú/ análisis y crítica, Poesía Infantil Peruana del siglo XX, Literatura Infantil en el Perú, América y Europa, Antología del Teatro Infantil Peruano. El Hipocampo y sus palabras/ guía de autores y libros de la literatura infantil y juvenil peruana, Valdelomar para niños y jóvenes, Luna llena de cielo/ la luna en la poesía infantil, Palma para niños y jóvenes (Antología). Al respecto es bueno recordar que Cabel, al referirse al libro de Angélica Palma: El Palma de la juventud, de 1921, lo señala como el libro precursor de la literatura infantil, anterior a los textos de Luis Valle Goicochea y de Alida Elguera.

Jesús Cabel es uno de los investigadores literarios de más sólida y constante obra en el Perú y en Latinoamérica. Su reciente obra Correspondencia Completa de César Vallejo, publicada por la Universidad Católica -que amplía una anterior titulada César Vallejo, a lo mejor soy otro-, es una estupenda muestra de sus altas calidades de estudioso serio y acucioso. Bibliófilo insaciable, tiene registrado el caudal más rico de lo escrito por autores peruanos, incluyendo parcelas de latinoamericanos y europeos. Debemos citar, aun, las Cartas de Mariátegui (21 cartas inéditas), su texto relacionado con los estudios de Porras sobre Palma, y su obra Valdelomar para niños y jóvenes. Finalmente, debemos anunciar que mañana, 13 de noviembre, aparecerá su documentada obra Mural bibliográfico de la poesía peruana del Siglo XX.

Nuestro dilecto amigo ha sido Presidente de la Organización Internacional para el libro juvenil – IBBY; ha presidido en dos oportunidades la Asociación Peruana de Literatura Infantil y Juvenil (APLIJ) y es fundador y Director del Centro de Investigación de Literatura Infantil y Juvenil del Perú. Ha sido Jurado tanto en Casa de las Américas, de Cuba, como en "Fundamarti", Costa Rica, para discernir el Premio Mundial de Literatura. Tiene el Premio Nacional “Poeta Joven del Perú” (que en su primera versión del año 1960 ganaran Javier Heraud y César Calvo), así como el Premio de Literatura Infantil (área de ensayo “Amauta”), el de poesía “Eleodoro Vargas Vicuña” y el de la Municipalidad de Lima 1983. Como conferencista ha sido invitado a Portugal, Alemania, Cuba, Costa Rica, Chile y Argentina. En 1994 representó al Perú en el Encuentro de Escritores y Poetas Iberoamericanos que se realizó en Lisboa. Con otros autores ha escrito “Panorama de la Literatura Infantil en América Latina”, publicado en Venezuela; a él le correspondió lo relacionado con el Perú. También es co-autor del libro de reflexión Alero de los sueños, junto a destacados especialistas de Literatura Infantil.

Una característica del trabajo literario de Jesús Cabel es su permanente decisión de compartir las páginas de sus libros con otros autores. Parece que al hacerlo se recrease doblemente: ofrece lo propio “como cosecha en punto”, semejante simbólicamente a esas generosas entregas de las vides de la noble tierra iqueña donde radica, cálida de sol, amistad y regocijo en donde ocupó el alto cargo de Director de la filial del Instituto Nacional de Cultura. Esa cualidad de compartir está patente en su empeño de antologista pero, también, en los libros cuyas páginas, abiertas como brazos fraternos, incluyen a quienes transitan por la misma senda. Entre otros casos se encuentra Memoria del Sol, donde "comienza con Valdelomar en un itinerario para leer a los poetas Iqueños". Una veta de rico y vasto contenido al respecto es el libro El hipocampo y sus palabras. Es, como dice, “un derrotero para una historia de la literatura infantil y juvenil”. Aquí aflora otra vez esa rebeldía social y cultural del autor al declarar, con respiro de esperanza, que el título “está alentado por el espíritu del Maestro Luis Alberto Sánchez, con quien mantuve conversaciones sobre la participación de los intelectuales en los procesos de cambio y la situación de deterioro cultural que soporta el país”.

Es, pues, honda y emocionada su dedicación a lo que él llama “oficio de la fantasía y la esperanza”. En una entrevista que le hiciéramos hace 26 años, publicada en “Crónica Cultural” del antiguo diario “La Crónica”, Jesús Cabel advertía sobre la llamada literatura infantil realizada por adultos:
“no sólo está de espaldas a la realidad del niño peruano sino que deja la amarga sensación de que por medio hay una mala voluntad o una ignorancia organizada”.

Y sostenía -y aún lo hace- que “debemos tomar como eje central el drama que vive el niño en el Perú”. Cabel no habla sólo de "muchachitos de la metrópoli” -lavadores de carros y cargadores en los mercados, agobiando sus brazos y sus espaldas- sino de todos los niños que carecen de lo elemental por derecho y por un mínimo sentido humanista. En una de sus poemas -“Sapolín trovador del tiempo”- encontramos estos versos que revelan, precisamente, la situación de esos niños ausentes del colegio y ajenos a los juegos de su edad:
“…y cuando el día despierta
nadie lo detiene
en la faena
pues en la vida es tan
tan importante
(dice Sapolín Sapilonete
abriendo sus ojazos
de infinito ahogado)
ganarse un lugar
en el trabajo”.

Esta denuncia aparecerá también en Cruzando el infierno ese notable libro con el que ganó el consagratorio "Premio Poeta Joven del Perú", en 1975:
“… a la deriva va la época y yo atravieso calzadas y plazuelas
escupo si me place
a la momia de Pizarro
corro
tras la pelota de trapo en mis años juveniles
guardo
celosamente las bolitas de barro
y en el hocico del lobo
es inexorable el naufragio…”

Como si de veras huyera del infierno -o lo retara en tanto símbolo de la vida peruana- Jesús Cabel, en sus Crónicas de condenado, le dedica a Ticlio, punto más alto y frígido de nuestra serranía central, un poema que comienza diciendo:
“Ticlio Ticlio la dimensión del infinito acrecienta tu estatura
de nieve y/o la soledad congelada del paisaje que mi voz
descubre entre el valle de la maravilla y el aniquilamiento
de un pueblo que se subleva como el viento”.

Arrojados del paraíso, condenados a su suerte, los hombres crean ese valle de la maravilla, ese “paraíso artificial de la poesía”. Como buen químico, ese "ácido" (título de uno de sus poemarios) no será producido en su laboratorio universitario sino en su estudio de literato y de poeta. En este libro -en Ácido- Cabel se revela, según ya lo había dicho Xavier Abril, como “el único poeta demoníaco, infernal, que ha producido el Perú orgánicamente…”. Lo es, en verdad, con su palabra de chispa y de tizón, almibarada sin embargo con ese dulzor con el que escribe su literatura infantil. Luis Alberto Sánchez señaló con acierto que “Cabel no sacraliza al hombre ni al demonio, sacraliza la angustia del hombre…”.

Este es el temple de este poeta maduro de la Generación del 70, posesionado de esa dramática zona intermedia entre el “infierno” de la realidad que él cruza imaginariamente, y ese “paraíso” que busca y describe en sus poemas. No es el poeta del infierno -dijimos en un artículo publicado en 1978- pero desde donde está ubicado puede apuntarlo para descubrir el estado de nuestra existencia. Puede, igualmente, vislumbrar las dos fuerzas antagónicas del bien y del mal, de la vida y de la muerte, de la luz y de la oscuridad, del amor y del odio; y también mostrarnos el equilibrio que surge de sus versos preñados de gran aliento porque contienen en su interior la palabra encendida que ha de ser capaz de construir una nueva humanidad: “hacer de la poesía un universo reluciente/ cuerpo de miel,/ columna ardiendo,/ viva melodía”.

Hoy día hemos escuchado su brillante discurso titulado “Ciro Alegría y su narrativa infantil y juvenil”, con hallazgos realmente valiosos respecto a un clásico de nuestra literatura que no pretendió conscientemente escribir “para los niños” y, sin embargo, su esposa Dora Varona ha podido extraer de esa obra una serie de narraciones “infantiles” hasta completar nada menos que 12 libros que llevan el nombre de Panky y el guerrero, con el que ganó en 1968 el Premio José María Eguren. Consideramos que este gesto de Dora Varona demuestra que la “literatura infantil” es, fundamentalmente, literatura que puede o no convertirse en “infantil”, dependiendo de ese niño que la lee, acepta e incorpora. Y queda, en tal sentido, una duda como pregunta: ¿el niño, puesto en la dirección de escoger, habría privilegiado esos fragmentos o narraciones cortas provenientes de la obra de Ciro Alegría? El discurso de Cabel obliga a ingresar nuevamente en el fondo mismo de esa “problemática de la literatura infantil” que la Academia Peruana de la Literatura Infantil está en la obligación de abordar y profundizar. Esa, creemos, es, entre otras, su principal función. Por ahora solo cabe darle al distinguido poeta y amigo un afectuoso abrazo de bienvenida y felicitación.
(*) Discurso de incorporación de Jesús Cabel a la Academia de Literatura Infantil, en la Casa Museo Ricardo Palma, el 13 de noviembre del 2009..

domingo, 11 de octubre de 2009

SALUDO DEL PRESIDENTE HONORARIO DE LA APLIJ

Señor Rector de la Universidad San Cristóbal de Huamanga
Señor Director Regional de Educación de Ayacucho
Señora Presidenta de la APLIJ
Distinguidos escritores
Participantes

Llegar a Ayacucho, cuna de la libertad americana, es motivo de gran satisfacción y reverencia. Nos sentimos orgullosos y felices de pisar tierras de libertad y cultura. Esta hermosa y acogedora ciudad ha sido escenario de tres Congresos Internacionales sobre literatura infantil, aún en las épocas más angustiosas de la historia nacional. Cuando los escritores callaban en todos los idiomas, ocultaban con siete llaves sus plumas o vendían sus principios, la Asociación Peruana de Literatura Infantil y Juvenil (APLIJ), no retrocedió jamás. Durante veintiocho años los escritores que integran nuestro movimiento aceptaron el reto, aún a costa de exponer la vida. Es preciso por esto, recordar a nuestros hermanos que ahora no se encuentran con nosotros, pero que jugaron un rol de trascendencia histórica en la cultura de nuestros pueblos, solicitando que no seamos ingratos en recordar su memoria, en cada Encuentro, que como hoy nos congregue, porque esta es la historia de nuestra organización:
Manuel Ibañez Rosazza
Iván Tello Carvajal
Rosa María Rojas
Estrella Mora Risco
Catalina Recavarren
Rigoberto Meza Chunga
Gonzalo Morante
Orfelinda Herrera de Angeles
Francisco González
Carmen Luz Bejarano
Matilde Indacochea
José Portugal Catacora
Arnaldo Panaifo Texeira
Eduardo de la Cruz Yataco.
¡Gloria a todos ellos!

Homenaje al escritor Dr. Marcial Molina Richter
Señoras y señores, es justo reconocer y valorar en vida a las personas que con su esfuerzo intelectual, producción literaria, trabajos de investigación e incomparable capacidad de organización y liderazgo, han hecho posible que nazca y se enriquezca esta obra que se llama Asociación Peruana de Literatura Infantil y Juvenil (APLIJ). Figura que es reconocida y valorada por intelectuales del país y considero justo que se le reconozca como tal en el seno de nuestra organización y en el calor de su pueblo. El escritor Marcial Molina Richter, es un infatigable intelectual que en ningún momento negó su esfuerzo para mantener vivo este movimiento. Por esta razón en este solemne acto tributo cálido homenaje a su persona, cuyo nombre honra el XXVIII Encuentro Nacional de Literatura Infantil y Juvenil.

Saludo a la escritora Dra. Sylvia Puentes de Oyenard
De manera especial quiero relevar la figura de la distinguida escritora uruguaya Dra. Sylvia Puentes de Oyenard, Presidenta de la Academia Latinoamericana de Literatura Infantil y Juvenil, cuyo nombre lleva el III Congreso Internacional de Literatura Infantil y Juvenil.
La Dra. Sylvia Puentes de Oyenard, es una de las más importantes escritoras e investigadoras sobre el tema de literatura infantil y juvenil en América Latina. Esta distinguida intelectual ha dado conferencias y ha desarrollado talleres en América y Europa. En Universidades de Estados Unidos, Brasil, El Salvador, Panamá, Paraguay, Costa Rica, Venezuela, Nicaragua, Argentina, Chile, Bolivia y el Perú, compartiendo mesas redondas con figuras de la talla de Frida Schultz de Mantovani, Mauro de Vasconcelos, Jesualdo, Claribel Alegría y Borges.

Ha visitado nuestra patria en diversas oportunidades. Estuvo en 1998 invitada por la Semana Peruano-Uruguaya de Literatura Infantil, organizada por la Biblioteca Nacional. Fue invitada de honor en la Feria Internacional del Libro el año 1999. Ese mismo año participó en el Encuentro de Mujeres Escritoras. Y estuvo también en el I Curso Taller realizado en Ayacucho el año 2002, cuando destacados escritores peruanos, ella en representación de su país y Luis Cabrera en representación de Cuba, se creó la Academia Latino Americana de Literatura Infantil y Juvenil, entidad que exhibe orgullosa como acta de fundación el MANIFIESTO DE AYACUCHO.

Actualmente la Dra. Sylvia Puentes asesora la Cátedra de Literatura Latinoamericana y del Caribe "José Martí" y es responsable del sello editorial A.U.L.I. con más de 200 títulos desde su fundación en 1984, entre ellos Girasol de poesía. Poemas del Perú para los niños del mundo, publicado por INLEC el año 2005. Escritora laureada en 45 certámenes literarios, obtuvo en 1976 el "Premio Alfonsina Storni" en Buenos Aires.

Es un honor pues que el III Congreso Internacional de Literatura Infantil y Juvenil que se realiza en nuestro país lleve el nombre de tan insigne personalidad de las letras americanas.
Queridos amigos, finalmente debo decir que me siento complacido de encontrar entre ustedes, rostros amigos de toda una vida consagrada a la literatura infantil, personalidades con quienes se inició este compromiso con los niños del Perú y la literatura. Me refiero a los distinguidos escritores que participaron en la fundación de la APLIJ, para quienes pido un caluroso aplauso:

· Dr. Milciades Hidalgo Cabrera.
· Dr. Jesús Cabel Moscoso
· Dr. Marcial Molina Richter

Todavía no han llegado, pero están espiritualmente:
· Dr. Danilo Sánchez Lihón
· Dra. Carlota Flores de Naveda
· Dr. Saniel Lozano Alvarado.
· Dr. Luzmán Salas Salas.
· Lic. Enrique Solano
· Dra. Magdalena Espinoza García
· Olga Manyari Rey de Córdova

Finalmente saludamos la presencia de los escritores Jorge Díaz Herrera y Jorge Antonio García Pérez (México) y del editor Aníbal Paredes Galván.
Muchas gracias

Roberto Rosario Vidal
Presidente Honorario de la APLIJ

Ayacucho, 5 de octubre de 2009.





viernes, 9 de octubre de 2009

Dr. Marcial Molina Richter se incorporó a la Academia Peruana de Literatura Infantil y Juvenil

En el marco del XXVIII Encuentro Nacional de Literatura Infantil realizado por la APLIJ en la ciudad de Ayacucho, el 7 de octubre se incorporó a la Academia Peruana de Literatura Infantil y Juvenil, el Dr. Marcial Molina Richter.
En el acto de incorporación el flamante académico leyó un discurso sobre Literatura infantil y globalización, siendo recibido por el escritor Félix Huamán Cabrera, quien dió a conocer los aportes del Dr. Marcial Molina a la literatura infantil: Publicación de estudios, ensayos y propuestas didácticas. Organización de históricos Encuentros y Congresos Nacionales sobre literatura infantil peruana.
De esta manera la Academia Peruana de Literatura Infantil y Juvenil, va regularizando la incorporación de los miembros fundadores, habiéndose incorporado hasta la fecha los escritores: Roberto Rosario Vidal, Milciades Hidalgo Cabrera, Danilo Sánchez Lihón y Marcial Molina Richter. El próximo viernes 13 de noviembre se incorporará el escritor Jesús Cabel Moscoso.

lunes, 14 de septiembre de 2009

DISCURSO DE INCORPORACION DEL ACADEMICO DANILO SANCHEZ LIHON


SIGNO DE REBELIÓN ES LA LITERATURA INFANTIL EN EL PERÚ

1. Vigencia
de la literatura infantil

Para reflexionar en serio acerca de la literatura infantil propongo partir de una pregunta básica y es esta: ¿es válida en el mundo moderno para encarar los graves problemas del presente y darles solución?
Interrogante moral porque debiéramos militar en donde estemos absolutamente convencidos que radica la enmienda total de los conflictos capitales de nuestra realidad.
Porque si ella no es la solución entonces salgamos de este salón y vayamos hacia aquel lugar y posición donde consideremos que está la solución a todos los problemas. Si es necesariamente la montaña cogiendo las armas vayamos allí.
En donde estemos seguros que reside el punto de apoyo de la palanca que ha de ser capaz de cambiar el mundo allí debemos estar. Por eso yo estoy aquí, porque yo hace tiempo identifiqué este claro de bosque para luchar por el cambio definitivo. Y por eso yo lucho desde esta trinchera, desde esta atalaya que es la literatura infantil.
Si así pensamos entonces permanecer vigilantes en esa colina y punto de vigía. ¡Hagámonos presentes aquí! ¡O, aquí! Y militemos fervientemente por lo más caro y trascendente que haya en la vida.

2. ¿Resuelve
cuestiones raigales?

Porque, tal y cómo están las cosas no podemos perder ni un minuto de tiempo porque tal y como están las cosas hay que actuar de inmediato, porque de ese lapso pende la victoria.
Pero en nuestras realidades, tan atravesadas de crisis, deformaciones, desquiciamientos, corrupción y hasta infamia, en un mundo tan desalmado y hasta espeluznante, ¿la literatura infantil sirve?
¿Tiene vigencia? ¿Funciona?
¿Nos es útil para superar situaciones adversas, complejas y hasta aberrantes?
¿Acaso ella, la literatura infantil tan tierna, aparentemente ingenua, menuda y lábil, que tiene el sello de lo íntimo, de lo entrañable y hasta de lo candoroso, puede ayudarnos a vivir?
¿Resuelve cuestiones raigales del mundo real y objetivo? ¿O estará bien considerarla un mero deliquio, confinado a la órbita del ensueño, de la fantasía y de la ilusión?

3. Exorcizándolos
para siempre

Grandes males, hechos perversos asolan la vida actual: campea en la tierra el abuso, la iniquidad y la vileza.
Y, como secuela, en la gran mayoría ¡la hosca y helada indiferencia!
¿Puede enfrentarse la literatura infantil a estos engendros, monstruos y esperpentos?
¡Sí! ¡Puede! En esto creemos fervientemente, al punto que pensamos –sin perder objetividad y sin incurrir en idealismo– que es solo ella la que puede cambiar el mundo.
Primero, porque nos enseña a asumirlo y a comprometernos con él, luego a encarar las anomalías y deformaciones, a liberar potencialidades y finalmente a resolver los problemas con honestidad, ingenio y valor.
Y termina graciosa pero sinceramente imbuyéndonos de heroísmo y ¡exorcizándolos para siempre!

4. Joyas
de la sabiduría humana

No se trata pues con la literatura infantil de perpetrar una evasión, tampoco solazarnos con el adorno ni extraviarnos en el deleite, vía por la cual queramos escaparnos a soñar mundos irreales, y consecuentemente vacíos y artificiales, sino dar solución a los problemas acuciantes de nuestro entorno.
Pero, ¿de qué modo?
Lo primero que nos enseña la literatura fantástica tradicional –en los relatos ancestrales como son los mitos, leyendas y cuentos de hadas; fábulas, apólogos y relatos folclóricos– es que los males, los espantos y los estados horripilantes se salvan, se revocan y redimen con estos tres componentes implícitos e inmersos en la literatura infantil: honestidad, ingenio y valor.
Pero nos enseñan estas joyas de la sabiduría humana, y desde el inicio, algo fundamental, cual es que detrás del dragón, del ser contrahecho y monstruoso, detrás del endriago y esperpento, habita un ser extraordinario y querido.

5. En el fondo somos
nosotros mismos

Que detrás del contrahecho y del deforme está quizá nuestro hermano, nuestro hijo, o nuestros padres desaparecidos. Y que solo con un acto profundo de devoción, de sacrificio y hasta de consagración hará posible liberarlos y con ellos salvarnos nosotros mismos.
Descubrimos en la mágica textura de los cuentos que aquellas temibles y escalofriantes quimeras, arpías y parcas son en verdad seres amados que hemos perdido, que yacen confundidos en el camino o en algún recodo y esperan ser redimidos.
Es más, ellos nos develan que en el fondo somos nosotros mismos hemos quedado cautivos en esas realidades de pavor y de miedo.
Resultando como conclusión de todo ello que los cuentos de la tradición popular que los niños han elegido como suyos, nos presentan diversas y variadas perspectivas.

6. Las manos
en el fuego


Ellas son:
1. Nos hablan de un mundo deformado, de abusos, injusticias y atrocidades.
2. Nos ayudan a encontrar salidas, a tomar alternativas de solución frente a lo confuso, lo violento y lo turbado.
3. Nos alcanzan siempre principios valederos de comportamiento para encarar los problemas y resolverlos.
4. Nos sintetizan experiencias de vida y nos alcanzan sabiduría frente a los retos del mundo y la existencia.
La literatura infantil nos plantea el beso a lo monstruoso que ha de conjurar un encantamiento, como puede ser cualquier realidad difícil; nos anima a abrazar, imbuidos de verdad, belleza y temple, a aquello aparentemente malo, feo y temible, nos coteja desde el ángel a enfrentar lo falso y horripilante.
Y a poner las manos en el fuego por la salvación de lo aparentemente malo y contrahecho.


7. Compartir los dones primeros
que nos lega la vida y el destino

Ahora bien, si partiéramos de la orilla opuesta, es decir no desde los males que nos acosan sino desde el ámbito de la felicidad y se nos preguntara:
¿Cómo quisiéramos que fuera el mundo y la vida? Y se nos dijera: dinos con toda tu capacidad de ilusión, de idealismo y de anhelo, ¿cómo quisieras que el mundo fuera?
Nosotros, arrobados, diríamos seguramente, Y ojalá que alguna vez ello no solamente fuera una pregunta y una respuesta sino que se volviera palpitante realidad:
– Quisiera que el mundo fuera hermoso...
– ¿Qué más? –insistirían.
– Que sea una aventura suprema –sería la respuesta.
– ¿Qué más? –se seguiría preguntando.
– Que esté lleno de sentido; que sea rico en significados y trascendente.
– ¿Y, qué más?
– Que valores como la solidaridad, la identidad, el bien común sean elementos de intercambio cotidiano.

8. Y con ello
tocamos la eternidad

– ¿Algo que agregar?
– Que se imponga la verdad y que se entone siempre el canto prodigioso y a la vez piadoso, de la vida.
– ¿Queda algo?
– Que haya creación, que haya júbilo y entusiasmo por vivir...
Y podría seguir la enumeración.
Pues bien, todo eso es u ofrece o compone el universo propio y genuino de la literatura infantil. Es esa capacidad de vivir con encanto, con riesgo, con trascendencia y bien común.
Pero falta quizá algo qué decir: ¿Qué es lo que anhelaríamos, ya como ensoñación máxima?
Eliminar la muerte, respondería alguien. Pues bien, también eso se logra a través de la literatura infantil, pues ella es la capacidad de compartir los dones primeros que nos lega la vida y el destino y que hacen la esencia de existir. Y con ello tocamos la eternidad.

9. La matriz desde la cual
otras literaturas parten

La literatura infantil, la lectura, la creatividad son los cauces, las grandes avenidas, las grandes sendas por donde tiene que enrumbarse la educación y la formación del hombre.
Ella no es un derivado o un subproducto de la literatura adulta o de la literatura convencional.
Es, al contrario, la matriz, el tronco desde el cual las otras literaturas parten. Y son ramas, porque primero fue la literatura infantil, representada en mitos, leyendas, relatos orales, rimas, adivinanzas.
Y creo que los grandes autores de literatura lo han sido o lo son porque tuvieron en su infancia un gran sustrato de literatura oral o infantil en su formación como creadores.

10. Valiéndonos de las palabras
prolongar la vida

Hagamos por eso una literatura infantil pródiga como es nuestro continente, una literatura de la libertad y del amor.
Y hagámosla y difundámosla por el ángel que hay en todos los hombres.
Hacer una literatura infantil de los valores eternos, del asombro del niño ante el universo como una actitud perenne en nuestras vidas.
Del arte como una poderosa fuerza unificadora.
Del afecto y la solidaridad como potencias decisivas en la batalla por alcanzar la dignidad definitiva del hombre sobre la faz de la tierra.
Y, como en Scherezada, valiéndonos de las palabras prolongar la vida, exorcizar la muerte creando mundos nuevos.

11. Esa palabra hecha arrullo,
de fervor y alegría

La tierra prometida la representaron los profetas bíblicos como el país de “la leche y de la miel”. Esa tierra prometida es la infancia que para el recién nacido será además de leche, de miel que es la palabra hecha profecía, y si es que la palabra se nutre de ternura, de encanto y de sortilegio; si es que a través de las voces de nuestros mayores hay la dulzura de un panal o de un limonero en flor.
Por eso, en la pedagogía del lenguaje con niños pequeños es importante vivenciar la floración de la palabra en sus múltiples formas, es decir: hay que vivir la palabra. Y no hay manera más intensa, luminosa y reveladora de hacerlo que a través de la literatura.
Porque allí estará la palabra que lo acoge, lo llama y lo arropa: la voz de la madre o de la persona que lo alienta, lo anima y acaricia. Y estará esa voz hecha arrullo, canción, nana o villancico de fervor y alegría, y habitará Dios en esa ara o recinto de la palabra genuina.
¿Y qué significará ello en nuestro orden cultural, en nuestro gran edificio de hechos significativos y trascendentales? Algo que llamamos todavía, sin la grandeza con la que debiéramos pronunciar estas palabras: literatura infantil.

12. El poder y el hechizo
de la literatura

El embeleso del niño ante la palabra con chispa, candela u hoguera, cuando se enciende su mirada y su corazón se hechiza ante algo nuevo y significativo: ¿Qué milagro, hecho o acto sublime ha ocurrido para que se nazca hacia otro mundo, para que dejemos una condición limitada y seamos otra trascendente, para que nos elevemos por el aire y viajemos a velocidades de vértigo hacia otras realidades?
Es tan común dejarse apabullar, sentir que nada cambia, comprobar la prisión del tiempo y el espacio en torno a nuestras vidas, pero he aquí que de repente una imagen, un verso, una presencia sublime golpea nuestras vidas.
Y es a través de una palabra dicha o escrita, es a través de un pasaje leído en un libro que nuestra vida se vuelve maravilla y paraíso. He allí el poder y el hechizo de la literatura.
La palabra como imagen es una característica de cómo el niño se posesiona del lenguaje para conocer mejor y expresarse.
Y al decir imagen es como decir espejo, contorno, perfil. U objeto imaginario, pero nítido y lleno de poder ante la sensibilidad del niño.

13. Se escribe
"para los niños"

Por eso, la literatura infantil es una tarea mucho más compleja que el resto de literatura.
Cuando se escribe literatura para niños la actitud es diferente que cuando se escribe narración o poesía a secas, o aquella que no es literatura infantil, en donde el autor se exalta o se queja, confiesa o explota.
Se escribe literatura infantil cuando se tiene algo valioso que ofrecer.
En muchos casos, el quehacer de la obra de arte abarca únicamente el nivel de la expresión. Esto es –haciendo referencia a la teoría de la comunicación–, el proceso que va del emisor al mensaje.
Cuando el poeta escribe lo que siente o padece no hace otra cosa que unir la fuente con el lenguaje.
Pero cuando vamos más allá y pensamos en el receptor, es decir, en un público determinado, el asunto se complica. O se enriquece si es que tenemos la sensibilidad para reconocer en el niño a un artista consumado
Se supone entonces que hay una intencionalidad. Se escribe "para los niños".
Ese "para" implica propósitos.

14. Caracterización
de la literatura infantil

Pero, entonces, ¿qué es lo que hace que cierta literatura sea adoptada, escogida, querida y hecha suya por los niños?
Un hecho sencillo: ellos mismos la eligen cuando refleja sus problemas, responde a sus preguntas, expectativas, preferencias y vivencias.
La incorporan a su mundo si es que, a través de ella, pueden ver representados sus sentimientos, emociones y experiencias, igual a lo que ocurre con los adultos: cuando seleccionan o eligen una literatura lo hacen en función de sus especiales afinidades.
Siendo la literatura infantil parte indesligable de la literatura general, tiene, sin embargo, particularidades que la definen en relación al resto, peculiaridades que presentan cada una de las ramas de esta manifestación trascendente del ser.


15. Una literatura infantil
de la esencia del ser

Para mí la literatura infantil es algo muy serio, ético y moral.
Hay por ahí la actitud de quienes existen en la medida en que son novelería, niños corriendo tras un libro, porque se recreó la historia en dibujos animados y salió en la televisión.
O los libros de Harry Potter, porque es una novelería y porque se les ha armado toda una mitología en la industria editorial y en los medios de comunicación.
Requerimos y convocamos a una literatura infantil de la esencia del ser, de la compasión y de la esperanza. No la del marketing, del extravío y de la novedad o novelería. La literatura es dolorosa.

16. Se ha tomado plena conciencia
de su complejidad

En la selección de temas viene el gran equívoco y precisamente por poner mucho cuidado en ello.
Este cuidado es, lamentable, el que nos lleva a los más serios errores.
Porque como en ella se trata de elegir lo mejor es que la literatura infantil está tan poblada de idealismo, dando como resultado con frecuencia una pésima literatura.
Bien conducida, la literatura infantil es importantísima en la formación intelectual de un niño, estando ya demostrado que ella es el sustrato que posibilita los inventos, los avances y descubrimientos científicos, así como una personalidad firme y expresiva en el hombre.
Por eso, en algunos países, se está empezando a replantear el problema del progreso humano a partir de esta manifestación cultural.
Lo que sí es un logro es que se ha tomado plena conciencia de su complejidad, por ser mas difícil y arduo satisfacer al publico infantil, que es mucho mas sensible en apreciar los contenidos.
Como es mucho más sutil en percibir las resonancias del lenguaje e, incluso, mucho más lógico en el análisis de los procesos.

17. Temas y enfoques
en la literatura infantil

En el campo de la literatura infantil casi siempre surge la pregunta acerca de cuál debería ser la temática y enfoques característicos de este campo.
Hay diversas conceptualizaciones y actitudes, pero si quisiéramos sintetizar en unas cuantas palabras nuestra apreciación acerca de este tópico diríamos que la verdad debería ser el tema insoslayado, encarado bajo todas las formas, buscado en todos los descansos y trajines.
Y esto es algo más que hacer literatura, porque la verdad entraña además de un sentido de belleza, propio de la literatura, un sentido ético que siempre debe alumbrar el trabajo del creador de la literatura infantil.
Pero la verdad del autor del libro para niños debe ser integral, porque hay verdades a medias, buenas intenciones, mentiras piadosas, cuentos con falsedades, flores, mariposas, puerilidad que no son la verdad completa que el niño necesita. La verdad del creador de literatura infantil tiene que ser resultado de una rica experiencia vital, producto de haber observado e investigado rigurosamente la realidad social, cultural, económica; consecuencia de haber reflexionado sobre el pasado, presente y futuro del pueblo; resultado de una correcta ubicación política.

18. Lo propio y cercano
a nuestro mundo

No debemos aceptar una literatura infantil que escoja únicamente el lado bueno de las cosas cuando impera lo perverso, como viene ocurriendo. Porque nada lograremos preservando al niño de su confrontación con la realidad.
Si la literatura infantil les encara un problema, hay mayor posibilitas para que el niño sea, ahora y después, un factor coadyuvante para solucionarlo.
Si no quisiéramos parecer pretenciosos, podríamos reemplazar el término verdad por realidad.
Imaginémonos cuánto avanzaría la literatura infantil si, en vez de los estereotipos, los personajes de plantilla y el taralaralá de los falsos poemas fueran en busca e incorporan a su temática la realidad.
Decimos esto porque en el relato infantil campea y reina lo extraño y enajenante. Eso no es malo si se da asociado a lo propio y cercano a nuestro mundo.

19. Calculada
distorsión

Por eso, hay que reaccionar cuando se hacen únicamente presentes en el mundo del niño hechos y personajes que no forman parte de su realidad, pero que vienen a ser figuras constantes en las versiones literarias que él recibe.
Por ejemplo, reparamos en la figura del lobo que inunda mucha literatura infantil que consumimos. En nuestro caso es necesario viajar a un país extranjero e ir al zoológico para ver por primera vez su figura y su talante hosco, taimado y agresor. Sin embargo, aterra a nuestros niños desde que nacen y crecen, sintiéndose amenazados y devorados por él.
El lobo representa el poder malévolo, la intención agazapada y oculta, el ataque traicionero. ¿Qué se nos está dando a través de este personaje que asoma su fiera mirada en nuestros relatos orales y en los libros para niños?
O bien una calculada distorsión de la realidad, que a nosotros nos compete corregir, o bien una inteligente forma de asimilar desde niños la presencia en el mundo de lobos en el orden social, acostumbrándonos a aceptarlos como algo natural su rol arranchador en nuestras vidas y ya no reaccionando frente a él en nuestras sociedades.

20. Belleza
y verdad


Por eso, al escribir una obra dirigida a los niños hay que hacerla instalados en realidades trascendentes que muchas veces no son precisas, palmarias ni evidentes. Donde mientras más incertidumbre y riesgo haya en la obra, puede ser su trama y su entraña mucho más valiosa frente a otras que intenta desde la superficie servir e implementar determinadas temáticas, expectativas o necesidades muy terrenales en los niños.
Escribir entonces muchas veces sin explicación alguna de por qué se lo hace.
El misterio al cual se enfrenta un escritor de libros para niños debe ser tan grande y vasto que él mismo debe quedar sorprendido y ser el lector extasiado de sus propias imágenes y configuraciones. Y de su propia obra más por la intensidad y magnificencia del arcano que se descorre y desenvuelve que por lo que él logra entender, quiere exponer o intenta dilucidar.
En tal sentido, son requisitos que debe tener una obra para que sea considerada literatura infantil es no escamotear los temas esenciales por otros circunstanciales o de superficie. Debe arrojarse a los brazos de la belleza y de la verdad, por duro que ello parezca, perdiendo en cada arrojo la vida si es necesario, y esto como la única salvación posible.

21. Avecilla
de alas doradas

Son lectores de literatura infantil los hombres y mujeres de toda edad, capaces de conmoverse ante las verdades totales de la vida y del ser del universo representadas en ella.
Porque el concepto de infancia no se reduce a una etapa en la vida del hombre sino a un estado de alma, como es el ser niño: plenos de maravilla, creencia y alborada.
Los lectores de literatura infantil son quienes buscan en los libros sendas y caminos hacia lo eterno.
Los que se arrojan ciegos y decididos a navegar, a vivir o a morir, en los infinitos existenciales.
De allí que los niños de toda edad hagan suya la literatura por ahora llamada infantil y cuyo nombre estricto es literatura universal.
De allí que los seres humanos de 40, 60 u 80 años la lean con fruición e inquietud y sientan que son niños en la plenitud y grandiosidad que tiene este concepto, esta actitud y esta moral frente a la vida.

22. Una sombra de luz
en la noche infinita

De allí que con ella sintamos que nos hemos elevado a la cima de una montaña para sentir que el dolor y el riesgo de vivir están justificados plenamente.
De allí que son lectores naturales de este arte los seres transidos y atravesados con la flecha de todos los enigmas.
Que hacen del alma humana una avecilla de alas doradas que surca con una sombra de luz la noche infinita.
Aquella tendencia sigue pautas y patrones de dominación cultural avasallando y haciendo un mundo injusto y como tal desequilibrado e inestable.
Y no de seres sino de entes y objetos mecanizados, y que está gobernada por una intencionalidad: vender y dominar a favor de un modelo cultural que favorezca los intereses de unos pocos.
A eso se opone la literatura infantil verdadera, de los pueblos primigenios.
Y ello es heroico.

23. Parte de nuestra cultura activa,
comprometida y militante

En este panorama, culturas testimonio resultan ser las del Perú con su arte insólito y excepcional, como es la literatura infantil de nuestros pueblos recónditos, compuesta de mitos, leyendas y todo el amplio repertorio de contenidos y valores supremos de que está ella poblada.
Donde ella forma parte de los recursos de la resistencia moral llamada a defender lo humano, porque son ámbitos en los cuales pervive una rica tradición cultural.
Es hacia aquellos ámbitos a los cuales debemos empezar a tender los puentes, implementado programas de incorporación de aquel acervo a fin de formar parte de nuestra cultura activa, comprometida y militante.
Por eso, elemento de enorme significación en este contexto es que mucho de esta literatura es el mundo alternativo de la resistencia activa, contumaz y heroica de nuestros pueblos al fenómeno de la globalización, que es lo mismo a decir a la homogenización mundial basada en la utilización omnímoda de los medios de comunicación.

24. Ser poeta de niños

Culmino, agradeciendo a la Asamblea Nacional de la Academia Peruana de Literatura Infantil y Juvenil por la invitación para incorporarme como uno de sus miembros, citando unos versos de mi poemario “Ronda es el mundo”, que dicen:
TODAS LAS VOCES JUNTAS:

Enlacémonos fuertemente todos
de manos, de brazos, de corazones;
en ronda de amigos, de generaciones
de gente conocida y otra por conocer.

De seres que se aman. Que se ayudan
y anhelan, aquí y más allá, estar bien.
Ronda de sabernos seres humanos
¡plenos de esperanza y fraternidad!

CORO:

A la ronda-ronda, juegan
los siglos, los años y meses.
Danza la tierra, la luna y el sol
girando de un eje a otro eje mayor.





sábado, 12 de septiembre de 2009

ERASE UNA VEZ UN POETA/ Roberto Rosario Vidal


1. SANTIAGO DE CHUCO, LA PACARINA

“Hay un lugar que yo me sé
en este mundo,…”
César Vallejo

Tras remontar la montaña, donde la naturaleza ha guardado ingentes depósitos de mineral precioso, el camino desciende apacible bordeando riachuelos transparentes, entre retazos de terrenos mágicamente dibujados con sembríos de maíz, trigo y papas, mientras los eucaliptos barren lentamente el cielo maravillosamente azul y luminoso. Pienso entonces que otros ancestros de esta gente ingeniosa, frente al cotidiano espectáculo de luz y color, no tenía otra alternativa que escoger la poesía como oficio. Sin duda los haravicos nacieron en estos parajes y los incas, sabiamente los distribuyeron en sus dominios como mitimaes del arte. El peregrino del camino a Santiago de Chuco, ve recompensados los trajines del viaje, con la visión mágica del pueblo de calles curvadas y techos rojos, que refulgen a media mañana con el sol siempre alegre, que echa una larga siesta sobre las sementeras, antes de seguir su cotidiano viaje. “Bienvenidos a Santiago de Chuco, tierra de poetas”, reza un muro en la entrada del pueblo, por donde el carro trepa a la explanada por una calle angosta, que abraza efusiva al visitante. Entonces me viene a la memoria el inmortal César Vallejo con su tristeza a cuestas. Abraham Arias Larreta recitando “que dulce dulce, desde un naranjo, gorji gorjéa el ruiseñor…” y por su puesto Danilo Sánchez, con su voz pausada, cadenciosa y profunda, todos ellos bendecidos desde la cuna, con el prodigio de la naturaleza de fiesta eterna, en los parajes soleados de Santiago de Chuco, lugar espléndido donde el visitante corre el riesgo de no querer irse jamás.

2. COMO TREN ZIGZAGUENTE EN EL EMPEDRADO
Cuántas veces doña Elvira, llamando a la hora del yantar habrá confundido el nombre de los once vástagos que nacieron en esta tierra pródiga. Cuántas veces habrá asomado la cabeza por la puerta vetusta para llamar en la calle al travieso muchacho que andaba preguntando el nombre de las cosas, la historia, las leyendas, las costumbres. Al niño que salía de una puerta y entraba al misterio. O que salía del misterio y se perdía en mil puertas.

Danilo era el segundo de casi una docena de hijos del maestro de escuela Danilo Sánchez Gambóa y doña Elvira Lihón Paredes, hijos de padres Santiaguinos que también nacieron en Santiago. Que bebieron de la fuente mágica de los manantiales, que desciende por los flancos húmedos entre las matas de hierba recién florecida, que el poeta llama “el llanto de las peñas”.

Con Juvenal, el hermano mayor, intermediario de la tradición de juegos y aventuras en la espiral de conocimiento del entorno familiar, local, distrital, cuántas veces habrán censado a los pajarillos protegiendo sus nidos, con la hondilla a la bandolera. Cuántas veces, tropezando, cayendo y perseverando en la aventura, se habrán perdido entre los montes, tras las mariposas de colores que huían hacia el barranco, allá abajo desde donde se divisa Cachicadán.
-Mamá ¿Qué significa Cachicadán?
-Donde dan sal, hijo.
Y para comprobar esta afirmación, caminando por la trocha abrupta bajaron por la quebrada atravesando el río hasta la otra banda donde el agua brota rojiza, hirviendo, de las profundidades de la tierra.
-Es la fuente termal de Cachicadan –informa Juvenal, quien ahora se interna en el cerro Botica que tiene yerbas para curar todos los males, incluyendo hasta los dolores que causa el amor.

Cuatro varones y siete mujeres fueron llegando al hogar familiar uno tras otro, cada cual con sus gracias, curiosidades, características, como la tercera hermana con su gracioso único pelo, tan largo como una hilacha de trenza abandonada.
Imaginamos la alegría bullanguera a la hora del juego, la algarabía en los paseos campestres por tan apacible Eden, cuando Danilo reclamaba estirar las narices de sus hermanitas para que no la tengan pequeña como él, antes de intentar alguna mentirilla que se la hiciera crecer como a Pinocho. Pienso que este ejercicio de fantasía lo fue convirtiendo poco a poco en el excelente narrador que la monstruosa urbe no logra apartarlo de su tierra natal, allá lejos que cada año espera su retorno con el pretexto de tributar homenaje al poeta César Vallejo, el vate más ilustre de la humanidad.

Yo que no tuve hermanos, imagino como un tren zigzaguenado por las calles silenciosas de Santiago de Chuco a la familia del maestro Danilo Sánchez Gambóa, acompañado de doña Elvira y su soberana corte: Juvenal, Danilo, Rosa, Jaime, Guillermo, Sofía, Nancy, Flor, Belinda, Jakeline y Elvira.

3. INFANCIA BULLICIOSA Y FELIZ
Dicen que Danilo desde niño fue un alumno destacado en la escuela primaria número 271 o "Centro viejo", la misma escuela donde estudion el poeta César Vallejo, los hermanos Santiago y Julio Pereda Hidalgo y Abraham y Felipe Arias Larreta. Niño con modales de adulto, pero inquieto y juguetón con sus hermanos y compañeros de clase. Un diablillo con cara de ángel o un demonio tierno como sugiere traviesa y juguetona la poeta Rosa Cerna Guardia.
Imposible comprender los alcances de la imaginación de los niños creativos que escapan de cualquier corsé social o pedagógico, cuando han sido tocados por la vara mágica del arte.
Un día, probablemente próximo a las fiestas patrias, que en su pueblo coinciden con la celebración del patrón Santiago, Danilo se propuso construir el farol más grande del mundo.
-¿Harás un avión? –preguntaron sus hermanos menores.
-No –respondió Danilo.
-¿Una estrella?
-Tampoco. Haremos un cometa. El cometa Halley ¿qué les parece?, pero grande, muy grande.
-¿Del tamaño de este espejo? –indagó el más pequeño.
-¡Más grande!
-¿Del tamaño de esta mesa?
-Más grande todavía
La madre que a esa hora servía el almuerzo movió la cabeza preocupada, pensando que su engreído se había vuelto loco.
-¿Del tamaño de esta casa? Seguía preguntando el hermanito menor, entusiasmado.
-Más grande –respondía Danilo.
-¿Del tamaño de Santiago de Chuco. Del Perú, del mundo?
-¡Eso! Del tamaño del mundo.
Sería la antorcha más grande que vez alguna paseó por las angostas calles de Santiago, aunque la escasez de cañas hizo que redujeran las expectativas, pero fue tan grande que tuvieron que sacarla de la casa por el techo y la cargaron todos los niños que no tenían faroles.
Danilo participaba en cuanta ceremonia cívica que se realizaba en Santiago de Chuco. Había declamando los poemas aprendidos, empinando para hacer escuchar su voz. Representando a personajes niños en las veladas literario-musicales que escenificaban en el local municipal, cantando a dúo con su hermano mayor en la orquesta magisterial Ollantay que dirigía su padre o tocando con entusiasmo la tarola de la banda de guerra de la escuela 271, donde culminó con honores esta primera etapa de su vida formativa.
Cursó la educación secundaria en el colegio Santiago El Mayor que más tarde, cuando Danilo estaba en el tercer año recién tomaría el nombre del vate César Vallejo. En sus libros La piedra bruja, Camino de Santiago y Mi tierra clavada en el alma, el poeta recuerda con melancolía los años felices de su infancia y adolescencia en su tierra natal, lugar del que si algún día partió físicamente en busca de mejores horizontes, al parecer, jamás abandonó en la memoria, los recuerdos que reproducen con añoranza los incontables libros que publica sobre esta tierra maravillosa.

4. LA UNIVERSIDAD Y LA GENERACION DEL EXILIO
Danilo ingresó a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos donde obtuvo la Licenciatura en Literaturas Hispánicas y posteriormente hizo estudios de especialización en Madrid, España.
Su vida universitaria fue intensa y fructífera.
Estamos seguros que cuando termine sus memorias de infancia y primera juventud en su pueblo natal, que ojalá continúe todavía buen tiempo, por lo ricas, aleccionadoras y tan bellamente poéticas, Danilo se dará tiempo para testimoniar la infinidad de esfuerzos realizados animando eventos, estimulando vocaciones, publicando plaquetas y revistas literarias, motivando movimientos y ejerciendo su vocación de poeta. De esta época datan los poemarios Las actas (1969), Scorpius (1972), Crío una mosca (1978), Ciudad irreal (1990), De tripas corazón (1998), Acción de gracias (2000), siendo su más reciente libro de poesías Para vivir en otra eternidad, publicado el año 2007.
En la UNMSM Danilo Sánchez formó en la década del sesenta el círculo literario "Piélago", que editó la revista del mismo nombre que llegó a publicar diez números.
El poeta Hildebrando Pérez recuerda que en el Patio de Letras de San Marcos, se reunía con Juan Ojeda, Danilo Sánchez, Julio Nelson, Juan Cristóbal, Ricardo Ráez, Andrés Cloud y tantos buenos amigos, “con quienes hablábamos –dice- sobre Vallejo, Neruda, Rimbaud, San Juan de la Cruz, Rilke, Trakl, Machado, Hernández, Kafka, Proust, Brecht, Mariátegui, Marx y Lenin, y la ascensión de las luchas campesinas en el Perú y Javier Heraud …
Fundó la revista “Gesta” el año 1965, Gárgola en 1970 y perteneció a la llamada “generación del exilio” con Juan Ojeda, Wilfredo Mesía, Hernando Núñez, Hermógenes Janampa, Carlos Tincopa, Fidel Peltroche, Julio Nelson, tanto por el éxodo de sus integrantes a otros países o a otras regiones del Perú o -como menciona el poeta Manuel Pantigoso- “cuanto por el destierro a los propios abismos interiores, desde allí, la moral del amor y de los sueños, como una manera de enfrentarse a la realidad horrízona y a las angustias existenciales y cósmicas”.
Danilo recuerda esta época decisiva en su maduración poética, diciendo: “Creo que nunca se amó y soñó en el Perú tanto como en 1965. Íbamos de las plazas a los muelles. Amanecíamos ojerosos en las bancas de los parques hablando de poesía y tareas. Llamábamos este intento, hacer poesía cosmogónica (…) Aspirábamos una forma de conocimiento del mundo, el aprendizaje de virtudes…”

5. MAESTRO EN LA REGION DE LOS ÁRBOLES
Recién graduado, entre los años 1967 a 1968 Danilo Sánchez viajó a la amazonía, interesado por conocer esta parte del territorio nacional e incorporar dicho mundo a su identidad, a su obra literaria y a fin de cumplir su misión de educador. “Trabajó en el Colegio Nacional Genaro Herrera, de Contamana, colegio en el que desplegó destacada labor docente, realizando múltiples actividades culturales”, cuenta Ramón Noriega Torero. Al parecer el paisaje de esta parte del país no impactó tanto en su labor literaria, como en su quehacer docente. Conoció la otra cara de la medalla de su patria. Las carencias económicas de la población, el abandono oficial de parte del Estado y las limitaciones culturales. Contamana, es puerto intermedio del corredor económico entre Pucallpa e Iquitos. En este siglo se vislumbran prometedores avances, sin embargo, en la época en la que laboró Danilo Sánchez, era un apacible puerto que sólo cobraba vida cuando anclaban las balsas en tránsito. En Contamana todavía se recuerda la presencia del joven profesor Danilo Sánchez, cuando siendo tutor del cuarto año de secundaria representó la obra teatral "Ollantay".

Posteriormente, mostró su interés y preocupación por elevar la calidad educativa de los estudiantes, partiendo por la capacitación del magisterio, para lo cual emprendió arduos trabajos de investigación sobre experiencias innovadoras, métodos, procedimientos, concretar productos y servir mejor a la educación y la cultura, propiciando la mejora de los servicios de documentación e información educacionales.

Esta importante labor se concreta cuando asume el cargo de Director del Centro Nacional de Documentación e Información Educativa del Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo de la Educación (INIDE). Eran los años de la Reforma Educativa de la década del setenta, reconocida como un aporte creativo, analítico y crítico de la realidad educativa, y la propuesta de educación permanente, de educación para el trabajo y para la vida. En este período su labor se integra al pensamiento de preclaros intelectuales como Augusto Salazar Bondy, Walter Peñaloza, Leopoldo Chiappe, Emilio Barrantes, Romeo Luna Victoria y el padre Ricardo Morales, entre otros, que soñaron una educación desalienante, creativa, vital, liberadora. En este período surge el suplemento educativo URPI, el libro AMIGO, la revista EDUCACION, las ediciones de RETABLO DE PAPEL. Lamentablemente los sucesivos gobiernos, modificaron la orientación política de la educación, reactivando normas de la educación tradicional.

Danilo ha escrito pues, el libro de su vida con el ejemplo de su ser. Maestro de vocación, investigador permanente, creador de instituciones, movimientos culturales, centros de investigación. Todo lo que hace tiene que ver con pedagogía y su fin fundamental: el niño. En este contexto desarrolla una labor continua y pertinaz en el campo de la promoción del libro y la lectura, publicando obras, organizando eventos, llevando a cabo campañas, publicando libros y revistas, siendo su obra "El libro y la lectura en el Perú" la primera en su género publicada en nuestra patria.

Ha organizado comisiones de lectura en diversas ciudades, tanto de nuestro país como del extranjero, seminarios, congresos, encuentros. Ha dirigido revistas de carácter cultural, educativo y literario, tales como: RIDECAB, revista de documentación e información educacional; Tierra nuestra, revista del Departamento de Humanidades de la Universidad Nacional agraria; Gárgola, revista de poesía; Cuadernos del Consejo Nacional de la Universidad Peruana; Gesta, revista del Centro de estudiantes de Literatura de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos; la revista del CENDIE; Revista de sumarios del INIDE; Piélago, revista de Literatura; y Capulí, Vallejo y su tierra.

Ha dirigido también las revistas: EDUCACIÓN, revista del Maestro Peruano, del Ministerio de Educación, y PALABRA DE MAESTRO, revista de la Derrama Magisterial.

Fundó y dirigió Visión Futuro, revista de los niños del Perú conjuntamente con el periodista César Hildebrandt, siendo la publicación que más números ha alcanzado en publicar, pues se editaron, semana tras semana, 53 números entre marzo de 1985 y marzo de 1986.

Y como si esto fuera poco, ha entregado a los niños su propia casa, para compartir su biblioteca, hablar sobre poesía, descorrer las cortinas del mundo fantástico de la literatura, ha fundado la casa de los niños denominada El castillo de los cuentos, que es visitado frecuentemente por niños y maestros.


Actualmente Danilo Sánchez Lihón a través del Instituto del Libro y la Lectura (INLEC), desarrolla un novedoso Plan lector que se aplica en diversos centros educativos mediante seminarios con los maestros, organización de clubes de lectura, festivales de literatura infantil y ferias de libros, proyectando sus experiencias a otros países latinoamericanos. Cumple esta labor compartiendo su tiempo con la docencia en la Facultad de Educación de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en donde ejerce la cátedra de lengua, literatura infantil y creatividad literaria. Asimismo, es profesor en la Escuela de Periodismo Jaime Bausate y Meza, donde desarrolla los cursos de periodismo y literatura.

6. LITERATURA INFANTIL
Una larga lista de aventuras literarias orientan el camino del temprano escritor en que Danilo se convierte, estimulado por la lectura y la investigación que se tornan en aprendizaje de vida. Vida extraordinaria la del poeta que hila los versos para tejer poemas. Trabaja con la palabra como el pescador que construye sus redes para tenderlas en el mar y cosechar peces; como el agricultor que borda semillas que transforman el horizonte con pinceladas de colores vivos, que ondulan en las tardes, convertidos en caña, maíz, trigo.

Granos de oro, de versos, de relatos, narraciones que hacen volar la imaginación sin límites ni fronteras. Tienen razón quienes dicen que los artistas poseen algo de Dios, porque han heredado su maravillosa dote de creadores.

Pero son pocos los elegidos, porque el camino para alcanzar tal nivel en la escala jerárquica del arte, requiere mucho trabajo, estudio, esfuerzo, cruces sobre el gólgota, pero al fin, flagelados pero puros, sus manos son capaces de trasmitir destellos de luz maravillosa que los profanos llamamos poesía, arte, literatura. Y lo celebramos sorprendidos, como en esta noche, transportados por la magia de la palabra de Danilo, y llegamos a feliz puerto, satisfechos y orgullosos de sus logros.

FOMENTO DE LA CREATIVIDAD INFANTIL
A partir de su libro Lenguaje y expresión de los niños (1974), estudio pionero de Danilo Sánchez sobre la creatividad literaria en el Perú, que tuvo como importantes investigadores a los escritores Milciades Hidalgo, Lilia Mesa Vidal, Manuel Pantigoso y Eduardo de la Cruz Yataco, se preocupa por establecer propuestas literarias motivadoras del desarrollo de la capacidad creativa de los niños desde temprana edad.

Danilo Sánchez ha instituido una Muestra Anual de Creatividad Literaria Infantil en la que participan niños de 6 y 12 años de edad, presentando cuentos y otros textos literarios, que son remitidos al Programa Internacional de Aproximación a la Literatura Infantil, PIALI, que se fundó en 1990 a iniciativa de la maestra mexicana Martha Sastrías.

Producto de esta experiencia son la colección de trabajos escritos por niños de 6 a 8 años (cuentos de plumas), de 9 a 10 años (Cuentos de alas) y de 10 a 12 años (cuentos de fuego); habiendo publicado hasta la fecha cuatro volúmenes cuyos títulos mencionaremos más adelante. En este mismo aspecto, ha participado como miembro del jurado de certámenes literarios y educativos orientados a incentivar la creatividad de los niños y jóvenes, principalmente de zonas escasas de recursos.
Ha organizado colecciones de bibliotecas básicas para niños y jóvenes denominada "Rayuela de libros” que como biblioteca itinerante se pasea en centros educativos.
Dicta cursos de literatura infantil en universidades, Institutos Pedagógicos y desarrolla talleres en Centros Educativos públicos y particulares de Lima y provincias.

Danilo no es pues sólo un teórico de didáctica de la literatura infantil, sino un practicante del género, que constantemente investiga, trabajando directamente con los niños la teoría que con profunda convicción, difunde en sus periódicas publicaciones en revistas, diarios y blogs.
Me faltaría tiempo para abordar los diversos campos en los que este insigne escritor ha trabajado. Me circunscribo entonces a mencionar sin más comentarios, los libros sobre literatura infantil publicados y los galardones que ha obtenido:

OBRAS PUBLICADAS
Ensayos:

Lenguaje y expresión de los niños (1974). El libro y la lectura en el Perú (1978). Literatura infantil: magia y realidad (1986). Promoción de la lectura (1986).

Narración:
La piedra bruja (2009). Érase Danilo un niño (s/f). Mi tierra clavada en el alma (s/f). Diez títulos publicados por la Editorial Bruño el año 2009: El Amaru. Manco Cápac y Mama Ocllo, Los hermanos Ayar, La doncella y el dios harapiento, Aves y peces del universo, Palomas blancas, Espantapájaros, Resuenan campanas, Montes de pastores y, La cantuta dorada.

Creatividad infantil:
Te regalo un sueño (1990), Te regalo un mundo (1991), Te regalo un arco iris (1992) y Te regalo una flor (1994).

DISTINCIONES HONORIFICAS
El académico que incorporamos esta noche es presidente de INLEC y miembro fundador de la Asociación Peruana de Literatura Infantil (APLIJ), que creamos el año 1982, conjuntamente con los escritores presentes esta noche: Jesús Cabel, Milciades Hidalgo, Olga Mayari, Magdalena Espinoza, Ernesto Ráez.

Durante su largo y fructífero peregrinar literario en el país y en el extranjero ha sido objeto de diversos estímulos y menciones honoríficas, destacando en lo referido a literatura infantil el Laurel de oro de Literatura Infantil y Juvenil, otorgado en el XX Congreso de la APLIJ el año 2001, que se realizó en el Cusco, además el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil los años 1990 y 1995.

13. COMENTARIOS SOBRE SU OBRA PARA NIÑOS
“Danilo: Qué bueno que seas escritor de niños, que hayas nacido con ese sello característico que decía Balinski, que sólo el que nace para escritor de niños lo es. Para eso el primer paso es asombrarnos, trasmitir asombro. Y tú lo haces. El segundo paso es amar para trasmitir con amor lo nuevo. Y tú lo logras en tus libros, haciendo que cada cosa sea nueva…”
Rosa Cerna Guardia

“Vallejo está presente en Danilo porque cada palabra que vierte, en cualquiera de sus obras, nos remite a ese escritor que tiene una musicalidad tan propia, una melodía tan llena de sabor norteño”.
Walter Saavedra.

“En sus libros Danilo plasma sus facetas de biógrafo, cronista, historiador, crítico y compilador. Todo bajo el crisol de una espléndida prosa, la cual por si misma tiene ganada un lugar ostensible en nuestro parnaso cultural”.
Saniel Lozano Alvarado

“Marchas en el lomo de la tempestad al seno de tu terruño natal, a justificar ante el tiempo tu ausencia. Qué de secretos placeres no sentirás cuando después de tanto tiempo y tan largo viaje pones las plantas de tus pies en el suelo amado”.
César Augusto Gonzáles Becerra


La obra de Danilo Sánchez es una convocatoria a los maestros de educación inicial para asumir su papel, no sólo de motivadores afectuosos de sus niños, que ya es bastante, sin duda, sino de ser, como dijo Pasteur de alguno de sus maestros, iluminadores del alma, buceadores profundos en el espíritu infantil para sacar a luz el oro que todo ser humano esconde dentro de si y que muchas veces se queda dormido en honduras insondables”.
Walter Peñaloza Ramella.

Danilo Sánchez Lihón es exponente de toda una generación intelectual que muy pronto se vio comprometida con su tiempo. Nacido en la tierra de César Vallejo y de Luis de la Puente Uceda, ese ámbito y esos nombre signarán su camino. No es de extrañar entonces que la literatura y la inquietud social, dos formas de soñar en el Perú, hayan constituido y constituyen, hasta hoy, su diario compromiso con el vivir.
Luis Alberto Ratto.

“Danilo, santiaguino de origen y vocación, es, sin duda, el intelectual que, con sus textos de prosa evocativa (que van desde la descripción de leyendas y narraciones populares, hasta los propios recuerdos biográficos y familiares) ha logrado crear un Santiago de Chuco inmortal, porque la palabra que es poesía vence al tiempo”.
Manuel Velásquez Rojas

Pocos escritores de nuestros tiempos pueden mostrar con orgullo, como Danilo Sánchez Lihón, los méritos que lo adornan: Poeta, narrador, editor, ensayista, además, meticuloso investigador y promotor de la literatura infantil peruana, con gran reconocimiento en el país y en el extranjero, motivo por el que, en nombre de la Academia Peruana de Literatura Infantil y Juvenil, le damos una cordial bienvenida.

Gracias.

Roberto Rosario Vidal
Presidente de la Academia Peruana de Literatura Infantil y Juvenil